Coplas Para Una Niña

Capítulo 3

Al día siguiente Anthony se encontraba en Hyde Park caminando y pensando en la canallada que había hecho. No tenía que haber sido tan franco, pero él no podía casarse con ella y lo peor era que había estado pensando en Michelle toda la maldita noche. Él sabía que no podía crear sentimientos hacia ella, pero la culpa lo embargaba de la manera más cruel. Hace años había renunciado al amor. De repente alguien cayó encima de él y lo arrojó al suelo. Otra vez.

 

Abrió los ojos y miró a Michelle. Y notó e que ella estaba enojada.

 

―Hola―Fue lo único que se le ocurrió decir a él.

―Necesito hablar contigo―le dijo ella

―De acuerdo. ¿Podemos levantarnos?

Ella asintió y se levantó. La institutriz de la chica no estaba muy lejos, por lo que pudo ver.

Él sonrió mientras limpiaba su saco y se lo volvió a colocar.

―De acuerdo.

―¿Por qué juraste no casarte jamás?―le preguntó de repente.

Él dejó de sonreír―No creo en el matrimonio.

―Agradecería mucho su sinceridad milord.

―Esa es la verdad.

―¿Quién es Lady Amelie?

―¿Sabía que mi ayuda de cámara la odia?

―Agradecería mucho que no cambiara el tema milord.

“Supongo que se lo debo por haberla tratado como una cualquiera” pensó.

―Hace cinco años yo estaba comprometido con ella y un día que la fui a visitar, escuché de su boca que solo era un peón, su objetivo era otro. En realidad, nunca se casaría con un hombre mejor agraciado que ella y que probablemente le hiciera infiel, eso me apagó el corazón y jamás permitiré que ninguna mujer lo encienda de nuevo.

Michelle colocó sus manos y atrás y lo miró.

―Yo jamás le haría eso milord.

― Lo siento, yo no puedo darte amor, Michelle.

―Sí que puedes.

―Podría ser paciente contigo, pero eso no es amor, podría ser consciente de que eres mi esposa, pero te sería infiel o podía fingir que te amo cuando no es verdad ¿Cuál prefieres?

Ella lo miró, pero no dijo nada.

―No te mereces eso, cariño.

―Ni tú tampoco

Él le dio un besa manos.

―No debí de jugar contigo, Perdóname.

―No, no te preocupes.

―Tú te mereces un hombre que te amé de verdad, mi niña. Y ese no soy yo.

Anthony pasó junto a ella y se marchó.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.