Contrato por un día.

Capitulo 25.

 

            Sentía la calidez del cuerpo de Christopher mientras él me presionaba más cerca, al punto que creí lo traspasaría o me dejaría sin oxigeno, lo que ocurriera primero. Alguien se aclaro la garganta junto a nosotros mientras algunas risitas se hacían sentir también.

 

-Bien chicos, esto es realmente incomodo para nosotros. Si pudieran dejar los arrumacos para la privacidad, sería mejor.

 

           Greison intento hacerlo en tono de broma, pero notaba la tensión que bordeaba su voz. Realmente no estaba cómodo ante aquella escena. Pude escuchar como la respiración de Chris se hacía más pesada y rápida, cuando lo mire el estaba cerrando los ojos con fuerza. El pánico comenzó a arañas mi pecho por dentro buscando una forma de salir, mis ojos viajaron al doctor que estaba parado ahí tan pacíficamente como quien ve a un bebe gatear por vez primera. Entonces con tal lentitud él solo chasqueo la lengua al tiempo que negaba con la cabeza y extendía un brazo hacia Chris.

 

-Le dije Sr. Gratton que el esforzar demasiado a su cuerpo a tan solo unas horas de su cirugía no sería bueno ni saludable para usted. Pero no supo escuchar a su medico, en su lugar decidió salir en bata como un loco.

 

           Solo cuando el doctor menciono lo de la bata, me fije en ese detalle. Una sonrisa perversa se instalo poco a poco en mi rostro ante la idea de tener a un Christopher muy ardiente vestido con tan solo una bata de hospital, las cuales por lo general solo se ataban con cintas por detrás dejando así a la vista sus culos. Sabía de una infinidad de historias en las que olvidaban esa vestimenta y andaban por los pasillos del hospital sin advertir que tenían su trasero al descubierto, incluso Dani le había ocurrido unas veces cuando se dirigía al baño. Estuve a un paso de colocarme desinfectante en los ojos para borrar esa imagen mientras maldecía las batas de hospital. Pero era en momentos como estos en los que retractaba mis maldiciones para convertirlas en agradecimiento al o la creador/a de las batas ya que podría observar algo muy apetecible. Camine hacía atrás buscando algo de distancia entre Christopher y el doctor para así tener una mejor visibilidad de su ¨espalda¨ cuando partiera nuevamente a su habitación. Pero no logré llegar muy lejos. Unos dedos firmes pero tiernos se envolvieron en mi muñeca izquierda mientras daban un tirón para así acercarme. Recorrí el brazo para descubrir que era el de Chris, aunque algo ya me había dicho que se trataba de él. Una sonrisa conocedora se plasmo en su hermoso y sensual rostro e incluso mostró sus perfectos y blancos dientes. Con un ultimo tirón me llevo hacia su pecho, coloque las palmas de mis manos a modo de amortiguador antes de impactar en el, por lo que ahora estaba tocando su pectorales. Sentí como su cabeza bajaba hasta que sus labios estaban sobre mi oído izquierdo, podía sentir su cálida respiración aterrizando sobre mi piel provocando que esta se erizara, pude intuir como su sonrisa era una lobuna antes de que sus labios se abrieran para pronunciar las palabras que me helaron la sangre y detuvieron momentáneamente mi corazón y restringieron el paso de oxigeno.

 

-Ya puedes quitar esos pensamientos pecaminosos de esa linda cabecita tuya Katy. Si querías ver mi sexy trasero al natural, solo debías pedirlo amor. No es lindo ni bonito espiar.

 

           Estaba segura de que un cangrejo rojo podría camuflarse fácilmente en mi rostro en esos momentos. Escuche la risa baja y seductora de Chris y sentía la vibración de la misma retumbar en su pecho. Entonces se irguió una vez más para dirigirse al medico e indicar que regresaría a la cama pero entraría solo conmigo porque debíamos hablar. El doctor acepto bajo la condición de que en quince minutos se pasaría para revisarlo. En todo ese intercambio de palabras yo no fui capaz de mover siquiera un milímetro mi rostro por miedo a que notaran mi sonrojo. Para mi surte Christopher actuó como todo un caballero y me cubrió con su propio cuerpo mientras entrabamos al cuarto, una vez la puerta estuvo cerrada él soltó una carcajada tan seductora que hizo a mis piernas temblar.

 

-Ya no debes ocultar tu rostro Kat. Mirame, me gusta ver tu rostro cuando se sonroja.

 

-No estoy sonrojada. ¿Porqué lo estaría?

 

-Mmmm, no lose… quizá y solo quizá. Tenga que ver con el pequeño detalle de estar imaginando y planeando ver mi tra…

 

            Me giré y lo enfrente antes de que pudiera terminar la frase, entonces sus ojos brillaron con picardea mientras su sonrisa de lobo se hacia más grande al ver mis mejillas rojas. Intente cubrir mi rostro on las manos pero Chris se me adelanto y las sujeto hacia abajo. Entonces coloco su propia palma ahuecando mi mejilla y la preocupación se instalo en su mirada. Su pulgar comenzó a realizar círculos sin apartar su mirada de mi rostro.

 

-Kat… Cuando Alis me contó lo sucedido… - Antes de que pudiera preguntar como sabía ella, él solo negó y respondió. - tu hermano le dijo. Creí… creí que tú…

 

           Sus cejas se arquearon en preocupación y sus ojos brillaron ante el pensamiento de un futuro que nunca ocurrió.

 

-No puedes ni imaginar el dolor que sentí, la pena que me abrumo, la desesperación y el sentimiento de inutilidad que me lleno por no poder estar donde me necesitabas. No puedo siquiera imaginar estar en un mundo donde no estés tú Kat. Yo solo… quería estar donde tu estabas. Quería llegar a ti.

 

           Lo entendía más de lo que él creía. Era lo mismo que yo había sentido cuando lo había visto tendido en el suelo. El miedo a perderlo había sido demasiado grande, no quería volver a pasar por eso una vez más. Envolví mis brazos al rededor de él pero entonces un quejido escapo de sus labios y yo retrocedí como si me hubiera quemado. Su cara se había retorcido en un gesto de dolor mientras se sujetaba el costado.




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