Coral de Fuego

Capítulo XXXIX

NAT

Había aceptado el reto pensando que Alec no lo permitiría. Esperaba no lo permitiera, pero bueno, lo hizo ¿no? Así que ya no hay vuelta atrás. Hoy me divertiré y junto con mis amigas demostraremos dos cosas: 

1.     Que tenemos mejor juego que los chicos.

2.     Que los chicos son unos sobreprotectores celosos. 

     Sí, ese es mi objetivo. Demostrarle a Alec lo celoso que puede llegar a ser. Y si nunca los ha experimentado, le provocaré una buena porción de ellos. 

     —¡Dos horas! —escuchamos a Max gritar desde su cuarto. 

     —Rayos— Val dice mientras se levanta de mi cama y comienza a dar vueltas por todo el cuarto. —¡No nos va a dar tiempo de arreglarnos!

     —Vamos Val, no seas tan paranóica— comenta Isa —. Con un buen vestido y un labial tenemos suficiente para ganarle a los chicos. 

     —Esta vez estoy con Isa, con un vestido corto es bastante—agrego—la verdad es sorprendente lo necesitados que están los hombres hoy en día. 

     Las tres soltamos una carcajada. 

     —Déjense de pavadas ustedes dos. Ustedes bien saben que no solo es por ganarles, tenemos que sacarlos de juego—dice mientras nos toma de las manos y nos levanta de la cama y guiándonos al armario.

     —¿Y podemos saber cómo piensas sacarlos de juego? —pregunta Isa.

     —Pareces principiante querida—le responde Val— si ellos nos quieren a nosotras, no podrán quitarnos los ojos de encima y no tendrán tiempo ni de notar a ninguna otra— dice explicándonos. 

     —Pues para que tu relación sea abierta, le pones demasiada energía en que Max no se fije en nadie más. 

     —No me vengas con pavadas. Nat me entiende ¿no es así?

     —Sí, pero Alec es mío, es diferente— por Dios, ¿lo acabo de decir en voz alta? Las dos chicas me observan con los ojos abiertos —¿Nos arreglamos entonces? —cambio rápidamente de tema. 

     —Tenemos que aprender a hacer eso —dice Isa refiriéndose a mi cambio de tema CERO sutil.

     —¿Entonces qué esperamos? Hay que ganar esta cosa— dice val tomado el control de uno de los armarios. 

     —¿Se puede saber que haces? —le pregunto un poco extrañada.

     —No me digas que no sabes que tu closet es más que solo esta ropa—niego en respuesta— Oh Por Dios. ¡Tienes un closet que no sabes usar! —dice tocando unos comandos en el control y haciendo así que algunos de los compartimentos del closet giren revelando nuevos vestidos. —¿Me vas a decir que no sabías de la existencia de estas bellezas? —dice sacando un vestido extremadamente corto y completamente translúcido.

     —No se si tengas ojos querida, ¡pero ese es un vestido horroroso! —comenta Isa conteniendo la risa. Val parece espantada. 

     —Es que esto no es un vestido, es un fondo— agrega irritada— realmente me sorprende que tengan un conocimiento tan nulo de todas estas cosas. 

     —Discúlpanos pero como sabrás no tenemos mucha experiencia con cosas de moda, no es como si alguna vez hayamos tenido una vida normal—agrego con fingida molestia. Las tres explotamos a carcajadas— pero porfa dinos que no nos harás ponernos eso. Se ve realmente incómodo. 

     —Tranquilícense. No necesitarán ni ropa interior para los vestidos que elegí— Isa y yo compartimos una mirada de espanto. 

     —¿Y se puede saber la razón de eso? —pregunta Isa con miedo a la respuesta. 

     —Esta es la razón— dice levantando tres hermosos vestidos completamente diferentes pero igual de provocativos y hermosos— el rojo— un vestido de seda lo suficientemente corto como para apenas alcanzar a cubrir el muslo superior, tirantes de cordón que entrelazan en la espalda que a excepción de ello queda completamente descubierta— es para nuestra querida Isabel. El vestido blanco—un pedazo de tela que se ve realmente ajustado, con un solo tirante y un corte en la pierna que fácil llega a la cadera— para ti querida; y esta belleza de color negro—un vestido negro de cuello alto con escote traslúcido, hombros descubiertos, pegado e igual del largo que los otros dos— para mi. ¿Qué dicen? ¿Les gustan?

     —Son lindos, ¿pero no crees que están muy atrevidos? —pregunta Isa. 

     —¿Quieren ganar esta cosa o no? Porque la última vez que cheque, estaban en mi mismo vagón. 

     —Saben qué, hay que hacerlo. 

***

     —¡Isa ni se te ocurra! Nat plánchale el cabello y amárraselo en una coleta alta. El cuello tiene que ser notorio—nos grita Val mientras se termina de maquillar los ojos. 

     —¿Y qué hago yo? Me siento inútil aquí sentada— nos dice Isa. 

     —Relájate y disfruta ahorita me peinas tu a mi—le digo.

     —¿Qué opinas de una trenza despeinada con mechones sueltos al frente? —me pregunta mientras le plancho el pelo. 

     —Me agrada la idea. 

     —¡Me gusta! —comenta Val mientras se acerca y sienta frente a Isa— a ver niña, cierra los ojos, empezaré a maquillarte. 

     Se escuchan unos pasos en el pasillo seguidos de unos toques en mi puerta. 

     —¿Ya casi están? —alcanzamos a escuchar a Max —ya va a ser hora. 

     —Danos diez minutos—le pido a mi hermano. 

     —Diez minutos pues, ni uno más—dice y escuchamos como se aleja de la puerta. 

     —No vamos a terminar—me dice Val. 

     —¿Quién dice que no? —pregunto con una bella sonrisa en mi cara.

     —¿Qué piensas hacer? —me pregunta con duda en su cara. 

     —Termina de maquillar a Isa y elige los colores que quieres para mi, yo me encargo del resto—digo tomando uno de los grimorios que tomé de mi biblioteca y buscando un acelerador de movimiento. 

     —Ya quedó Isa y aquí están los maquillajes para ti—me dice Val sentándose esta vez frente a mi y leyendo lo mismo que yo— ¿vas a congelar el tiempo? dime que es mentira.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.