Conversations in the Dark

✨Capítulo cuatro: Me acuesto con McGarrett

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―¡Fue su culpa! ―señalo a Nina de inmediato y me fulmina con la mirada.

Sonrío inocente.

―¡Nunca le digas a los clientes que es su culpa, McGarrett! ¡Aunque sí la tengan! ―mira a Danny indignada.

―Yo también me alegro de verte, Dan ―Nina rueda los ojos antes de abrazar al viejo gruñón.

Frunzo el ceño confundido cuando él no tarda en rodearla con sus enormes brazos y envolverla en un abrazo protector.

―Mocosa escurridiza, me alegra tanto que estés aquí.

Si no conociera a Danny, juraría que está a punto de llorar.

Ben aparece a mi lado y entonces hace la cosa más extraña que le he visto hacer desde que lo conozco: sonríe. Tan amplio como la sonrisa del guasón.

―¿No hay un abrazo para mí?

Lo miro asombrado en cuanto esas palabras salen de su boca.

Tiene que ser una jodida broma, porque no hay forma de que los dos hombres más amargados que han pisado este planeta estén pidiendo abrazos y sonrían como si hubieran ganado la lotería.

―A ti también te extrañé, Benji.

Lo miro burlón.

Nina lo abraza y de pronto siento envidia.

―McGarrett.

La voz de Danny nos devuelve a la realidad y me tenso al ver su rostro serio.

―Lavaré los platos durante tres semanas y cubriré a Ben en sus días libres, pero no me despidas. Sabes que no puedes vivir sin mí ―le guiño y cierra los ojos mientras se agarra el puente de la nariz.

Nina sonríe negando con la cabeza mientras Ben rueda los ojos.

―Dos strikes en un día, McGarrett, a este paso estarás lavando platos en el cielo ―mi jefe suspira resignado ―. Mueve tu asqueroso trasero lejos de aquí, McGarrett, aún hay mesas que atender.

Danny se disculpa por mi error y se marcha a la cocina, no sin antes informarme que descontará las bebidas de mi sueldo.

Miro a la chica a mi lado y señalo su blusa.

―Tengo dos camisas en el casillero, por si quieres cambiarte.

―No hace falta ―se encoge de hombros.

―Claro que sí hace falta ―se entromete Sky―, odias estar pegajosa.

―Sky, no es para tanto.

―Lo es ―insiste y señala con la cabeza un punto detrás de mí.

Nina dirige su mirada a donde señala Sky y algo se enciende en su cabeza inmediatamente antes de mirar a su amiga.

―Sé lo que estás haciendo y te aseguro que no saldrá nada bien ―le advierte.

Me siento más perdido que Alicia en el país de las maravillas y no me gusta nada.

Miro a Noah y se encoge de hombros, igual de perdido que yo.

―Me lo agradecerás después ―asegura Sky, mirándonos a ambos.

Nina suspira antes de mirarme y asentir.

―Bien, ven conmigo.

Sin pensarlo, la agarro de la muñeca y la arrastro conmigo hacia la pequeña sala de empleados, no sin antes haber avisado a Ben lo que iba a hacer. No voy a arriesgarme a que piensen que me la estoy tirando en el baño y me quede sin trabajo.

Aunque valdría totalmente la pena, estoy seguro.

Aparto esos pensamientos de mi cabeza y la suelto una vez estamos dentro.

Diviso una camisa celeste y una negra dentro del casillero. Huelo ambas antes de decidirme por la celeste, ya que la negra huele como si un zorrillo hubiera orinado en ella.

―Hay un pequeño baño detrás de ti, puedes cambiarte ahí.

Le tiendo la camisa y señalo detrás de ella. Asiente y desaparece por la puerta.

Sonrío cuando la escucho maldecir.

A los pocos minutos sale con el cabello despeinado y su blusa en las manos. Mi camisa le llega un poco más arriba de las rodillas. Es un desastre.

Uno muy bonito.

―No te atrevas a burlarte ―me mira seria y levanto mis manos en señal de paz ―. Eres demasiado alto, me queda como un horrible vestido celeste ―enarco una ceja ―, sin ofender.

―Puedo ayudarte a hacerle un nudo, si así lo deseas. He visto a Lexie hacerlo varias veces ―me encojo de hombros―. O puedes quitarte el pantalón, igual te queda como un vestido.

Entrecierra los ojos.

― Ya quisieras.

Sí.

―Creo que puedo hacerle el nudo yo sola.

Asiento y la observo en silencio. No hace un nudo a la camisa. En su lugar, esconde el largo en la parte trasera de su sostén, enseñando su espalda baja y ata su cabello en una coleta. Miro cada uno de sus movimientos embelesado. Su cintura es definida, sus curvas no están tan marcadas, pero sus caderas se ajustan perfectas a ese jeans, al igual que su trasero. Y sus labios. Dios, me dan ganas de besarla con solo verla hablar.




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