Corazón Abismal: Fuego bajo el agua

CAPÍTULO 6 – Donde el cuerpo tiembla antes del alma

Thalassa – Presente

El sueño no la soltaba.

No era un recuerdo.
Tampoco una visión.
Era… compartido.

Ella lo supo cuando abrió los ojos dentro del agua, respirando como si aún estuviera en tierra.
Y él estaba allí.

Lyrian.
De pie.
Desnudo.
Inmóvil.

El mundo a su alrededor era líquido y oscuro, pero entre ambos… ardía.
La escena no tenía lógica, y sin embargo, la reconocía.

Estaban atrapados en una visión.
Una conjunción de magia antigua, deseo no consumado…
y algo más.

Algo que los estaba mirando.

Pero antes de poder buscarlo, él la tocó.

Y fue diferente a todo.

---

Lyrian – Dentro del vínculo

No sabía si era sueño, castigo o advertencia.

Pero podía sentirla.

Bajo sus manos, Thalassa temblaba.
Su piel mojada era fuego.
Sus ojos… eran verdad.

Ella no hablaba.
Solo lo tocaba también.
Le recorría el pecho, el abdomen, la cintura.

Y cuando sus bocas se encontraron, lo hicieron con todo lo que no podían decir despiertos.

Besarse en ese espacio no era sólo deseo.
Era entrega.
Una fusión de todo lo que intentaban negar.

La apoyó contra una roca húmeda.
Ella no protestó.
Lo envolvió con las piernas.

Y en ese instante…
el mundo tembló.

No hubo penetración.
Aún no.
Pero el roce fue real.
Los cuerpos se apretaron.
El aliento se robó.

Y ambos supieron que estaban cruzando un límite sin retorno.

---

Fuera del trance – Al despertar

Thalassa se sentó de golpe, jadeando.
Tenía el cuerpo cubierto de sudor frío.
El corazón desbocado.
Y entre las piernas… humedad.

No era posible.

Pero lo había sentido.
Todo.

Lyrian también despertó sobresaltado.
Golpeó la pared con rabia contenida.
Su cuerpo lo traicionaba.
Y su mente solo repetía su nombre.

Thalassa.

---

Ese mismo día

No se hablaron.

Pero se buscaron con la mirada durante toda la jornada.

Cada roce accidental los electrizaba.
Cada palabra contenida era un grito mudo.

Y por primera vez… el resto del refugio lo notó.

—¿Estás bien? —preguntó uno de los híbridos a Thalassa.

Ella no respondió.

Solo miró el mar.
Y supo que la grieta no solo se estaba abriendo en el océano.

Se estaba abriendo en ella.

---

Mientras tanto – Bajo el abismo

La criatura sonrió.

“Ya se tocaron.
Ya se sintieron.
Y ahora… ya no hay marcha atrás.”




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.