Coral de Fuego

Capítulo XXXII

ALEC

Tres semanas desde el incidente de la revelación del nombre de Nat, Max, e Isa. Daría lo que fuera por decir que eso fue todo; pero lamentablemente más nombres han sido revelados. Al segundo día, los nombres empezaron a ser escritos en las puertas de los dormitorios. Al cuarto, por medio de mensajes se empezaron a revelar unos cuantos más. A la semana en las paredes de los salones. Esa tal "Orden de Angerona" tenía a todos en la punta de sus dedos. Pero parecía que en sus planes no solo estaba hacer que los niños revelaran los nombres de sus amigos. 

     Hoy estábamos en la cena cuando dos chicos fueron envenenados. Afortunadamente uno de ellos se pudo recuperar, lamentablemente por el otro alguien en estos momentos estaba cobrando un cheque. En la tarde, una chica saltó del segundo piso de su dormitorio; la nota que dejó atrás simplemente decía «Era yo o mi hermana».  La seguridad estaba peligrando en el internado y aunque sabía que no era culpa de los chicos, pues muchos lo hacían porque creían que estaban protegiendo a sus seres queridos, la muerte en los pasillos de la escuela era cada vez más frecuente. La única manera de pararlo iba a ser evacuando a todos a sus respectivas casas. 

     Entré a la zona de entrenamiento donde mi pelotón ya me esperaba, a excepción de los gemelos e Isa. 

     —Chicos, creo que saben que las cosas están difíciles. Y más ahora que muchos de sus apellidos ya fueron revelados. 

     —Sigo sin entender porque lo hacen—comenta Nate. 

     —No es cuestión de quererlo entender ahorita. El punto es que por el simple hecho de sus apellidos, sus cabezas valen más que las de muchos otros. 

     —¿Y? —cuestionó Val. 

     —Y por eso, para finales de la semana no quiero que ninguno de ustedes siga aquí. 

     —Pero—empezó Sky. 

     —No quiero peros, no hay opción, su seguridad va primero. Dentro de tres semanas las instalaciones estarán completamente vacías. No podemos seguir arriesgándonos a que más alumnos mueran a manos de otros—terminé. 

     —Entonces eso es todo—afirmó Samu. 

     —Por el momento es la mejor decisión. Vayan a sus dormitorios, hagan sus maletas y contáctenme cuando estén listos para partir. Conseguiré que les faciliten su viaje a una de sus casas de seguridad—varios me miraron extrañados pero no preguntaron nada—. ¿Val te puedes quedar un momento? —la chica esperó mientras el resto se iban. 

     —¿Qué pasó? Nat e Isa están bien ¿verdad?

     —Sí, no te preocupes por ellas. De hecho, quería preguntarte si querías ir a la misma casa a la que se están quedando. Estoy seguro de que estarán felices de verte. 

     —¿Puedo? —contestó emocionada.

     —Max fue el que me dijo que te invitara. 

     —¡Si! —empezó a saltar.

     —Ve a hacer tus maletas, le pediré a Will que te ayude a llegar hasta allá.

     Y sin más, Valeria se fue corriendo a su dormitorio a empacar. No sabía cuanto la envidiaba, ella podría ver a Nat en un par de horas; mientras que yo tendría que esperar hasta que el internado se vaciara para poder irme. La última vez que la vi fue el baile, y también fue la primera vez que hablamos sin gritarnos y realmente aceptar uno con el otro que nuestros destinos estaban unidos. Y justo cuando lo hicimos, resulta que nos separamos, qué curioso.  

     Camino hacia la habitación de Will y entro sin tocar; ya una costumbre. 

     —Val aceptó la invitación de Max. Va a ir a la casa de los Alpes con los chicos—le informo. 

     —Con nosotros querrás decir. 

     —Sí, es lo mismo—Will ríe— de todos modos, ella llegará hoy y nosotros dentro de tres semanas. 

     —¿Por qué no sólo preguntas?

     —¿Preguntar qué?

     —Si puedes verla, sabes que ella también querrá verte. Cuando partió apenas se despidieron.

     —No sé de que hablas. 

     —Vamos Alec, deja de ser tan orgulloso y acepta que quieres ver a mi hermana. 

     —¿De qué sirve que lo acepte? No la veré hasta dentro de tres semanas. 

     —Y esa es la segunda vez que lo dices—no entiendo—que llegaremos dentro de tres semanas; las tienes bien contadas amigo. 

     —Realmente disfrutas verme sufrir. 

     —Realmente disfruto verte sufrir por mi hermanita—gruño ante su comentario. 

     —Hazme el favor de dejarle de llamar así, me haces sentir como un asaltacunas. 

     —Hermano, ella es mi hermanita—dice con falsa seriedad. 

     —¡Will! —le grito enojado.

     —Está bien, no estas pillado ni destinado a mi hermanita—agregó riéndose. 

     Estuve a punto de refutar cuando recibí un mensaje de texto por parte de Valeria avisándome que estaba lista. Le pasé la noticia a Will y me dijo que la citara en su habitación. Will contactó con sus hermanos y les dijo que los verían en el Salón de su familia. Mientras tanto, Val llegó a la habitación de Will con sus maletas. 

     —Val pasa, no seas tímida. Después de todo vas a pasar las vacaciones en casa de mi familia—le dijo Will a Valeria mientras la invitaba a pasar y cerraba la puerta detrás de si. 

     —Pensé que iba a la casa de los gemelos. 

     —Y así es —contestó mi amigo—, no pensaste que sólo eran ellos dos en la familia ¿o sí?

     —¡Oh! Todo tiene tanto sentido ahora.

     —¿Qué quieres decir? —intervine en la conversación. 

     —Sí, todas las veces que hablabas con Max o las veces que lo veía salir de esta parte del internado—aclaró Valeria. Will y yo seguíamos sacados de onda—. Santo cielo, cómo si no supieran que Max y yo pasábamos bastante tiempo juntos—los dos negamos—. Eres su hermano —señaló a Will— y tu siempre sabes en donde estamos.

     —Tienes razón— soltó Will— sólo que nunca pensé que aceptarías enfrente de nosotros que te estas enrollando con mi hermano y su estudiante—dijo señalándome. 




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