Thalassa – Presente
No podía esperar más.
Las respuestas no llegarían solas.
Y, por primera vez, ella dejó de esperar.
No de él.
Sino del mundo.
Del mar.
De la guerra que no había terminado.
A la madrugada siguiente, salió sola.
Sin decirle a Lyrian.
Sin siquiera pensarlo.
La grieta en el mar no podía seguir creciendo.
La criatura que había atacado el refugio no solo representaba un peligro externo, sino que era algo mucho más profundo.
Algo que necesitaba entender antes de que lo devorara todo.
El viento rozaba su piel cuando se sumergió en el agua.
Las olas la rodeaban como amigos lejanos, pero el eco de la criatura resonaba en sus huesos.
Ella nadaba, más rápido que nunca.
El canto resonaba en su garganta, suave y controlado, pero aún cargado de magia.
—Muéstrame lo que ocultan… —susurró al mar.
La visión vino en un latido.
Un rostro en la oscuridad.
Ojos dorados.
Y una corona de coral rota, hundida en las profundidades.
“Tú perteneces a lo que yace bajo la superficie.
Y yo te tomaré.”
Thalassa se detuvo, asfixiándose con la visión.
¿Qué significaba?
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Lyrian – Mientras tanto
El refugio estaba en silencio.
Pero él no podía dejar de pensar en ella.
En cómo se había ido.
En cómo la necesitaba… y en cómo se había alejado sin mirar atrás.
La batalla con la criatura había sido dura.
Pero la batalla interna de Lyrian…
esa era más cruel.
No quería admitir lo que sentía.
No quería aceptar lo que ella había despertado en él.
Pero cada vez que la veía… el peso de lo no dicho se hacía más fuerte.
Se levantó, decidido.
Si ella no volvía pronto, él iría a buscarla.
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El abismo – Desde lo profundo
La criatura avanzaba, más cerca que nunca.
“Ella no lo sabe.
Pero él la salvará, y en ese momento…
el mar será suyo.”