Se dice que hace mucho tiempo los dioses nos visitaban, así se crearon las grandes creencias en la época de los griegos, Poseidon, Zeus, Ares, o en la creencia de los vikingos Odin, Thor, Loki, y en America la creencia de Tlaloc, Chalchiuhtlicue o el Qutzalcoátl.
Yo siempre eh creído que todos son uno mismo pero la verdad se que estuve equivocada o lo estoy, al parecer hay muchos dioses en este basto universo. Pero hoy no voy a hablar de eso.
Mi madre una humana y si se que les sonará trillado mi padre un dios, todo pasó el día que mi madre paseaba a la orilla de la playa aquí en zihuatanejo, cuando vió a un hombre varado en la orilla, era un hombre maduro con barba, caucásico, con un físico de guerrero y perfecto, mi madre acudió a ayudarlo, solo que ella no sabía lo que el era, el tema es que aunque él despertó poco después en la casa de mi madre, no entendía nada, solo sabía que no estaba en su hogar, pero con el tiempo él se fue adaptando a la vida aquí en la tierra y el tiempo también hizo que se enamoraran y al final naciera yo si una semidiosa, mi padre pasó un tiempo con nosotras hasta que el mar lo llamó, y se tuvo que ir cuando yo tenía unos cinco años, el mar lo trago y desde ese día el no ah vuelto, y yo me eh quedado al lado de mi madre ayudándola con el sentimiento de que él nunca volvió, pero que se esperaba de Poseidón, el mismísimo dios del agua.
Así yo Emily Waters, crecí mi pelo se hizo entre color güero y castaño, mi ojos color verde, y mi piel obviamente cambió a un color café claro, y mi físico fuerte, un día empezaron a aparecer mis poderes, el control del agua y hacer formas con ella, gracias al entrenamiento de un lacayo de mi padre el cual se llama Faustos, un hombre no muy alto, delgado pero marcado y lo suficientemente experimentado como para guiarme en cómo manejar mis poderes que obtuve gracias a mi padre.
En alguna parte del oceano atlantico, un hombre con capa dorada, botas doradas, un armadura dorada y negra, un hombre caucásico, barba completa larga, de pelo largo y pelirrojo, en su mano llevaba un tridente y en su pecho el mismo emblema de la portada, este caminaba por el pasillo de lo que parece una prisión, acompañado de lo que parece ser una guardia real, estos llegan a una celda que esta cerrada con una puerta de polimero, esta se abre y un material transparente color verde se deja ver, y ahí vemos a un hombre afroamericano de pelo corto, ojos color verde, fornido, tenia unas esposas en las manos.
Hasta que el dichoso rey viene a verme - dijo con una sonrisa mientras se levantaba
Marcus Tide legítimo heredero al trono - dijo sarcástico
Thalasson tres hijos una esposa, elegido por Poseidón mi padre - contestó acercándose
Si sabes que no eres el único ¿verdad?- cuestionó
¿Hablas de mi media hermana? - contestó o cuestionando - ella es una mestiza no se merece nada -
Cierto, entonces yo seguiré siendo rey hasta que muera - dijo
Cuidado Thalasson por que puede ser pronto - amenazó
Ni aunque quisieras no puedes salir, esto esta echo de amatista la única debilidad de los de su clase y lo hijos de ellos - contestó
Esto no me detendrá por siempre y lo sabes - dijo
¿cómo piensas salir Marcus? - preguntó
Pues ...- sonríe y mira de reojo hacía arriba y la barrera que los separaba desaparece - será mejor que corras - agregó
Un aura de poder oscuro emana de él mientras da su primer paso hacia la libertad. Sus ojos, llenos de determinación, destellan bajo la luz tenue del agua.
La guardia real, alertada por el escape, se despliega rápidamente. Al frente, el capitán de la guardia, armado con un tridente brillante, ordena el ataque.
¡No dejaremos que escapes, Marcus! - grita, su voz reverberando en el agua.
Sin inmutarse, Marcus, un semidiós con la fuerza de los dioses antiguos, avanza con una velocidad y ferocidad devastadoras. Los guardias, aunque valientes y bien entrenados, no son rivales para su poder abrumador. En un parpadeo, Marcus desarma a uno, derriba a otro y desvía los ataques de los demás con una destreza casi sobrehumana. Tridentes y espadas rebotan inútilmente contra su piel endurecida por el poder divino.
Mientras tanto, en los corredores oscuros del palacio, el Rey Thalasson aprovecha el caos. Huyendo desesperadamente, se adentra en los pasillos secretos hasta llegar a una cámara oculta. Allí encuentra a Faustos, su consejero más confiable y el que entrenó a Emily. Con la respiración agitada y los ojos llenos de urgencia, Thalasson le da una orden crucial.
Faustos, Marcus ha escapado. Necesito que encuentres a Emily Waters, hija de Poseidón. Está en la superficie, en la Tierra. Ella es nuestra única esperanza ahora.-
Faustos asiente solemnemente, comprendiendo la gravedad de la situación. - Lo haré, mi rey. Traeré a la princesa Emily de vuelta. -
Sin perder tiempo, Faustos se prepara para partir, dejando a Thalasson en la penumbra de la cámara. Afuera, los ecos de la batalla aún resuenan, pero una nueva esperanza comienza a brillar en el horizonte submarino.