Coral de Fuego

Capítulo XXIII

NAT

     No era posible ¿o sí? ¿Mi papá siempre supo que yo no era capaz de siquiera sobrevivir por mi cuenta si usaba mis poderes? ¿Will cree que la persona que me puede ayudar es Alec? ¿Max lo sabe?

Alec no decía nada, y creo que esta información era tan nueva para él como para mí. Así que yo fui quien habló.

—¿Cuándo fue la primera vez que lo leíste? ¿Cuándo supiste que prácticamente el usar mis talentos me iba a matar?

Will pareció estar esperando esa pregunta.

—Después de tu llegada, me llegó el paquete con todos los cuadernos referentes a ti. Entendí que Max no iba a ser suficiente y después de lo que pasó en el incendio—Will volteo a ver a Alec—la directora y yo estuvimos de acuerdo en que tú serías el más apto para ayudarla. Absorbiste su energía, y creo que ambos se han dado cuenta de que una parte de ella sigue en ti Alec y viceversa. 

Ni Alec ni yo entendíamos lo que mi hermano estaba diciendo, así que esperamos a que se siguiera explicando. 

—Ustedes dos están conectados; Nat siempre estuvo destinada a estarlo con un Lux Aurea, pero el día del incendio: el día que Alec tomó parte de tu energía; él se convirtió en el Lux Aurea. —Volteo a ver a Nat—esa es la razón es por la cual acudiste a él antes que a mí. —Ahora me miraba a mi—por eso, es que los talentos de Nat te afectan cuando ningún otro lo hace. En la historia de ambas familias estaba escrito que la alianza entre las dos familias sucedería cuando la heredera al apellido Salavert contara con el poder suficiente para que sólo un Lux Aurea pudiera salvarla y así ambos talentos equilibrarse. 

Alec estaba analizando cada palabra que salía de la boca de mi hermano, pero no decía nada. Su expresión se obscureció, sus puños se cerraron, se paró y sin decir más, salió del cuarto. 

Yo me quedé más tiempo con Will; no me agradaba la idea de que mi destino ya estuviera decidido, y menos aún que incluyera a alguien que no mostraba interés alguno en formar parte de mi vida. Pero tenía tantas preguntas, y por fin Will contestaba a todo lo que le pedía, que no iba a perder la oportunidad. 

***

Cuando regresé a mi cuarto, me enteré por mis nuevas amigas que el entrenamiento militar se había cancelado ese día; al parecer Alec había dicho que tenía una reunión o algo por el estilo. Mejor para mí, después de anoche, lo que menos me apetecía era encontrarme con la persona con la que supuestamente estaba destinada.

Así que me dormí un rato y cuando desperté, sólo tuve tiempo de cambiarme para ir a mis clases académicas. Por fin era viernes y mañana, aunque me tenía que levantar temprano para militar, me podía dormir lo que restaba del día. 

Afortunadamente hoy no tenía clases académicas con Max, iba a ser muy complicado encararlo sabiendo que mi vida con él no iba a ser como la habíamos imaginado y más aún sin saber si él sabía que el que ocuparía el lugar de protegerme, sería de Alec. 

Tenía hasta las seis y media para pensar cómo se lo iba a decir. 

En cuanto dieron las cinco, decidí que Max tendría que enterarse antes de la clase de control de talentos, no sabía cómo reaccionaría Alec ahora, y mejor que Max se enterara por mi que por un desliz de Alec. Así que lo fui a buscar a su dormitorio. 

En cuanto me abrió la puerta, él sabía que algo estaba mal. Sin despedirse de sus compañeros de cuarto, salió y me siguió a uno de los jardines. Estuvimos caminando por un tiempo hasta que me tomó de la mano y me detuvo. 

—¿Nat que pasa? Todo el día he sentido que estás agobiada, pero no quería presionarte. Por favor dime que te ocurre. 

Lo estaba mirando a los ojos y fue entonces cuando caí en cuenta de que él sabía parte de la verdad. 

—¿Cuándo te enteraste de que tú y yo no seríamos como los hermanos de las historias que mamá nos contaba?

Max tenía una expresión culpable después de haber escuchado mi pregunta.

—Me enteré al segundo año de llegar aquí. Will me empezó a dar clases de historia sobre nuestra familia y cuando llegamos al tema de Isobel, fue cuando entendí que no tendríamos oportunidad de ser uno de los cuentos. Que tu futuro era con otro. Y me di cuenta que papá también ya me lo había dicho —entonces si lo sabía —. ¿Cuándo te enteraste tú?

—Anoche. No creo que Will me lo quisiera decir, pero creo que se dio cuenta de que tanto Alec como yo teníamos derecho a saber. 

La mención del nombre de Alec ocasionó una expresión de dolor en los ojos de Max.

—¿Es Alec? ¿Es él quien te puede ayudar? —su cara expresaba pura tristeza. La noticia era nueva para él y aunque sabía que sucedería, creo que pensó que nos quedaba más tiempo juntos.

—Es lo que dice Will. Cree que esa es la razón por la cual mis talentos si funcionan en él y si la frase que me dijo anoche Will es certera, creo que está en lo correcto.

— "La alianza entre las dos familias sucederá cuando la heredera al apellido Salavert cuente con el poder suficiente para que sólo un Lux Aurea pueda salvarla de su propio talento y así equilibrar ambos."—Max recitó. —¿Estás segura de que Alec es el Lux Aurea que dice la profecía?

—Max, la noche que me salvó del incendio; cuando tomó parte de mi energía; creo que parte de mi nunca regresó; sólo cuando estoy con él la siento conmigo y anoche, fue en él en quien pensé y acudí cuando tuve uno de los sueños como los que tenía de pequeña. Una visión. 

Max había sido el único de mi familia que nunca había dudado de mi; y él había sido mi confidente de pequeña cuando tenía sueños parecidos a los de anoche, sueños en donde esa voz me hablaba y advertía distintas cosas. 

Max no me hizo preguntas referentes a la visión de la noche anterior. Seguía analizando la noticia de Alec, y por su expresión noté como aceptó que Alec era quien ocuparía el lugar a mi lado. Me miró con una nueva sonrisa en su cara y me hizo sonreír.




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