Coral de Fuego

Capítulo VII

ALEC

Hoy me desperté a la misma hora de siempre para salir a correr; hoy más que nunca necesitaba despejar mi mente. Toda la noche me había quedado buscando historias sobre los Salavert y de lo que eran capaces de hacer. Necesitaba saberlo. Mi mejor amigo era uno, tenía a uno bajo mi mando y a otra que no me podía sacar de la cabeza. Lo que menos podía hacer era subestimarlos. 

Me levanté, me puse ropa deportiva y salí a correr. Me dirigí al jardín del ala este para poder salir al bosque. Corrí y corrí por lo que me parecieron horas. 

***

Esa mañana había algo raro en el bosque. Podía sentir la presencia de alguien; sentía la energía. La energía que puedo robar, y la sensación que eso me provocó no fue nada tranquilizadora. Era la energía de una dríada. Habitantes del bosque, originalmente de la familia Silva. 

Los Silva eran la única familia que sentían a la naturaleza como parte de ellos. Cuando el mundo se empezó a desarrollar y muchos bosques se perdieron, esta familia desapareció; y fue cuando las dríadas nacieron. Se dice que ellas eran la mezcla de la naturaleza y el humano; y que se creaban de los restos de la familia Silva para proteger lo que estos habían dejado atrás. Sin embargo, las dríadas no eran seres de lealtad a ningún ser que no fuera el bosque mismo. Si alguien se acercaba a ellas y les pedía un favor a cambio de regalarles una parte de un bosque, ellas aceptaban. Justo por eso eran espías perfectos. Nadie conocía los bosques mejor que ellas. En sus habilidades se encontraba la posibilidad de camuflarse y eso las volvía imparables. Si una dríada te seguía, era porque tenía ordenes de hacerlo.

Actué como si no supiera que me seguían; como si su energía no la hubiera delatado. Continué con mi camino hasta el arrollo y pronto, se dio a mostrar. Las dríadas eran conocidas no sólo por su lealtad al bosque, sino que también lo eran por su belleza. Tomaban forma de mujeres jóvenes y eso, a muchas de sus víctimas los dejaba fuera de juego. 

—Hace mucho que no venías —dijo acercándoseme por la espalda.

Reconocí la voz. La había visto en repetidas veces cuando asistía al Internado. Incluso me había liado más de una vez con ella. Eso fue después de perder a mi hermana y antes de graduarme claro está. Will me había hecho volver a la realidad después de la tragedia y al hacerlo, también dejé de visitar a Lila.

—Hola Lila, pensé que este ya no era más tu bosque...

—Pues parece que te has equivocado, este bosque ya no es solamente de mi tribu, sino, que ahora me pertenece.

—Veo que has conseguido el trono que tanto deseabas desde que te conozco —sabía que estaba jugando con fuego y que eso no podía ser bueno; no esperaba encontrarme a Lila en el bosque, eso había sido coincidencia; pero si ella era ahora la reina de su tribu, eso significaba que todo el bosque estaba bajo su mando y no me iba a ser fácil escapar de esta. 

—Te dije que lo conseguiría —insistió mientras se acercaba a mi y me tomaba del hombro para que la mirara. Me había negado a voltearme— veo que no has cambiado nada —agregó de manera seductora. 

—Te diría lo mismo, pero creo que los dos sabemos que eso es nada más y nada menos por la especie a la que perteneces —acepto que fui un gilipollas, pero uno: no estaba de humor para seguirle es juego. Dos: lo que ella buscaba yo no estaba dispuesto a dárselo; y tres: si no mostraba interés significaría dos cosas: o se enojaba y perdía los papeles, en ese caso el bosque la reclamaría haciéndola desaparecer hasta que se tranquilizara; desventaja de las dríadas; o perdería el interés en mí, cualquiera de las dos cosas me facilitaría el salir de ahí.

—No hay necesidad de mostrarse frío Alec, los dos sabemos que no lo dices enserio —esto solo iba de mal en peor. 

—Creo que ha pasado suficiente tiempo como para que sepas que sí —dije mientras giraba en mis talones, con toda intensión de seguir la ruta por la que había venido. 

—Yo que tu no haría eso... sabes que puedo cambiar el orden del bosque si se me pega la gana. 

Eso era verdad, pero me arriesgaría. A las criaturas del bosque no les caía en gracia que la reina de las dríadas cambiase su hogar a su parecer y por esa misma razón y usando eso a su favor, Lila había destronado a la reina pasada y ahora ella portaba su corona.

—No te atreverías —le contesté sin perder ruta ni voltearla a ver. Le mostré la indiferencia que tanto sentía por ella.

—Puede que no lo haga en este momento, y que esta vez te vayas sin ningún inconveniente, pero la próxima vez que te vea; será de la manera que menos te lo esperes. 

Su ultimo comentario me saco de lugar. No sabía que quería decir con aquello. La dejé atrás en mis pensamientos sabiendo que realmente no me podía hacer nada a menos que voltease a todo el bosque en su contra. Continué con mi camino de regreso al Internado. 

Al cruzar la barrera de energía que existía entre el bosque y el internado; para evitar que nadie entrase ni saliera; sentí lo que siempre sentía cuando la cruzaba: un shock de energía que mi cuerpo absorbía. Yo era el único ser de carne y hueso que podía atravesarla y eso se lo debía a mi talento.

Regresé a mi dormitorio a bañarme y arreglarme para el largo día que me esperaba. Hoy era la primera clase de control de talentos que le daría a Natalia y no pensaba perder de vista todos y cada uno de sus movimientos. Necesitaba entender su talento y para ello, tenía que verlo en acción.

✾ ✾ ✾

Capítulo corto ik. Se los compenso la próxima semana.

with love, Ocean Light 🩶




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