Contrato por un día.

Epílogo.

 

        1 Mes después.

 

        Mire mi reflejo en el espejo y vi a una hermosa mujer en un vestido de novia blanco, con el pelo cobre arreglado en un fino peinado que su cuñada había realizado alegremente.

 

-Menos mal que Christopher y tu decidieron casarse ahora que el vientre aún no se nota.

 

       La voz de mi abuela vino por detrás de mí mientras ella sacaba una cadenita con una pequeña mariposa de rubí.

 

-Esto pertenecía a tu madre, lo uso el día de su boda. Estoy segura de que querría que tú la usarás también.

 

-Muchas gracias abuela.

 

-No hay de que. Iré a esperar tu entrada igual que los invitados, ya no falta mucho y tú padre debe estar ansioso.

 

        La verdad es que no era el único ansioso en ese momento. Minutos después de que ella saliera de la habitación, mi padre apareció por la misma puerta.

 

-¿Estás lista mi niña? Ya es hora.

 

-Si, estoy lista.

 

       Sus ojos estaban vidriosos de la emoción y su voz quebrada. Me sujeto del brazo y me llevo hasta la doble puerta, la cual se abrió cuando la música que indicaba mi entrada comenzó a sonar por los parlantes. Comenzamos recorrer el pasillo rodeados de personas que sacaban fotos. Centre mi vista en el rostro de Christopher quien me miraba como si fuera el objeto más preciado que él poseía. Cuando llegamos altar mi padre me dejó ir sin ganas. Y mis madrinas de boda (Gwen, Alisa y Daya) se rieron. Los padrinos de boda de Chris eran Greison, Daniel, Jones y sorprendentemente Ranjit también. 

El padre comenzó a recitar las palabras que se dicen en una ceremonia de bodas, pero yo no escuché nada hasta que nos llegó el turno de hablar.

 

-Así, pues, ya que queréis contraer santo matrimonio, unid vuestras manos, y manifestad vuestro consentimiento ante Dios y su Iglesia.

 

         Christopher me miró con determinación, amor y dulzura antes de hablar.

 

-Yo,…, te quiero a ti,…, como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.

 

        Cuando fue mi turno de hablar, casi me quiebro de la emoción.

 

-Yo,…, te quiero a ti,…, como esposo. Y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.

 

-El Señor confirme con su bondad este consentimiento vuestro que habéis manifestado ente la Iglesia y os otorgue su copiosa bendición. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. Bendigamos al Señor.

 

-Demos gracias a Dios.

 

-Demos gracias a Dios.

 

         Ambos hablamos al mismo tiempo sin apartar la mirada el uno del otro.

 

-El Señor bendiga más estos anillos que vais a entregaros uno al otro en señal de amor y de fidelidad.

 

         Christopher y yo dijimos al unísono.

 

-Amen.

 

        Entonces Greison le alcanzó el anillo que no había notado que sostenía entre sus dedos, me miró una última vez a los ojos y me sonrió con un brillo de alegría y tristeza en su mirada, era una mezcla en igual cantidad pero que deseaba nuestra felicidad.

 

-Gracias Grei….

 

         Le susurré. Y él sabía el porque, sería nuestro secreto.

 

-Katherin Dallas, recibe esta alianza, en señal de mi amor y fidelidad a ti. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

 

        Y Chris me coloco el anillo en el dedo.

 

         Entonces fue mi turno de tomar el anillo de las manos de Alisa para colocarlo a Chris.

 

-Christopher Gratton, recibe esta alianza, en señal de mi amor y fidelidad a ti. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

 

-Puede besar a la novia.

 

 

         Entonces, nuestro final feliz, nuestro felices para siempre había llegado. Ya éramos marido y mujer. Y pronto seríamos padres también.

Mientras salíamos de la iglesia y tiraba el ramo, el cuál se dividió casi a la mitad como una cruel broma del destino y una parte la sujeto Alisa y la otra…. Gwen. Pensé: <<Está es mi familia>>.

 

¿Cómo es posible que pase de odiar tanto a los Gratton, a amarlos incondicionalmente?

Pues, cómo dicen…

 

          “Entre el amor y el odio, hay un solo paso.”




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