Volví a mi dormitorio para ponerme el pijama y bajar con el resto de los chicos. La cena ya estaba preparada y los menores preparaban el juego en la mesa del comedor. También habían preparado unas películas para ver después. ¡Sería una completa pijamada! Llevaba años sin hacer una. Era extraño, pues apenas nos conocíamos, pero la idea surgió de repente, sobre la marcha.
Me puse el pijama y, justo antes de irme, vi una caja encima de mi escritorio.
"¿Qué es esto?", pensé mientras me acercaba hasta ella.
La caja era cuadrada y algo grande. He de decir que era bastante bonita. La parte de abajo era marrón claro y la tapadera tenía un color rosa palo. Un lazo sobre ella del mismo color la decoraba. ¿Un regalo? Con emoción la abrí...
- ¡Ah! – se me escapó un pequeño grito mientras dejaba caer la tapa de dicho paquete.
En la vida...
En la vida hubiera pensado que lo que vi podría estar dentro de aquella caja. Ante tal ruido, los chicos se presentaron en mi puerta. No fue necesario que entraran mucho más, pues vieron las manchas rojizas que salían de la caja.
- Pero.. ¿qué mierd...? – comenzó a decir Jimin asqueado y sorprendido.
Por alguna razón, Seokjin me cubrió los ojos con la mano.
- ¿¡Qué es todo esto!? – exclamó Namjoon.
Con suavidad, aparté la mano del mayor y me acerqué hasta el paquete. Volví a mirar su interior: una capa de líquido rojo cubría el fondo manchando algunas de las cosas que había en esta. Un pañuelo era lo primero que se podía ver. Sin pudor alguno, metí la mano y lo cogí.
Ese pañuelo...
Di vueltas, giré, revisé y manoseé el trozo de tela hasta que encontré lo que buscaba.
"L.M."
Mi corazón comenzó a acelerarse.
- Lee, ¿qué es esto? – dijo Yoongi. Pero no le respondí, ya que otro objeto en su interior me distrajo.
Una vez más metí mi mano volviendo a tintarla de aquel líquido y saqué lo siguiente: un peine que tenía una flor en el lateral. Tras revisarlo, lo dejé encima del pañuelo, sobre el escritorio, sin importarme siquiera si se manchaba o no.
Finalmente, cogí el que parecía el último de los objetos: un anillo plateado. Lo froté con mis dedos sucios intentando limpiarlo para leer su interior.
"L. Te quiere"
No podía ser... Esto tenía que ser una broma. Una pesadilla de la que quería despertar en ese instante. Aguanté con fuerza el gran picor que había tras mis ojos.
- ¿Q...qué pasa? ¿Qué es eso? – preguntó Taehyung mientras se acercaba un par de pasos.
- Nada – sentencié – solo son antifans. Tal vez alguien me haya visto entrar y me ha dejado este "regalo" – mentí.
No quería que supieran sobre el fallecimiento de mi madre para que no me miraran con pena o me trataran de otra manera por ser huérfana.
- ¿¡Cómo puede ser tan horrible la gente!? – exclamó Seokjin.
- ¿Cómo ha llegado aquí? No saltó la alarma ni nada por el estilo. – añadió Yoongi, a lo que yo me encogí de hombros.
- Tal vez por la ventana – señalé dicha parte de la habitación. Esta se encontraba abierta de par en par.
En realidad, no tengo ni idea de cómo pudo llegar eso a mí dormitorio sin que saltara la alarma.
- Voy a por unos paños para limpiar eso, Jungkook, tráete una bolsa de basura – ordenó Seokjin.
- ¿Estás bien? – dijo Hoseok a la vez que ponía una mano sobre mi hombro. Yo asentí. – ¿Qué quieres hacer con eso? ¿Lo tiramos? – negué con la cabeza.
- Son algunas cosas mías que estaban por la habitación – volví a mentir – simplemente las han cogido y las han metido dentro de esa caja.
- Hay gente que está fatal de la cabeza – comentó Namjoon enfadado.
Mientras ellos limpiaron aquel destrozo, yo fui al baño y lavé los tres objetos. Mis manos también necesitaron ser lavadas. Lo que me di cuenta es que, lo que creíamos que era sangre – o lo que simulaba ser sangre – era en realidad tinte rojo con agua. Por eso mis manos, por mucho que frotara, se quedaron de un color rojizo. El anillo y el peine pude terminar dejándolos limpios, pero el pañuelo se quedó tintado. Necesitará más de un lavado para que se vayan aquellas manchas.
Ya no tenía ganas de pijamada, me encontraba realmente mal y se lo hice saber a los chicos.
- Cualquier cosa que necesites, avísanos – dijo Namjoon mientras salía de mi dormitorio con un saco de basura y unos paños teñidos en rojo de haber estado limpiando.
- Claro, gracias – dije con una reverencia mientras cerraba la puerta.
Me metí en mi cama con los tres objetos. Esos tres objetos...
No podía ser.
Mis lágrimas comenzaron a resbalar por mi cara sin poder ni querer frenarlas.
Esos tres objetos estaban con mi madre, en su tumba.
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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