―Estúpido señor Cromwell, estúpida educación física y estúpido miércoles ―escucho a Sky quejarse entre jadeos mientras me alcanza.
La observo secar el sudor de su frente con el antebrazo, apoyar las palmas sobre sus rodillas y jadear.
—No seas floja, Sky.
―¿Cómo haces para no estar cansada? Apenas puedo respirar.
—Exagerada, solo es la primera vuelta.
—Y estoy a punto de vomitar un pulmón, lo juro.
Río y le doy palmaditas en la espalda.
—Bueno, tal vez si fueras a correr con Noah y conmigo los fines de semana, no te estarías muriendo, ¿no crees?
—Hay cosas más importantes que hacer los fines de semana —sonríe con picardía.
Ruedo los ojos y despego el cabello de mi rostro. Intento hacer la coleta de nuevo, pero es imposible. Por más que lo intento no logro que se quede en su sitio. Skylar me ve luchar con mi cabello y niega con la cabeza resignada antes de deshacer mi coleta y hacerla ella misma. Saca dos pasadores del bolsillo de su short deportivo y los coloca en los mechones rebeldes.
―Gracias.
―No queremos que McGarrett te vea hecha un desastre, ¿cierto? ― se burla y señala con su barbilla un punto detrás de mi cabeza.
Me giro con disimulo y diviso a Jayden al lado de las graderías, mirándome. Y no es el único que lo hace.
Para mi desgracia, el chico que me rompió el corazón está a su lado.
―Juro que patearé su trasero si intenta hablarte.
Miro el rostro amenazante de Sky.
―No le prestes atención.
—Hablo en serio, Orwell. Lo mataré apenas haga el mínimo intento de acercarse a ti.
―Así que los pasadores son tu secreto para mantener el cabello en su lugar —decido cambiar el tema y retomar la marcha.
―No realmente. El secreto está en bañarse todos los días, Nina, deberías intentarlo.
―Ja, ja, qué graciosa.
Vuelvo a rodar los ojos y troto más rápido solo para hacerla sufrir. Sonrío cuando la escucho maldecir y se apresura para alcanzarme.
―¿Vamos a la fiesta de Dave el viernes? ―pregunta.
― No lo sé, sabes que no soy fan de estar en el mismo lugar que ellos.
Hago una mueca, la sola idea de verlos succionarse hasta el cansancio me provoca náuseas.
―Vamos, Nina, será divertido. Además, el bombón de McGarrett también estará ahí ― insiste Sky para convencerme.
La miro.
―¿Pero no es que lo tuyo con Dave no funcionó? ―frunzo el ceño.
Rueda los ojos.
―¿Y qué hay con eso? No voy a desaprovechar el momento perfecto para ligar y lo sabes.
―No sé, Sky.
―Oh vamos, Orwell, te vas a divertir. Además…
Alzó una ceja.
― ¿Qué?
Sky sonríe con inocencia y me maldigo por haber preguntado.
―¡La frustración está matándome! ―exagera― ¡Necesito ir a esa fiesta y tener sexo salvaje!
Mueve sus caderas hacia atrás y adelante, en un movimiento sexual. Llevo una mano a mi frente y siento el calor subir a mis mejillas. La genia habló tan alto que estoy segura de que debieron de haberla escuchado hasta en dirección.
―¡Sky Anderson!
Se carcajea burlándose de mi vergüenza.
―Puedes tener sexo salvaje conmigo cuando quieras, nena.
Sky deja de reír al reconocer la voz de Dave cuando pasa por nuestro lado trotando de espaldas, con una sonrisa seductora en el rostro. Ella le muestra el dedo corazón provocando que su sonrisa se ensanche y le guiña antes de voltear y seguir su camino.
―¿Entonces vamos? ― asiento.
Hace un bailecito de festejo y sonrío.
Extrañaba demasiado a Sky y sus locuras, no sé cómo sobreviví un año sin ella.
―Ya, madura, Sky.
Sonríe y volvemos a trotar cuando notamos la mirada asesina del señor Cromwell sobre nosotras.
―Tal vez puedas besarte a lo desgraciado con Jayden ese día ― sonríe maliciosa.
―Cállate, Sky.
―Quién sabe, tal vez y… ¡Cuidado, Nina!
Trata de empujarme, pero ya es tarde. El balón da de lleno en mi cara y mi trasero aterriza en el suelo.
―¿Estás bien? ― pregunta, arrodillándose a mi lado.
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Editado: 05.04.2025