Control Alt Obsesión

Capítulo 19: La Caza Comienza

Han pasado varios días desde que Adrián salió del hospital, y la situación sigue siendo crítica. La amenaza de un nuevo enemigo sigue acechando, y estamos tratando de averiguar quién está detrás de todo esto. Los días se sienten interminables mientras rastreamos cada pista y cada posible sospechoso.

El sol se oculta detrás de las montañas, tiñendo el cielo de un rojo intenso. En la mansión, el silencio pesa en el aire. Adrián, Lucas y yo estamos reunidos en el comedor, repasando documentos y hablando en voz baja sobre las posibilidades. Los informes sobre las posibles amenazas que hemos rastreado apuntan a hombres de negocios con influencia en la misma industria que Adrián, pero algo no cuadra. Nadie parece tener motivos tan personales para atacarnos, para destruir lo que hemos construido.

—Creo que el objetivo aquí no es solo el poder —comenta Adrián, y su tono grave nos alerta a los dos—. Hay algo más en juego.

Lucas lo observa atentamente, pero parece no comprender del todo lo que Adrián está insinuando. Se cruza de brazos y frunce el ceño.

—Entonces, ¿qué propones? ¿Un ataque directo a la competencia? —pregunta Lucas, manteniendo la mirada fija en Adrián, tratando de entender qué tiene en mente.

Adrián no responde inmediatamente, y su mirada se pierde en la ventana, como si estuviera repasando algo en su mente. Sé que está pensando en el pasado, en todo lo que ha vivido. Yo también lo siento, aunque no tengo claro qué.

—No es solo eso —responde finalmente, sin apartar la vista de la ventana—. No tiene sentido. Este tipo no está buscando poder. Hay algo más detrás de todo esto.

Lucas lo mira confundido, pero antes de que pueda decir algo más, una interrupción hace que ambos nos volvamos hacia la puerta. Un sirviente entra con una carta en las manos, y Adrián la toma sin decir palabra. El sirviente la coloca sobre la mesa sin mirarnos y se retira rápidamente.

Adrián sostiene la carta con una mano firme, pero el gesto de su rostro es tenso, casi preocupado. No es algo común en él, y yo siento que algo está a punto de cambiar. Al principio parece solo otra carta, pero entonces sus ojos se fijan en unas palabras en particular, y por un momento, el silencio se hace denso.

—¿Qué pasa? —pregunta Lucas, acercándose a Adrián al notar su reacción.

Adrián no responde, y sus ojos siguen fijos en la carta. No es hasta un par de segundos después cuando su rostro cambia de expresión. El aire parece volverse más pesado.

—Es... Gabriel. —El nombre se escapa de sus labios, y siento como si el tiempo se detuviera. Gabriel. ¿Quién era Gabriel?

Lucas frunce el ceño, claramente sin entender.

—¿Gabriel? —repite, tratando de asimilar el nombre—. ¿Quién es Gabriel?

Adrián cierra los ojos por un momento, como si estuviera buscando recordar algo en medio del caos que le llena la cabeza. La carta sigue en sus manos, y sus dedos aprietan con más fuerza.

—Gabriel... fue alguien en quien confié. Un amigo de la infancia. Lo conocí cuando todo era más sencillo... cuando las cosas no eran tan complicadas. Pero él... me traicionó.

Lucas, confundido, da un paso atrás, pero no deja de mirarlo. La revelación es más profunda de lo que parece, y en su mirada se ve una mezcla de sorpresa y desconfianza.

—¿Pero cómo... por qué no me lo habías dicho antes? —pregunta Lucas, ahora realmente interesado. No parece entender lo que está sucediendo, y el desconcierto crece.

Adrián comienza a pasar sus dedos sobre las palabras de la carta, y la expresión de su rostro se va tornando cada vez más sombría.

—No lo sabía, Lucas. No sabía que esto era algo más personal... Pensé que todo esto era solo un movimiento más dentro del juego, pero... esta carta me dice lo contrario. Gabriel está de vuelta, y quiere venganza. Y no solo venganza por los negocios, sino por algo más. Algo que se remonta al pasado. —Adrián se detiene un momento, como si estuviera recobrando el control sobre lo que está diciendo—. Se ha estado preparando. Y ahora va por todo.

Lucas observa a Adrián en silencio. Nadie en la habitación parece entender del todo la gravedad de lo que significa eso. No es solo un enemigo, no es solo una amenaza más. Es Gabriel, alguien que había sido parte de su vida, alguien en quien Adrián había confiado y que, por su propia traición, acabó siendo una de las figuras más oscuras en el pasado de Adrián.

La carta sigue allí, sobre la mesa. Y las palabras finales que la acompañan parecen retumbar en la mente de Adrián, como una sentencia de lo inevitable:

"Lo que empezó entre nosotros, no acaba aquí. Lo que me quitaste, te lo devolveré. Y no habrá paz para ti ni para los tuyos."

Lucas se queda en silencio por un momento. La gravedad de las palabras de la carta es como un peso en el aire.

—Este tipo no va a parar hasta conseguir lo que quiere —dice Lucas finalmente, y su tono ya no es el mismo. Está claro que ahora entiende la magnitud de lo que se avecina.

Adrián asiente, su mirada fija en la carta. Él también sabe que no será fácil. Gabriel no es solo un enemigo, es un recuerdo del pasado que regresa con fuerza, dispuesto a destruir todo lo que Adrián ha logrado construir.

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Adrian

El silencio en la mansión es casi insoportable. La carta está sobre la mesa, y aunque no quiero mirarla, mis ojos no pueden evitarlo. Todo lo que dice me pesa, me clava como una daga, pero no es solo el mensaje lo que me consume. Es la figura del hombre que está detrás de todo esto, Gabriel.

Lucas está de pie, sus manos en los bolsillos, observándome con esa mezcla de preocupación y desconcierto que siempre tiene. Emma, por su parte, no dice nada, pero puedo ver cómo me observa. No sabe qué está pasando, pero yo sí. Yo sé que este es solo el principio de algo mucho más grande y peligroso.

Finalmente, la tensión me obliga a hablar, aunque me duela.




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