Control Alt Obsesión

Capítulo 24: En busca de respuestas

Emma irrumpió en la sala con pasos decididos, su rostro una mezcla de determinación y furia contenida. Adrián y Lucas estaban sentados frente a la pantalla de una laptop, revisando los planos de un edificio, pero al ver la expresión de Emma, ambos dejaron lo que estaban haciendo.

—Tenemos que actuar ya —dijo Emma sin rodeos, cruzándose de brazos.

Adrián levantó una ceja, sorprendido por el tono urgente de su voz.

—¿Qué pasó? —preguntó, cerrando la laptop lentamente.

—Mi padre —respondió Emma, con las palabras cargadas de veneno—. No podemos seguir esperando. Gabriel está aliado con él, y eso no es casualidad. Hay algo más detrás de todo esto, algo que estamos pasando por alto.

Lucas frunció el ceño, inclinándose hacia adelante.

—Emma, sabemos que tu padre está involucrado, pero lanzarnos sin un plan claro…

—¿Un plan? —interrumpió ella, dando un paso hacia él—. ¿Qué clase de plan necesitamos cuando tenemos al enemigo trabajando con alguien que sabe absolutamente todo sobre mí? Gabriel no solo es peligroso; tiene información que podría destruirnos, y no pienso quedarme aquí sentada esperando a que haga su próximo movimiento.

Adrián intercambió una mirada con Lucas antes de ponerse de pie. Su expresión era más calmada, pero en sus ojos había un destello de tensión.

—¿Y cuál es tu idea? —preguntó, cruzándose de brazos—. ¿Que vayamos directamente a buscar a tu padre?

—Exactamente —respondió Emma, con una determinación que no admitía discusiones—. Si alguien sabe qué está buscando Gabriel, es él. Mi padre nunca hace nada sin una razón, y si Gabriel está de su lado, debe haber algo grande detrás de esto.

—Emma… —Adrián comenzó a hablar, pero ella lo interrumpió.

—Escucha, Adrián. Sé que esto es personal para ti también, pero no podemos quedarnos de brazos cruzados. Si mi padre está detrás de algo grande, debemos saber qué es antes de que sea demasiado tarde.

—¿Y qué pasa si es una trampa? —preguntó Lucas, levantándose para enfrentarse a ella. Su tono no era hostil, pero estaba claramente preocupado—. Si tu padre y Gabriel trabajan juntos, probablemente están esperando que hagamos algo impulsivo.

Emma lo miró fijamente, su mandíbula apretada.

—Siempre hay riesgos —dijo con frialdad—. Pero también hay riesgos en quedarnos aquí jugando a ser detectives. Si no hacemos algo, ellos tendrán la ventaja.

Adrián dejó escapar un suspiro, frotándose la nuca mientras pensaba.

—De acuerdo —dijo finalmente—. Pero si vamos a buscar información, lo haremos a mi manera. Nada de confrontaciones directas, nada de movimientos impulsivos. Primero, investigaremos dónde podría estar tu padre y qué es exactamente lo que busca Gabriel.

Emma apretó los labios, pero asintió.

—Está bien. Pero prométeme que no vamos a detenernos hasta encontrar respuestas.

Adrián la miró con una intensidad que hizo que el corazón de Emma latiera más rápido.

—Te lo prometo.

Lucas soltó un suspiro resignado.

—Supongo que eso significa que tendré que desempolvar mis contactos —dijo, levantando las manos en señal de rendición—. Pero esto no será fácil, chicos. Si Gabriel y tu padre están en esto juntos, no van a dejar que nos acerquemos tan fácilmente.

—Nada que valga la pena lo es —respondió Emma con firmeza.

Adrián sonrió levemente ante su determinación, y aunque sabía que esto sería peligroso, no podía evitar admirar su valentía.

—Entonces empecemos —dijo, dando un paso hacia ella.

Emma lo miró, y por primera vez en mucho tiempo, sintió que no estaba sola en esto.

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Horas después de su conversación inicial, el equipo estaba reunido en la sala principal. Emma había tomado el control del tablero de corcho donde solían planificar sus misiones. Recortes de periódicos, notas a mano y fotos estaban clavados con alfileres, formando un complicado rompecabezas que aún no lograban resolver del todo.

—Esto es lo que sabemos —comenzó Emma, señalando una foto de Gabriel con un puntero láser—. Gabriel ha estado moviéndose entre estas tres ubicaciones. La última vez que lo vimos fue en el almacén de la calle 47, pero consiguió escapar con la ayuda de un grupo desconocido.

—Probablemente mercenarios —murmuró Lucas, inclinándose hacia adelante—. Hay rumores de un equipo nuevo en la ciudad, y no trabajan baratos.

Emma asintió y movió el puntero hacia un recorte de periódico.

—Luego está mi padre. Según los registros financieros que hackeé esta mañana, su empresa transfirió una cantidad enorme de dinero a una cuenta en las Islas Caimán. Esto no es solo un negocio turbio; está financiando algo grande.

Adrián, sentado en el sofá con los brazos cruzados, la observaba con atención. Había algo en su postura: la manera en que inclinaba ligeramente la cabeza, como si intentara leer más allá de sus palabras.

—Entonces, ¿cuál es el plan? —preguntó finalmente.

Emma dio un paso atrás, dejando caer el puntero sobre la mesa.

—Primero, localizaremos a Gabriel. Él es nuestra conexión directa con mi padre. Si lo atrapamos, podremos sacarle información.

—¿Atrapar? —Lucas soltó una risa irónica—. Emma, estamos hablando de un tipo que casi nos mata la última vez. No será tan fácil.

—No dije que sería fácil —respondió ella, mirándolo directamente—. Pero tenemos que intentarlo.

Adrián se levantó, su mirada fija en Emma.

—Estoy contigo, pero hay algo que necesitamos dejar claro —dijo, su voz firme pero calmada—. Si esto se convierte en una trampa, salimos de inmediato. No voy a arriesgar tu vida ni la de Lucas por esto.

Emma quiso discutir, pero algo en su tono la detuvo. En lugar de responder, simplemente asintió.

Más tarde esa noche, Emma, Adrián y Lucas se dirigieron a uno de los lugares donde Gabriel había sido visto recientemente: un club nocturno de apariencia discreta, pero conocido en el bajo mundo como un lugar de encuentro para criminales.




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