Conversations in the Dark

✨Capítulo nueve: Harry Orwell?

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Cierro los ojos con fuerza al sentir una punzada de dolor. El dolor de cabeza está matándome.

― ¡Buenos días, familia!

Sky y yo soltamos un quejido al escuchar el grito de mi padre. Alzo la cabeza y lo miro mal al ver la sonrisa burlona en su rostro.

―La resaca es dura, ¿verdad, solecitos? ― se burla. ― Sería una lástima que alguien decidiera escuchar la radio a todo volumen.

― Papá ― advierto.

― ¿Sí, mi vida?

― Por favor, no — ruego.

Sonríe con inocencia, pero el brillo malicioso en sus ojos lo delata. Sin pensarlo dos veces y para nuestra desgracia, enciende la radio y sube el volumen lo más alto que puede. ― aunque la canción me gusta, Sweet Child O’ Mine de Guns N’ Roses suena a todo volumen. Sky maldice y llevo mis manos hacia mis oídos.

― Señor Orwell, ¿podría, por favor, bajar el volumen? ― pide Sky entre dientes.

― Claro que sí, jovencita, con gusto la subo un poco más.

― ¡NO! ―gritamos ambas al unísono.

Papá se carcajea y la sube un poco más. Dejo caer la cabeza en la mesa, resignada.

― Harry, cariño, baja la música y deja de molestar a las niñas ― dice mamá entrando en la cocina.

Pone pan a tostar antes de servir café en cuatro tazas. Coloca cada una de ellas en la islita donde nos encontramos sentados y deposita un corto beso en los labios de papá.

― Si solo estaba enseñándoles cultura musical, no sé de qué se quejan ― dice este con inocencia y apaga la radio.

Las tres soltamos un “ajá”. Mamá se acerca a nosotras, deposita un beso en mi cabeza y en la de Sky antes de pasarnos una aspirina y un vaso de agua. Deja un plato con tostadas en el centro de la isla, coloca un tarro de mermelada y otro de mantequilla de maní y se sienta al lado de papá.

Frunzo el ceño al no ver a mis hermanas.

― ¿Dónde están los engendros de su amor? ― pregunto.

― Justo ahorita en las sabanas de nuestra habitación ― responde papá con tranquilidad y le guiña un ojo a mamá.

Me arrepiento al instante de haber preguntado.

Hago una mueca de asco, Sky se atraganta con su café y mamá le da una mirada reprobatoria a papá, sonrojada.

― ¡Harry Orwell! ― lo reprende.

El susodicho se encoge de hombros con una sonrisa en la cara.

― Qué amargadas amanecieron hoy, solecitos.

― Avery se quedó a dormir en casa de los West y Lily se fue desde temprano a ayudar a la señora Cox con su jardín — explica mamá.

Asiento y termino mi desayuno en silencio, uno que no dura mucho.

― ¿Y bien, como les fue anoche? ― pregunta mamá ― ¿Sucedió algo interesante?

Tiene esa mirada traviesa en su rostro. Los recuerdos de anoche se arremolinan en mi cabeza y me apresuro a negar, rogando al cielo para que Sky no abra la boca.

― No pasó nada fuera de lo normal. Bebimos, bailamos, ya saben, lo normal ― me encojo de hombros.

― Nina le bailó a un muchacho como si fuera una stripper ― suelta Sky.

Maldita.

Mis padres me miran incrédulos.

― Y tú jugaste 7 minutos en el cielo con Dave y después desapareciste toda la noche ― la acuso.

Papá suspira y agarra el puente de su nariz antes de mirar a Sky.

― Sky Anderson, ¿cuántas veces tengo que decirte que dejes de acostarte con cualquier cabrón en las fiestas? ― ella sonríe inocente y papá vuelve a suspirar. ― Dime por favor que usaste protección y no tengo que preocuparme por una bendición de nueve meses.

― Sin protección no hay diversión, señor Orwell.

― Esa es mi chica ― mamá le guiña y posa sus ojos en mí. ― ¿Y tú, no tuviste sexo ni nada interesante con algún chico?

― Diana ― advierte papá.

― Sí, Nina ― Sky me mira maliciosa. ― ¿No pasó nada con ningún chico? ¿Con McGarrett, quizás?

El recuerdo de los labios de McGarrett cerca de mi boca y yo vomitando sobre su camisa hacen que cubra mi rostro con las manos, sonrojada hasta las orejas.

― ¿McGarrett es el guapo que trabaja con Danny? ― escucho a mamá preguntar.

Dejó de cubrir mi rostro para asentir.

― ¡Te sonrojaste!, ¡Eso quiere decir que sí que pasó algo! ― chilla. ― ¡Quiero saberlo todo!

― Jesús, ¿por qué tienen que hablar sobre estas cosas frente a mí? ― se queja papá. ― No quiero saber si tuviste sexo con él. Y tú… ― mira a mamá y frunce el ceño ― ¿Cómo qué guapo? ¿No te basta con mi belleza, mujer?

Mamá rueda los ojos y asiente.

― Me es suficiente, aunque ya te están saliendo canas, cariño ― le acaricia el rostro con ternura y me mira. ― ¿Entonces, tuvieron sexo o no?

― ¡Diana!

― ¡Mamá!

Papá y yo nos quejamos al unísono mientras Sky y ella se carcajean.

― No sucedió nada, mamá, solo hablamos.

— Iban a besarse.

Le enseño el dedo corazón a Sky.

Traidora.

— ¿Y por qué no lo hicieron? — mamá me mira con intriga.

«Porque hice el ridículo y tal vez ya no quiera saber nada más de mí»

— Vomité sobre él.

Cierro los ojos al escuchar sus carcajadas. El rostro horrorizado de Jayden se cuela en mi cabeza y me reprocho por haber tomado tanto en lugar de cumplir con sus estúpidos retos.

— Hoy es un lindo día para ir a almorzar a Danny’s, ¿no creen? — dice papá entre risas.

Lo miro espantada y deseo que la tierra me trague cuando Sky y mamá asienten con una sonrisa cómplice en el rostro.

― Estoy de acuerdo, cariño, hace tiempo que no como una de esas hamburguesas bañadas en queso ― apoya mamá.




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