Corrimos más o menos unas 3 cuadras hasta asegurarnos de que sentíamos que no había peligro alguno. Victoria lloraba y yo la alaba de la mano. No sabía que había visto o pasado ella exactamente, pero estaba seguro de que había sido algo peor a lo que yo había vivido. Lo supe por lo fría que llevaba las manos, se le había bajado la presión, probablemente.
Cuando dejamos de correr, ella se sentó en una acera, hundió su cabeza en sus rodillas, puso sus brazos alrededor y lloró. Yo no sabía que hacer. Pero sabía que tenía que hacer algo, no podía dejarla así.
No quería que ella se sintiera así por culpa mía, además yo la había llevado a ese lugar. ¡Nunca debí haberla llevado!
Me senté a su lado y puse uno de mis brazos en su hombro.
- ¿Victoria, estás bien? Te hiciste alguna herida?
- No, no te preocupes, estoy bien – dijo ella incorporándose, secándose algunas lagrimas y subiéndose en el primer taxi que pasó por allí.
- Victoria, deja que te acompañe, al menos.
- ¡Está bien, pero por favor no preguntes nada más! – dijo ella entre lagrimas.
- Está bien – yo me sentía muy culpable en ese momento, yo había provocado que se llevara posiblemente, el susto más grande se su vida, en ese lugar.
Me senté en la parte de atrás del taxi, junto a ella. Ella lloraba y yo solo atiné a abrazarla. Ella se acostó en mi pecho y empezó a llorar de nuevo. “¡Que hice! ¿Por qué la llevé allí?”, me reclamaba a mí, mismo.
El taxista nos miraba por el espejo retrovisor, quizá pensaba que yo la había hecho llorar, nos miraba a cada rato. Pero quizá era verdad, yo había provocado todo esto!
Cuando al fin llegamos, la fui a dejar a su casa. Ella sacó las llaves de su bolsillo, no dijo una sola palabra. Hasta que entró en su casa y dijo, antes de cerrar la puerta: “Hasta luego Nick”, entre lágrimas. Yo quería saber si alguno de sus padres estaba para poder explicarles lo que pasó, o algo por el estilo, para que no me sintiera más culpable aún.
Me quedé sentado en el pórtico de su casa, esperando que alguien saliera. Pero pasaban los minutos y nadie salía, ni su padre, ni su madre o hermana. Y no se escuchaba ningún tipo de ruido dentro. Así que supuse que estaba sola. Yo no quería dejarla así. Así que fui a mi casa. Subí a mi habitación e intenté hablar con ella a través de su ventana, pero sus cortinas estaban cerradas y su habitación estaba a oscuras.
Me eché en mi cama, muy preocupado por toda esta situación. Me sentía culpable. Pero hasta ahora no me había puesto a pensar en algo aún más importante. ¡Tayly!
¡Probablemente ella estaría igual o peor! Y me sentí preocupado por ella.
Pero era muy diferente todo, en su caso, porque no podía llamarla y preguntarle como estaba. Eso me delataría, delataría que la seguí. Y probablemente me odiaría porque pensaría que yo provoqué todo eso para asustarla. Y no volvería a hablarme en la vida.
Así que me duché y mientras estaba allí, me empecé a preguntar que era lo que había pasado exactamente allí. ¿Fantasmas? Me puse a meditar esto una y otra vez en mi mente y no podía entenderlo.
Yo había visto antes espíritus, pero estos nunca habían tenido la intención de asustarme. Pero cuando estuvimos en el edificio. Todo fue tan malo, todo fue como si alguna fuerza lo hiciera a propósito. No querían que saliera del edificio. Me ponían escaleras que no tenían salida en frente. Y esos gritos parecían como ahogados. Como si vinieran de las propias paredes del edificio. Yo estaba muy confundido.
Tayly también estaba allí, ella también escuchó los gritos y por eso salió corriendo de allí.
Ahora que lo pienso, cuando Tayly venía hacia donde estábamos Victoria y yo, Victoria desapareció en menos de un minuto. Era como si en un momento ella estuviera a mi lado y al otro ya no. ¿Cómo había salido corriendo tan rápido y sin hacer ruido?
Justo después de eso, yo me había quedado solo, esperando que Tayly no siguiera avanzando. Y es allí donde se escuchó el grito justo detrás de mí. Aunque se escuchó en todas las paredes del edificio. Y eso es lo que me asustó más. No era algo humano. O eso creo...
Todas las preguntas venían a mi mente. ¿Qué había visto Victoria, qué se había asustado tanto? ¿A dónde se había ido? ¿Que hacía Tayly en ese edificio? ¿Qué trataba de hacer? ¿Qué era esa fuerza que quería atacarme? ¿Cómo estaría Tayly?
Ni si quiera podía dejarle un mensaje al WhatsApp, porque no me respondía. Necesitaba saber como estaba ella y si estaba a salvo. No quería que ella estuviera llorando igual que Victoria, o aún peor, lastimada! No se que pasó con ella después que salió del edificio.
De algo estaba seguro. Esa cosa que hizo que todos huyéramos de allí, hizo que Victoria se sintiera así, que yo me desesperara y casi no pudiera salir del edificio.