- ¿Q....quiénes sois?
Fue lo primero que dije nada más abrir mis ojos, pues, ¿quiénes eran todos esos chicos que estaban mirándome fijamente? ¿Doctores? No lo creo, no llevan batas ni el uniforme de trabajo. Eran jóvenes, tal vez alguno de ellos era de mi edad y otros un poco mayor.
- ¿Lee? – dijo el más alto.
- Somos nosotros, tu familia. – habló otro de ellos.
- ¿¡Mi familia!? – no recordaba que hubiera tantos chicos en mi familia.
Aunque ahora que me fijo, estos niños son coreanos, por el idioma en el que me estaban hablando, también, las sabanas tenían el nombre del hospital escrito en coreano... ¿acaso estaba en Corea? ¿En qué momento llegué aquí?
- ¡Hija! – escuché la voz de mi padre corriendo hacia mí y abrazándome - ¡¿Por qué no dijiste nada!? – habló este mientras lágrimas bañaban su rostro.
- ¿Decir exactamente qué? – no entendía absolutamente nada.
Ahora sí, un doctor se acercó a mí:
- ¡Buenos días señorita Lee! ¿Qué tal se encuentra? – dijo animado el señor con bata blanca mientras toqueteaba las distintas máquinas que, suponía, estaban controlando mis constantes vitales.
- ¿Qué hago aquí? – le pregunté, era el único que parecía poder explicarme la situación con tranquilidad.
- Dime que es lo último que recuerdas.
- Pues.... – me quedé un rato pensándolo – estaba con mi abuela en España jugando con Kai, su adorable pastor alemán y poco más.
Todos me miraron atónitos, excepto el profesional. Se acercó a mí y empezó a revisar mis pupilas con una luz muy molesta y a pasar el dedo para que yo lo siguiera con los ojos.
- Al parecer el golpe le ha causado pérdida de memoria parcial. Podría tratarse de un caso temporal o un problema que quedará para siempre.
- ¿Perdí mi memoria? ¿Cuánto tiempo? – dije a la vez que notaba como el pánico estaba inundándome.
- Ella estuvo con su abuela una semana antes de mudarse a Corea, hace casi tres meses.
- ¿¡Levo tres meses viviendo aquí!? – todo me estaba sorprendiendo.
- Si...¿enserio que no recuerdas nada de nada? – dijo el que tenía la cara algo más alargada que el resto.
Mi vista reflejaba claro miedo, cosa que él tomó como respuesta.
El doctor habló de cosas que yo no entendía – más bien, no le prestaba atención pues sólo pensaba en todo lo tenía que procesar mi mente – pero, por lo menos, mi padre estaba atendiendo a todo.
- Mientras tanto la seguiremos vigilando y no le deis toda la información de golpe, eso podría saturarla. Id poco a poco.
Una vez finalizó, se despidió y salió junto a mi padre para darle unos informes, realizar un seguimiento y rellenar unos papeles.
- Lee, hace unos meses te mudaste a Corea y vives con nosotros.
- ¿Con vosotros? -dije tapando mi cuerpo, ¿acaso eran pervertidos? ¿por qué mi padre permitiría eso?
- ¡No! – exclamó uno de ellos apresurado a la par que avergonzado – Sabes que tu padre es el CEO de una gran empresa de entretenimiento, ¿verdad? – yo asentí – Bien, pues quiere que seas la octava miembro de nuestro grupo idol.
¿Idol? ¿Yo? ¡Eso era imposible! Casi tuve que aguantar la risa. Me retiré del mundo de la música hace un tiempo.
- Por el momento, eso será todo lo que te diremos, el resto será poco a poco.
- Lo que sí haremos será presentarnos: soy Namjoon, es un placer.
Aquel chico, la forma en la que dijo aquello... despertó algo en mi interior.
- Namjoon... rapeas, ¿verdad? – la cara de este pareció iluminarse, y la mía también. Él siempre se portaba como un padre, nos cuidaba en cada momento y miraba por nuestra salud. – T... ¡Te recuerdo!
No sé cómo, pero sabía quién era. Había lagunas sobre momentos entre nosotros, incluso había manchas de personas desconocidas con nosotros dos. Pero, ¡era un avance!
La sala se llenó de alegría, incluso el doctor, que corrió ante la llamada de uno de los chicos. Dio el visto bueno, era algo temporal, pero no podríamos saber cuánto tardaría.
El resto fue presentándose uno a uno. Desgraciadamente, Namjoon fue el único al que conseguía recordar.
- No te preocupes. Tenemos todo el tiempo del mundo. – dijo el que se llamaba Jimin.
- Sin prisa, nosotros te ayudaremos. – comentó Jungkook.
Aunque, para mí, en ese momento, fueran desconocidos, sentía la cercanía que hubiéramos llegado a tener.
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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