Corazón Abismal: Susurros del mar oscuro

CAPÍTULO 15 – Lo que duele también enseña

Neriah – Presente

La sangre no la asustaba.
Ya no.

Pero la de Thalassa...
esa sí la quebró.

—¿Estás bien? —preguntó con la voz temblando, al ver a la sirena presionarse una herida en el costado.

—No es grave —dijo ella, firme—. Pero no vine por mí. Vine por ustedes.

Daryan estaba mudo.
Quieto.
En tensión absoluta.

—¿Quién te lo dijo?

—Uno de los mensajeros. Tu hermano lo envió. Aún usa tu nombre para llegar a donde tú ya no perteneces.

Daryan cerró los ojos.
Su mandíbula apretada.
Su alma quebrada.

—Lyric…

El nombre se ahogó en su garganta.
Y Neriah lo vio.
Vio al niño que había amado a un hermano.
Y al hombre que ahora debía enfrentarlo.

---

Daryan – Pensando

Lo había criado como sangre.
Lo había salvado del hambre, de la caza, del olvido.
Y él…
lo traicionó.

¿Era eso el destino?
¿Perder a los suyos por amar lo que su mundo odiaba?

Se apoyó contra la pared, intentando controlar el temblor en sus manos.

Neriah se acercó.
No dijo nada.
Solo lo abrazó desde atrás, con la frente contra su espalda.

—No lo sabías —susurró.

—Pero lo presentí.

Se giró.
La miró.

Y todo explotó.

---

La intimidad

No hubo palabras.
Solo respiraciones rotas.
Bocas hambrientas.
Y piel que ardía.

Daryan la tomó entre sus brazos como si fuera lo único que aún podía proteger.
La tumbó sobre las mantas con fuerza contenida.
Y la miró a los ojos como si aún pudiera elegir huir.

Pero ella no lo dejó.

—No me sueltes ahora —dijo, con la voz quebrada—. No cuando más te necesito.

Y él no lo hizo.

La besó con rabia.
La tocó con devoción.
Sus cuerpos se unieron con un ritmo lento al principio… y luego feroz.

Él entró en ella sin aviso, pero con ternura.
Y ella lo recibió con todo el cuerpo temblando.
Cada embestida era un “te elijo”.
Cada jadeo, un “me quedo”.

Se amaron como si el mundo se fuera a acabar.
Como si no hubiera un mañana.

Y cuando alcanzaron el clímax, lo hicieron entre susurros, sus nombres y un silencio absoluto… lleno de verdad.

---

Después

Daryan aún la sostenía cuando habló.

—No sé cómo protegerte… sin perderme.

Neriah besó su pecho.

—Entonces pierdéte conmigo.



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En el texto hay: sirenas, lobos y vampiros

Editado: 26.03.2025

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