Sentí un leve cosquilleo en la mejilla derecha, el tintineo de una risita traviesa llegó hasta mi oído y de la nada una cosa peluda se poso sobre mis labios. Cuando abrí mis ojos algo sobresaltada, note que se trataba de la pata del Sr. Miu en mi boca y la rosa era de Christopher que se divertía haciéndome cosquillas en el cachete.
-Al fin despiertas bella durmiente. ¿Dormiste bien?
-No me mires.
-¿Por qué?
-Odio como me veo luego de tomarme una siesta en dónde no es mi cama.
-¿A caso sueles dormir en sitios que no son tu cama a menudo?
-¡Por supuesto! Suelo despertar en camas de extraños luego de emborracharme en una fiesta clandestina nocturna.- Rodé mis ojos para demostrar mi sarcasmo antes de que él pensará que hablaba en serio.- No, a lo que me refiero es que cuando regresaba agotada del trabajo o de las visitas del hospital, solía quedarme dormida en el taxi de regreso a mi apartamento. Al despertar me veía peor que antes de cerrar mis ojos.
-Tu siempre te ves hermosa Kat.
Sonreí ante su comentario y me perdí en la dulzura de sus ojos. Entonces note el paisaje de fondo, unos árboles que sin duda eran viejos por su altura y grosor, las luces de la ciudad ya no se veían y el sonido del tráfico ya no se lograba escuchar. No sabía dónde estábamos exactamente pero de lo que estaba segura es de que ya no estábamos cerca de mi casa.
-Por cierto Kat, ya llegamos a nuestra casa.
Editado: 30.10.2022