Contrato por un día.

Capitulo 33.

        ¨Dani viene corriendo detrás de mí, entre risas y gritos nos metemos bajo la mesa ratona de la sala principal sin lograr dejar de reírnos. En eso se escucha el golpe de una puerta siendo cerrada de manera abrupta logrando entonces silenciarnos a ambos. Entonces el sonido de pisadas firmes y apresuradas se acerca desde el pasillo hasta que logro ver los pies pasar junto a nosotros y los reconozco como los de mi madre, instantáneamente el miedo se transforma en alegría y estamos por salir a su encuentro cuando un segundo par de pies se asoman desde el pasillo en completo silencio. Estos visten unas viejas guillerminas anticuadas pero refinadas y se de inmediato que se trata de mi abuela y el miedo regresa una vez más. Dani me toma en brazos y cubre mis oídos con sus pequeñas manos para evitar que escuche pero siempre algo de la conversación logra colarse entre ranuras.

 

-¿¡Qué crees que estás haciendo con tu futuro Rose!? ¡Ya pase por alto el hecho de que te casaras con ese pobre vagabundo y como si fuera poco engendraron dos criaturas a las que debo llamar ¨nietos¨!

 

-¡Porque lo son madre!

 

-¡Ojala no lo fueran Dios Santo!

 

-¿Cómo puedes decir semejante atrocidad?

 

-Sabes bien Rose que jamás aprobé tú unión con ese hombre y tampoco voy a tolerar lo que estas queriendo hacer ahora. Eso es impensable, totalmente inaceptable.

 

-¿Por qué madre? ¿Por qué no seguí tu capricho y en lugar de casarme por conveniencia hacia la empresa lo hice por amor?

 

-¡Ja! ¿¡Amor!? ¿Qué sabrás tú de eso? Yo te tenía pronto un matrimonio perfecto y tú lo echaste a perder por caprichosa.

 

-¡Sabes que eso era perfecto para ti no para mí!

 

        El sonido de una bofetada fue lo que me sobresalto y casi grito pero Dani se me adelanto y puso su mano sobre mis labios para evitar que el sonido saliera. Nuestras miradas se encontraron y en sus ojos vi la misma tristeza que yo sentía reflejándose.¨

 

        Mis ojos se abrieron abruptamente, podía sentir la humedad en ellos y una angustia similar a la de ese día estaba oprimiendo mi pecho. No podía creer como un recuerdo transformado en sueño podía tener tales efectos emocionales en uno como para hacerlo llorar en la realidad. En ese momento sentí la necesidad de moverme pero no logre hacerlo ya que algo estaba rodeando mi cintura y a su ves me había inmovilizado. Luego del micropanicatack, recordé que se trataba del brazo de Chris, entonces el resto de mi cuerpo recordó su presencia y un hormigueo subió desde la planta de mis pies a la cabeza, el pecho de Chris se elevo con su respiración causando que su piel rozara con la mía y esta lanzara chispas. Debía salir de la cama antes de causar un incendio. Con cuidado tome su mano para ir elevando su brazo de a poco y así deslizar mi cuerpo fuera de la cama sin despertarlo. Estaba tan cerca de lograrlo cuando de repente su mano se cerro y su brazo me envolvió como un pulpo atrapando su presa y me llevo hacía él.

 

-¿A donde crees que vas chispita?

 

        Un leve sonrojo se esparció por mis mejillas al recordar la noche anterior cuando me dijo así por primera vez y el porque lo decía. Con una sonrisa me voltee para verlo a los ojos y entonces mi respiración se estanco por la sorpresa cuando en su lugar me encontré observando un pedazo de encaje negro asomando por debajo de su cabeza.

 

-Chris…

 

-¿Si?

 

-Por favor dime que eso que esta asomando por debajo de tu rostro no es mi corpiño.

 

         La sonrisa que se extendió por su cara me confirmo que si era. El brillo de diversión que tenían sus ojos me recordó a un niño realizando una travesura que sabía se le descubriría y esperaba las consecuencias.

 

-¿Quieres explicarme porque tienes mi corpiño ahí?

 

-Porque huele a ti y lamentablemente debo decir que me hice adicto a tu fragancia natural. Tanto que no puedo dormir sin oler algo que este impregnado de ella.-Pensé que era un romántico y algo cursi pero entonces abrió su boca nuevamente y la cag** - Eso y que tus pechos estuvieron envueltos varías horas en el y estaba celoso así que dormí con él.

 

-Eres un tonto Christopher Gratton.

 

-Soy un tonto al que amas.

 

-Aja, lo que tu digas. Te tocara preparar el desayuno hoy. Es tu multa por ser tan tonto.

 

-¿Y porque mejor no me haces pagar esa multa con besos?

 

-Por que entonces ya no sería una multa-castigo ya que estarías contento con cumplirla.

 

-Tienes razón. Me atrapaste ahí. Bien pequeña Kat ve a ducharte mientras tu sexy novio hace el desayuno.

 

-¿Quién dijo que eras sexy?

 

-Tus ojos la primera vez que me viste. ¿O debo recordarte como me comías vivo?

 

-¡Ya callate y ve!

 

         Él se alejo mientras se reía de mí haciéndome enrojecer de la vergüenza. Aún me costaba creer que este hombre fuera aquel al que odiaba a muerte.

 

                                                                        *-*-*-*-*-*-*-*

       

        Al salir de la ducha el olor a café se filtraba por la puerta de la habitación haciendo que mi estomago diera un rugido de hambre el cual estaba incrementado por el ¨ejercicio¨ de la noche anterior. Al entrar a la sala fui recibida por un Chris con una rosa extendida en mi dirección y una sonrisa en su rostro.




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