- Sr. Lee, queremos una explicación. ¿Cómo que habrá una octava integrante en el grupo? Además, es una chica, ¿usted ha pensado en la de escándalos que van a haber? Para colmo, seguro que perdemos a muchos seguidores y a otros los pondremos en nuestra contra.
- Claro que lo he pensado chicos – dijo sin sorprenderse por la ruidosa entrada – pero eso es bueno, ¿no creéis? – se echó hacia delante en su silla y comenzó a jugar con un bolígrafo –. Pensadlo: ya sean noticias buenas o malas, todo eso es publicidad gratis para nosotros. Puede que nuestra reputación baje un poco, pero gracias a la cantidad de seguidores que conseguiréis, esta volverá a subir con rapidez. Sé de lo que hablo. Todo esto lo he hecho pensando en las ventajas y desventajas de añadir un nuevo miembro.
- Pero ante tal decisión, debía de habernos consultado.
- Lo sé, y me disculpo por ello, pero también sabía que estaríais completamente en contra. Hay que tener una vista más general y sé que vosotros no tenéis de eso aún. Sois jóvenes y os queda mucho camino por delante, a la vez que cosas que aprender. Dejadme manejar esto a mí, vosotros solo seguid con vuestra parte del trabajo. Se terminó la conversación.
- Pero... – comenzó el tal Namjoon, quien había estado hablando todo este rato.
- He dicho que se acabó – el semblante serio de mi padre hizo que todos nos diéramos la vuelta saliendo de la sala.
- He intentado frenarles Sr. Lee, pero me ha sido imposible – escuché a la secretaria Shin decir eso.
- No se preocupe, sabía que pasaría esto. Aun así, no pienso cambiar de opinión. Estoy seguro de que esto serán más que ventajas, dado al gran número de seguidores y colaboradores que tenemos.
En silencio, nos dirigimos a la sala de ensayo.
- Asimilad la noticia, cuanto antes lo hagáis, mejor para todos. Ya sabéis que las decisiones de nuestro CEO son inquebrantables. – comentó la señorita una vez que entramos en aquella habitación. – Pronto os entregaré el nuevo informe con los cambios y las nuevas tareas a realizar para hacer un buen debut.
Ellos solo hicieron una reverencia a la que yo me uní con retraso. Seguidamente la secretaria se fue dejándonos solos a los ocho.
El caos llenó la sala.
- No puede ser – suspiró uno de ellos. No recordaba su nombre.
- Ahora que todo iba tan bien, ¿nos ponen este problema? – se quejó Jimin, creo.
- Yo... - comencé a decir mientras notaba como si cientos de ojos se posaran sobre mí.
- Eres una fan, ¿verdad? Seguro que usaste tu influencia para entrar en el grupo. – me acusó uno.
- Tal vez sea una sasaeng – un escalofrío recorrió el cuerpo del chico – son horribles – me miró de arriba hacia abajo.
- ¿Creéis que haría algo así? No estoy para nada interesada en la industria musical. Ni siquiera sé quiénes sois.
- Algo parecido dijo una sasaeng cuando se "coló por accidente" en nuestra furgoneta – comentó Jungkook.
Era imposible. El ambiente era tan malo que diga lo que diga, sería usado en mi contra. Lo mejor en este momento era irme del lugar.
- Mejor me voy – solté girando sobre mí para dirigirme hacia la puerta.
- Descubriremos que intenciones tienes y haremos que renuncies al grupo. No podemos echar a perder todo el trabajo que hemos realizado – comentó otro de ellos. Estaba perdida con los nombres.
A pesar de ser una amenaza, no sonaba como tal. Este pronunció las palabras de forma calmada.
Pero nunca imaginé cuán verdad sería aquello.
****
Me encontraba tumbada en mi cama mirando hacia el techo. No entendía lo que estaba pasando, no podía procesarlo.
Mi padre estaba convencido de que esto serán ventajas para el grupo, la empresa y para mí, pero, por otra parte, para mí esto solo era una excusa para mantenerme entretenida. Además, yo solo encontraba que esto traería escándalos por doquier y discusiones con los chicos del grupo.
Salí de mis pensamientos cuando alguien tocó con los nudillos la puerta.
- ¿Se puede?
Aquella voz...
- ¡Park Soo Min! – grité levantándome de golpe de la cama y abrazándole sin pensarlo ni un segundo.
Es un hombre mayor que mi padre, rondará los 45 años. Él era lo más parecido que tenía a un amigo cercano. En principio era mi niñero y luego se convirtió en mi "hermano mayor". Ahora sigue trabajando en la casa como jefe de los mayordomos. Es algo así como la mano derecha de mi padre.
- ¿Cómo has estado mi niña pequeña? – dijo mientras me revolvía el pelo.
- Ya no soy pequeña – respondí separándome de él y recolocando los mechones de mi flequillo.
- Tienes razón, has crecido muy rápido – comentó mientras me miraba con nostalgia.
- Hace un par de días me enteré de tu llegada a Corea.... – su voz se apagó - ¿Cómo estás?
Yo agaché la cabeza, era obvia la respuesta, cosa que, ante mi silencio, el señor Park entendió a la perfección.
- Era y es una mujer maravillosa. Mientras la recordemos, seguirá viviendo. – dijo mientras me volvía a abrazar.
Yo correspondí su abrazo mientras seguía en silencio.
- Ahora nos tienes a nosotros y a las personas nuevas que conocerás.
- ¡Uff, no! Ya he conocido a siete personas que me habría gustado no conocer.
- Te refieres a los chicos de tu padre, ¿verdad? – respondió en un suspiro, como si algo malo fuera a suceder.
- Si, supongo que él te habrá comentado que "formaré parte de ese grupo idol" – dije con burla y exagerando las comillas.
El asintió mientras apretaba los labios.
- Lo cierto es que... ¿conoces cómo es la vida idol? – yo negué con la cabeza, cosa que no le sorprendió en absoluto. – Pues verás, una de las normas generales, es que todos los miembros de un mismo grupo deberán vivir en el mismo lugar.
- Bueno, ya vivimos en Seúl.
- En la misma vivienda.
Espera. ¿¡Qué!?