Contrato Equivocado

CAPITULO 9

Subo mi maleta pensando en que el domingo no es bueno viajar, eso según mi papá, pero yo tengo que viajar porque mañana por la mañana debo dar los últimos detalles, por la tarde será mi ceremonia frente al mar con un sacerdote y una jueza para que se haga la ceremonia de que nos casamos.

─¿Lista Amor? ─ pregunta Alessandro divertido.

Nos vamos a ir en su auto al LAX para que nos vean llegar juntos, luego su papá y Mariano van a ir a buscar el auto para que no quede en el aeropuerto. No vamos a ocupar el jet de su familia porque su mamá lo está ocupando ya que fue a Italia por una orden de telas para la empresa.

─Vamos amor ─ digo subiendo.

Me voy con zapatillas bajas por lo que no me complica subir al auto, me abrocha el cinturón de seguridad. Me despido de Ken lanzando un beso al aire. Veo la entrada de nuestra nueva oficina, la terminaron antes de lo que estaba planeado así que la mamá de mi amiga vendrá a ayudar estos días para ordenar la oficina y cuando yo llegue el miércoles por la mañana vamos a hacer entrevistas para contratar a 2 chicas de las 20 que quieren la entrevista.

Conduce hasta el aeropuerto, son las 5 de la mañana de un día Domingo, pero queremos llegar temprano a las costas de Jacksonville para poder organizar todo para la tarde y así yo poder trabajar tranquila por la tarde. Nos vamos a quedar en la casa de soltera de una de sus primas que sólo la ocupa para vacacionar con sus amigas, ella le prestó la casa sin problema.

Llegamos al aeropuerto y creo que yo ya voy dormida, estoy cansada porque estuve en un evento y creo que dormí con suerte una hora antes de que el llegara a buscarme. Pero estoy segura de que dormiré durante todo el viaje.

Bajo del auto y me toma la mano ya que cada uno lleva sólo una maleta, el aeropuerto no está lleno como de costumbre y eso nos sirve. Ya nos acostumbramos a andar juntos por eso cuando salimos se nos hace costumbre ir de la mano, se nos está dando esto de actuar a la pareja feliz.

─Amor voy a documentar las maletas ─ me avisa en un susurro.

Le paso mi maleta y deja un casto beso en mis labios antes de ir a donde esa chica que ya no se lo come con los ojos como antes, siempre pasa que se lo quieren devorar, pero luego que lo beso o él a mi, pues con suerte y le dirigen la mirada.

─Listo amor ─ suspira.

Me da la mano y la tomo gustosa para pegarme a él y su calor corporal, tengo frío porque según yo, ahora que es primavera debería estar el clima más cálido, pero igual la brisa del viento está helada.

─Te dije que debías usar un abrigo o algo ─ susurra en mi oído mientras me abraza.

─Pero es que según yo no haría frío.

─Claro amor.

Me he acostumbrado tanto a Alessandro que incluso se cuándo rueda los ojos, sonrío e inclino mi cabeza y lo miro con los ojos entrecerrados, estiro mis labios un poquito y me da un beso cortito sonriendo.

─Te estás haciendo adicta a mis labios ─ se burla.

─Se llama costumbre, casi siempre que estoy contigo hay algún paparazzi.

─Lo sé ─ murmura.

Me abraza contra su cuerpo como lo hace seguidamente donde yo puedo ocultar mi cabeza en su cuello, pero ahora que estoy sin tacones oculto mi rostro en su pecho.

─No pensé que fueras pequeña.

─Silencio ─ sentencio y este se ríe.

Nos vamos a la sala de espera para abordar nuestro avión, es muy cómodo viajar en primera clase sin pagar nada, porque mi esposo va a pagar todo. Me siento a su lado y apoyo mi cabeza en su hombro mientras el revisa informes que tenía que entregar mañana pero que no hará porque no podrá.

─Amber, vamos ─ me avisa.

Me paro y me toma la mano porque sabe que aún estoy medio dormida, me tallo los ojos y este deja un beso en mi cabeza mientras caminamos. Pasamos por el túnel mientras carga mi mochila de viaje, ahí llevamos sus documentos y los míos, es una para ambos para así no cargar tantas cosas.

Me lleva hasta nuestros asientos y descubro que se puede convertir en una habitación, una innovación completamente genial para mi. Esto viene a ser ultra mega clase.

─Deja acomodar esto ─ dice Alessandro.

En un abrir y cerrar de ojos los asientos quedan como si fueran camas, creo que él también tiene sueño porque su asiento está igual que el mío.

─Vamos a dormir ─ susurra.

Deja la mochila a un lado junto con su chaqueta, me ayuda a acostarme y el hace lo mismo, me acomodo a su lado. Ya hemos dormido juntos, cuando fuimos a cenar y Ken invitó a su familia por lo que me tuve que ir al Pent-house de Alessandro y dormimos juntos porque no tenía otra habitación implementada. Fue muy divertido porque ambos estábamos cansados y ninguno protestó por tener que dormir con el otro. Descubrí que me gusta dormir con él porque su ancho cuerpo cubre el mío fácilmente y no paso frío, además me encanta su perfume.

Me abraza y entrelaza sus piernas con las mías mientras que su mano imparte un masaje por mi espalda y en poco me termino durmiendo.

 

***

 

Despierto algo perdida, pero luego recuerdo que estamos en un avión. Alessandro sigue dormido, sonrío y me muevo brusco sólo para que se despierte.

─Amor, que mala eres ─ se queja abriendo los ojos.

─Si amor – me inclino y dejó un pequeño beso en sus labios.

─Aquí no hay paparazzi.

─Se me dio la gana porque ya es costumbre hacerlo.

─Te ves bien sin maquillaje ─ me mira fijamente mientras me hago un rodete en el pelo.

─Me veo bien siempre.

─Ni que el ego fuera contagioso ─ dice riendo. Alza un brazo y lo pasa por mi pecho para luego presionar y hacer que vuelva a caer acostada.

─Contigo todo se contagia.

─¿Incluso las ganas de besar? ─ susurra encendiendo mis hormonas.

Se inclina sobre mi y pone una pierna entre las mías, este chico se pasa, pero desde que tuvimos que hacer una sesión de fotos ahora hay mucha más confianza entre nosotros. Porque esa vez el fotógrafo era el que mandaba y sus poses eran tan cercanas. Además, el pobre no tenía la culpa de no saber que esto es falso.




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