Llegamos a la oficina y las chicas ya están listas para cerrar todo. Además, se ríen de nosotras por la mala suerte que tenemos. Les ayudamos, con Kendall le damos las llaves para que ellas puedan abrir las puertas de la oficina para cuando lleguen. Nosotras pasamos por nuestra puerta y entramos a la casa.
─¿Cómo ven a la pareja de casados Mancusso Kennedy? El clan Mancusso ya aceptó que la esposa de Alessandro sea Estado Unidense y de la mejor manera, tenemos conexión directa con Abigail Di Vaio.
─Hola – saluda ella – ¿Cómo están por allá?
─Muy bien ¿Usted?
─Feliz, muy feliz, casi saltando de orgullo y felicidad por mi nieto. Jamás creímos que al final llegaría con mujer tan hermosa, nosotros que vimos el vídeo de su boda ahora estamos seguros de que se aman y mejor decisión no podrían haber tomado...
─No tengo que escuchar esto.
Subo a mi habitación, me tengo que cambiar de ropa porque debo ir a la cena. Me quito la ropa que andaba trayendo y busco algo.
Me pongo un jeans azul claro, una blusa de jeans suave y ceñida al cuerpo me encanta por los botones, como es de manga larga prefiero sólo llevar una chaqueta. Busco mis botas de tacón alto, el tacón es aguja. Son cafés y simulan ser de piel de serpiente, me llegan hasta 2 dedos bajo la rodilla. Busco la chamarra de piel café y me la pongo.
Saco mi cabello fuera de la chaqueta, busco una cartera que simula ser de piel de serpiente, es café y la amo, pero casi nunca la ocupo. Retoco un poco el maquillaje, me aplico brillo labial y rímel.
Bajo las escaleras y Kendall me mira como si no creyera lo que estoy usando.
─¿Planeas conquistarlo?
─No ─ digo obvia y frunciendo el año pensando en que su idea es ridícula.
─Bueno, si sigues así lo vas a tener comiendo de la palma de tu mano. Eso dijo Mariano porque Alessandro ha hablado con él.
─No me interesa lo que ahora diga Alessandro, yo solo esperaré a que pasen los 12 meses y eso será todo. Además, me debo a mí y no a él.
Llaman al timbre, le lanzo un beso a mi mejor amiga que se quedará sola. Le abro la puerta y comienza a toser cuando me ve, me dan ganas de reír en su cara.
─¿Estás Bien?
─¿Qué te pasó? ¿Cuántas serpientes mataste para conseguir todo esto? ─ señala mis botas y la cartera.
─No maté ninguna, es piel artificial ¿Vamos?
Le doy mi mano y la toma, me doy vuelta y cierro la puerta, por lo que su mano pasa a rozar mi trasero. Caminamos hacia el Jeep y se que ahora va a conducir él. Me ayuda a subir al auto.
─¿Seguro llegas el jueves? Te necesito para mi plan.
─Seguro, a más tardar sería el viernes, pero eso no afecta a tus planes ─ dice encendiendo el auto.
─Muy bien, porque te voy a necesitar.
─Ok, pero por favor que no vaya Lauren ─ se inclina y me abrocha el cinturón de seguridad.
Pongo a Little Mix en la radio y ahora me permito cantar todas y cada una de las canciones. No me dice nada y de hecho tararea algunas partes. Vamos a ir a uno de los restaurantes de Sam, ahí cocinan espectacular y eso que no hay ni la mitad de chef reconocidos mundialmente, pero cocinan como Dioses.
─Lauren si va a ir, no piensan dejarla sola en la casa ─ digo sonriendo.
─¿Qué?
─Pero tranquilo, no dejaré que abuse de ti ─ llegamos y aparca con cuidado.
Es el restaurante de comida Mexicana, que me gusta, pero no me gusta lo picante y ese es mi pequeño problema con la comida Mexicana porque a todo le añaden picante.
Me ayuda a salir del auto, caminamos de la mano y reviso mi mano, me falta un anillo.
─Mierda ─ susurro y me mira preocupado.
Tomo mi cartera y hago que él la afirme, mi anillo de boda no está, tengo sólo el de compromiso. Busco hasta que lo encuentro al lado de mi estuche donde guardo el maquillaje. Se me salió porque quedó enredado con el cierre.
Me lo pongo y puedo respirar con mayor tranquilidad ahora que estoy con mi anillo, abrazo a Alessandro que igual respira mejor que antes. Pasado el minuto de susto nos tomamos de la mano y caminamos hasta la entrada del restaurante.
─Bienvenidos al restaurante De Tierra Mexicana, ¿Tiene reservación?
─A nombre de Alessandro Mancusso.
─Siga a Macarena, ella los guiará a su mesa.
─Gracias – musito pegada al brazo de mi marido para que no se lo coman con la mirada.
Ella nos lleva hasta nuestra mesa y tomamos asiento casi nerviosos. Miro hacia un lado y veo a quien menos quiero, Melody me sonríe, ella sabe que Alessandro sigue enamorado de ella. Por desgracia Alessandro la ve, me toma las manos, pero evito mirarlo a la cara, todo iba bien hasta ahora donde más incomodidad no podríamos sentir.
─¿Qué van a ordenar?
Me quedo callada porque siento un nudo en mi garganta, me molesta cuando las personas se sienten sobre mí y en verdad es así, pero me molesta demasiado y más si se trata de ella y de Alessandro.
─El especial ─ musito.
Alessandro pide lo mismo, pero no pedimos nada de alcohol porque tenemos que conducir. Tengo que calmarme y volver a recuperarme para poder actuar lo mejor que pueda.
─¿Me vas a extrañar?
─No, esto va a ser mejor que las 36 horas – musito con una sonrisa.
─¿De verdad? – asiento con la cabeza sin mirarlo – ¿Qué tanto piensas en esas horas?
─Son pensamientos para mí, además si te los digo sería dejarte saber mis sentimientos y eso ya es más privado. Ni siquiera somos amigos para que preguntes cosas así.
─Lo lamento, no te enojes – dice cuando nos traen la entrada.
Comienzo a comer y se siente extraño porque ninguno de los 2 habla, no se dice nada. Saca su celular y me enfoca.
─Vamos a hacer un vídeo para Instagram
Asiento con la cabeza y sigo comiendo. Le saco unas cosas que tienen picante y me sorprendo porque ya estaba grabando.
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Editado: 21.05.2022