Corazón Abismal: Susurros del mar oscuro

CAPÍTULO 16 – Donde el silencio prepara la guerra

Neriah – Presente

Sabía que no la dejaría ir.
Por eso no se lo pidió.
Solo lo miró a los ojos y dijo:

—Déjame entrar.

Daryan apretó los puños.

—No sabes en lo que te estás metiendo.

—Sí lo sé.
—Y aún así, elijo quedarme.

Ella no hablaba como una víctima.
Ni siquiera como una sirena.
Hablaba como una reina que aún no ha reclamado su corona.

Él la miró largo, quebrado, y asintió.

—Te prepararé para lo peor.
—Pero también confío… en que serás lo mejor de esto.

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El plan

Había una reunión programada.
El clan de Lyric —el hermano de Daryan— se reuniría con representantes de los renegados.
Había rumores de un trato.
Intercambios.
Ofertas.

Y en el centro… el nombre de Neriah.

—Tú vas a entrar como prisionera —dijo Thalassa, con los brazos cruzados—. Yo me mantendré cerca, bajo el agua, por si necesitas ayuda.

—¿Y yo? —preguntó Lyrian.

—Tú distraes. Tu cara aún sirve como entrada. Usa tu apellido. Miente si hace falta.

Lyrian bufó.

—Adoro este plan.
—Solo hay tres formas en que funcione: con suerte, con caos… o con magia.

Thalassa lo miró.

—Y si tú no estorbas, quizás con los tres.

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Daryan – A solas con Neriah

—Si algo sale mal… no me esperes.

—No digas eso —respondió ella, acariciando su pecho—. Vas a estar ahí.

—Siempre.
—Pero si no llego a tiempo…

Ella lo besó.

—Entonces sabré que me amaste suficiente para dejarme pelear por los dos.

Él cerró los ojos.
Y en silencio… le entregó la daga de su familia.

—Por si mi nombre no basta.

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El infiltrado – Lyrian

El humo cubría el lugar.
Y los rostros en la sombra no preguntaban.
Lyrian caminó con seguridad.
Una capa cubría su rostro.
Pero su voz… seguía siendo la de un demonio con buen porte.

—Traigo un regalo —dijo al llegar al círculo de fuego—. La sangre que tanto quieren.

Neriah estaba de rodillas.
La cabeza baja.
Las manos atadas con un hechizo ligero.

Lyric se levantó.
Era idéntico a Daryan… excepto por los ojos.
Vacíos.

—Hermano mío —dijo, como una mueca torcida—. Siempre supe que tenías debilidad por las criaturas que brillan.

—Y yo siempre supe que tú no sabías amar nada que no pudieras usar.

El murmullo fue general.

Neriah alzó la mirada.
Y en sus ojos no había miedo.
Había marea.

—¿Y tú quién eres, belleza?

—La última voz que vas a escuchar —susurró ella.

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Desde la costa

Thalassa sentía la presión en el agua.
Algo iba a explotar.
Y ella ya estaba lista para cantar.



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En el texto hay: sirenas, lobos y vampiros

Editado: 26.03.2025

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