Conversations in the Dark

✨Capítulo doce: pasado pt.1

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Siento la sangre correr por mis piernas, intento levantarme, pero el dolor se vuelve insoportable y estoy empezando a sofocarme. Las lágrimas caen por mis mejillas, el móvil tiembla en mis manos mientras marco su número una vez más. Sigue sin contestar. No sé cómo sigo respirando. El baño se hace cada vez más pequeño, llamo una vez más.

Por favor, por favor…

No hay respuesta. Intento una última vez más, con el corazón a mil.

Por favor, responde…

Me retuerzo del dolor.

No, no, no.

Matthew no, por favor...

Escucho unos pasos acercarse y el miedo se apodera de mí. Es como si mi garganta empezara a cerrarse. Mis manos no dejan de temblar. El espacio es cada vez más pequeño. Siento como si el corazón se me fuera a salir del pecho. La puerta se abre y grito con desesperación.

Me despierto sobresaltada, bañada en sudor y con la respiración acelerada. La luz de mi habitación se enciende y por instinto reviso mis piernas, comprobando que no haya sangre en ellas. Mi garganta duele.

Miro hacia la puerta cuando se abre. Papá está junto a ella, mirándome.

― Te escuché gritar, ¿estás bien?

Niego con la cabeza.

― Matthew ― susurro, sintiendo la garganta rasposa. ― ¿Dónde está Matthew?

La mirada en el rostro de papá hace que se me encoja el corazón. Niega con la cabeza mientras se acerca a mí con cautela, temiendo por mi reacción. Me pide permiso con la mirada para abrazarme. Asiento y me refugio en sus brazos. Me abraza con fuerza y deja que llore mientras acaricia mi cabello.

― ¿Soñaste con eso otra vez? ― asiento mientras me sigue abrazando como si quisiera fundirme en él cuando sollozo―. Tranquila, cariño, ya estoy aquí.

Me rompo en sus brazos, recordando cada instante de ese día y los siguientes; papá me abraza, sosteniendo cada parte de mí como no pudo hacerlo antes. Permanecemos así por varios minutos hasta que por fin logro calmarme un poco. Me aparto y sorbo por la nariz. Mi corazón se rompe al ver la tristeza, la rabia y la preocupación en su rostro. Sonríe intentando tranquilizarme.

― No quiero hablar sobre eso ― susurro.

― No lo haremos ― asegura, dejando un beso en mi cabeza. ― ¿Quieres que te abrace hasta que te duermas o prefieres que Lily venga a dormir contigo?

Lily durmió a mi lado durante varias noches antes de irme a España. Me abrazaba hasta que me quedaba dormida o lloraba conmigo hasta que lograba conciliar el sueño. Me encanta la tranquilidad que siento estando a su lado, pero no quiero molestarla. La pobre debe estar con el corazón en la mano por escucharme gritar. Siempre ha sido la más sensible y empática de los cuatro.

― ¿Puedes abrazarme hasta que me duerma? ― pido como si tuviera cinco años y las pesadillas no me dejaran dormir.

Papá apaga la luz y se acuesta a mi lado, dejando la puerta abierta para darme seguridad. Apoyo la cabeza en su pecho y él su barbilla en mi cabeza mientras me abraza. Lo siento acariciar mi cabello antes de tararear por lo bajo Here Comes The Sun, de The Beatles, su canción favorita y la mía cuando era niña. Me relajo poco a poco y mi respiración empieza a ser más regular, aunque el vacío en mi pecho no se hace más pequeño.

― ¿Algún día podré superarlo? ― pregunto en un susurro.

― Algún día aprenderás a vivir con ello, a aceptar que no fue tu culpa y el dolor le dará espacio a toda la felicidad que mereces, cielo ― besa mi cabeza y me acurruco contra él, buscando la protección de sus brazos ―. Te amo, ya estoy aquí ― lo escucho susurrar antes de quedarme dormida.

●●●●●

A la mañana siguiente, cuando bajo a desayunar, el alivio invade mi cuerpo al ver a mi madre y mis hermanas preparándose el desayuno. Sonrío al escuchar a Avery molestar a Lily.

― Ew, Lily, gritas alegría por todos lados ― dice Avery de mal humor, mirando el atuendo de Lily antes de darle un sorbo a su café.

Lleva un hermoso vestido rosado y río cuando le muestra la lengua a Avs en un gesto infantil. Avery, por su parte, lleva una blusa corta roja con estampado “I need money, no boys” y un pantalón cargo negro. Son tan opuestas y cercanas de una forma extraña. Al igual que Ian y yo.

Me pregunto qué estará haciendo mi hermano en este momento.

―Luces increíble, ángel, no le hagas caso ― digo entrando en la cocina.

Lily deja de untarle mermelada de fresa a la tostada para mirarme. La tristeza brilla en sus ojos al ver mi rostro hinchado de tanto llorar. Le regalo media sonrisa antes de sentarme a su derecha.

―Gracias ―deposita un beso en mi mejilla y sonríe abiertamente. ―¿Quieres un poco de café?

Niego con la cabeza.

―Hoy prefiero tomar té, gracias.

Me gusta tomar té cuando siento que mi mundo se está derrumbando, me hace sentir calma en medio del caos del que estoy hecha.

― ¿No irás al instituto? ― pregunta Avery.

Vuelvo a negar, evitando mirarlas.

― Noah pasará por ustedes, ya debe de estar por llegar.

Por el rabillo del ojo las observo asentir y se me parte el corazón al ver la sonrisa triste que comparte Lily con mamá. Esto es igual de doloroso para ellas como para mí. Desayunamos en silencio en un acuerdo tácito de no hablar sobre lo sucedido anoche.

Noah hace sonar el claxon avisando su llegada. Avery se despide de nosotras al tiempo en que Lily toma mi mano y le da un apretón.




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