Corazón Abismal: Susurros del mar oscuro

CAPÍTULO 18 – Lo que arde después de la tormenta

Neriah – Presente

La cueva olía a agua estancada, sangre seca y fuego recién apagado.

La batalla había terminado.
Pero la guerra… seguía en el pecho.

Neriah no podía dormir.
Cada vez que cerraba los ojos, veía rostros.
Algunos que ayudó a salvar.
Otros… que no pudo.

—Tu canto los rompió —susurró Daryan, acariciando su espalda desnuda mientras ella yacía sobre su pecho—. Pero también te dejó vacía.

—Lo sentí —respondió—. Como si cada nota arrancara un pedazo de mí.

—Y aún así lo hiciste.

Ella levantó la mirada.
—Porque tú estabas ahí.
—Porque esta vez… no huí.

Él la besó en la frente.
Pero sus ojos estaban llenos de sombras.

Porque sabía que eso… había sido solo el principio.

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Thalassa – Aparte

Tenía un corte en la ceja, otro en el muslo, y las manos llenas de moretones.
Pero lo que más le dolía era el silencio.

Lyrian estaba sentado cerca del fuego.
Callado.
Como siempre.

—¿Te vas a quedar así toda la noche?

—¿Preferirías que sangrara dramáticamente?

Ella soltó una carcajada seca.

—Solo preferiría que hablaras.

Él levantó la mirada.
Y por primera vez… no había burla.
Había cansancio.
Y verdad.

—Creí que no me importaba morir.

—¿Y ahora?

—Ahora me importa…
—porque si me muero, no sé si volvería a encontrarte.

Thalassa se congeló.

Él se acercó.
Despacio.
Como si ella pudiera romperse.

—Tú me sacas de quicio.
—Pero también me haces sentir como si tuviera alma.

Ella se mordió el labio.
Y por primera vez… no huyó.

Lo besó.

Firme.
Real.
Con la rabia de lo que nunca fue dicho.

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Más tarde – Neriah y Daryan

Caminaban por la orilla.
El mar ya no rugía.
Solo susurraba.

—¿Crees que puedan perdonarte por haberme elegido? —preguntó ella.

—No lo necesito.

—¿Y tú te perdonas?

Daryan la miró.
Serio.

—No.
—Pero contigo… estoy aprendiendo a sanar.

Ella tomó su mano.

—Entonces enséñame.
—Y juro que no te suelto.

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Mientras tanto – Desde el abismo

Bajo el mar, muy al fondo, una criatura abrió los ojos.

Ojos viejos.
Ojos dorados.

“El despertar fue prematuro.
Pero ya está hecha la grieta.”

Una figura se acercó.
Oscura.
Mujer.
Y muy viva.

“Los reinos temblarán cuando ella sepa lo que lleva dentro.”

Y entonces…
todo volvió a estar en silencio.



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En el texto hay: sirenas, lobos y vampiros

Editado: 26.03.2025

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