Coral de Fuego

Capítulo IX

NAT

La clase de química pasó muy rápido. Realmente no tengo la menor idea de lo que el profesor estaba diciendo, pero mi plática con Val seguro estuvo más interesante. Al terminar el periodo académico, nos dirigimos a la cafetería. Al parecer, era obligatorio que todos los alumnos ingirieran alimentos antes de sus clases de Control de Talentos. Yo me estaba muriendo de hambre; después de todo, yo no había desayunado. 

Al llegar a la cafetería, me di cuenta de que todo funcionaba muy diferente al comedor de anoche y muy parecido al de una escuela normal. La única diferencia, era que, en vez de ser un salón, era un jardín. Con mesas en el centro y distintas estaciones de comida. 

Nos sentamos en la misma mesa que Nate. Él estaba con otros dos chicos. 

—Chicos, les presento a Nat —Nate nos presentó —Nat, ellos son Dani y Samuel.

—Mucho gusto —dije al tiempo que les extendía la mano. Samuel era un chico de pelo negro y tez oscura, pero de unos ojos grises parecidos a los de un gato. Dani, tenía cara de niño; cabello güero, revoltoso y la típica sonrisa que te brinda un niño: tierna. 

—¿Qué tal va su día? —Nate ya comenzaba conversación.

—Ay no, estuvo horrible —Val no perdía oportunidad para hablar —en clase de biología nos hicieron ¡sacarle el corazón a un puerco!

—¡Ja! Pobre de ti, no te puedo imaginar haciéndolo —comentó Samuel.

—¡Tardé horas tratando de quitarme la sangre! 

—Uy no... recuerdo cuando lo tuve que hacer en mi internado pasado; la mitad del salón vomitó durante el proceso —dijo Dani —a mí, me pareció fascinante.

—Sólo a ti te parecen fascinantes ese tipo de cosas —lo acusó Nate.

—¿Te llama la atención la cardiología? —le pregunté a Dani saliéndome un poco del tema.

—Pues realmente creo que es algo de familia... después de todo, mi talento es parecido al de un sanador. 

Quise preguntar más, pero me acordé de la plática que había tenido con Max la noche anterior. "Si definiera mi talento tal cual es, sería mucho más fácil que adivinaran mi apellido." Deje mis dudas por aparte y continúe la conversación. 

—¿Saben donde está Max?

—Entonces si eres su hermana —comentó Samuel más en afirmación que en pregunta.

—¿Había duda? —preguntó Nate —si son igualitos.

—Ya, pero pues nunca faltan las coincidencia y como no somos groseros, no íbamos a empezar la conversación por ahí —continuó Samuel.

—Vamos, pues más agradable si es —agregó Dani.

—Todos sabemos que darían lo que fuera por ser como él —concluyó Val.

—Hablando del rey de Roma —Isa lo había dicho mientras observaba como mi hermano aparecía por el pasillo y se encaminaba a nuestra mesa. Era muy gracioso ver como todas las chicas lo miraban embobadas conforme él iba pasando. Mi hermano era un Don Juan a toda regla. 

—Que hay —dijo absorto de lo que provocaba a su alrededor.

—Que hay hermano —Samuel se había parado y lo saludaba en un tipo abrazo típico entre chicos. 

—Veo que ya conocieron a mi hermanita.

—Veo que ya te enteraste del revuelo que ha generado en toda la escuela —le contestó Val.

—Alto, ¡¿qué?! —dije sin esperar más. ¿Cómo había causado revuelo? Apenas llevaba pocas horas en la escuela tal cual y siendo honestos, no había sentido que nadie me miraba.

—¡Ja! Parece que si son hermanos —Dani dijo mientras se reía. Max y yo no entendimos nada. Así que siguió con su explicación — Ninguno de los dos es consiente de lo que sucede a su alrededor con las personas si estas no están con ustedes. 

—¡Eso no es cierto! —me defendí lo más rápido que pude. 

—Si tu lo dices —siguió Dani.

En ese momento, el teléfono de Isa empezó a sonar. Ella nos sonrió y se disculpó mientras se retiraba de la mesa. 

—¿Xav? —preguntó mi hermano después de que Isa ya había partido.

—Quien más podría ser capaz de sacarle esa sonrisa —contestó Val.

Samuel se paró de la mesa cuando una chica le echó un grito. Dani continuó su ejemplo cuando se acabó su comida y anunció que tenía que ir al gimnasio porque su sargento lo había castigado. Y así, solo quedamos Max, Nate, Val y yo. 

—Perdón, pero justo ahorita tengo Química —Max se paró y se llevó a Val con él. Al parecer Val quería ir a descansar un poco. Yo no me pude pegar al plan. 

—Pues sólo quedamos tú y yo —me dijo Nate —¿tienes periodo libre?

—Sip, ¿tu?

—Igual, ¿quieres que te dé un recorrido por el campus?

—Eso sería genial, gracias. 

Nos paramos de la mesa y nos dirigimos al parque central. Donde se encontraba el espejo de agua. 

—Siendo honestos, ¿tu querías ser parte del Internado? 

—Pues la verdad no se, creo que siempre quise, pero más que nada por Max. Era el único lugar donde nos iban a permitir estar juntos. ¿Tú?

—Creo que realmente nunca tuve opción. 

—¿Alguna vez te has preguntado que hubiera pasado si no entrabas?

—No realmente. Me gustó entrar. Aquí conocí a Xav y a Seb; desde primer curso somos compañeros de cuarto y la verdad es muy divertido. 

—Me imagino.

—¿Ya conoces el lago? —me preguntó un poco emocionado. Yo negué con la cabeza en forma de respuesta. Me tomó de la mano y salió corriendo en dirección a los dormitorios, para justo antes de entrar dar una vuelta a izquierda y entrar a una arboleada. 

—¿A dónde me llevas?

—Tú sólo sígueme —me dijo mientras seguía tirando de mí por un camino un poco estrecho.

Un hermoso lago apareció detrás de los árboles. Las luces del día se reflejaban de maneras increíbles. Los colores variaban según la profundidad y las gamas eran tanto de colores azules como violetas. 

—Es increíble —mientras lo estaba apreciando, di un paso hacia delante. Justo en ese momento, Nate me tomó por la cintura y me aprisionó contra un árbol. 




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