Para este momento Javier y Cristal llevaban más de dos semanas asistiendo a citas propuesta por uno o por otro para conversar, habían hablado sobre todos los temas posibles aunque Javier estaba impresionado porque ella no había preguntado sobre su situación en la silla de ruedas, puesto que él ya se había acostumbrado a que este tema saliera rápidamente en sus conversaciones sociales; también he de decir que ambos habían experimentado en repetidas ocasiones algo llamado en el idioma Yagan “mamilapinatapai” que son esas miradas de dos corazones que se quieren, pero no son valientes para decirlo y a veces era incómodo el no saber si sentían lo mismo. Fuera de eso, hablar seguía siendo entretenido así que en este domingo tenían otro encuentro, se sentaron y la primera en hablar fue Cristal.
-¿Cómo te va en el amor?- preguntó.
Él rio sin saber que responder y luego de unos segundos respondió -creo que bastante mal –
Ella sonrió incrédula de aquella respuesta y él prosiguió diciendo que un amor de cuatro años lo había engañado sin entrar en detalles para terminar preguntando por ella y sus propias experiencias.
Pregunta a la cual Cristal respondió con su mirada hacia otro lado –Hay un chico…un soquete, impuesto por mi padre, que se cree mi novio-
-¿Se cree o es? –dijo el casi de inmediato en tono dudoso y preocupado por la repuesta.
- Él quisiera, pero no lo es, no salgo con cabezas huecas- contestó, ambos ríen y por unos segundos sus ojos se comunican y se dicen “te quiero.”
Luego ella dice -Afortunadamente no eres un cabeza hueca- el comentario deja un poco sorprendido a Javier quien está tratando de descifrar lo que quiso decir –¿A caso soy la única que siente esta conexión?- continuó diciendo en tono nervioso.
Javier sólo guardó silencio con la cabeza baja, pues no era valiente para responder que el también sentía dicha conexión, ella se acercó y se agachó buscando su mirada y tomo sus manos -¿no, verdad? – dijo suavemente con una sonrisa, él levantó su cabeza encontrando esos ojos verdes que le estaban matando lentamente y bajó su mirada hasta aquellos labios que tenían una sonrisa y en impulso casi instintivo la besó, un beso corto de algunos segundos pero que liberaba tantas cosas reprimidas o atrapadas en el corazón de esos dos seres. Beso que fue correspondido por ella, pero que Javier terminó bruscamente.
-esto no debe pasar- dijo en un susurro aun con los rostros juntos. La sonrisa de la joven chica se borró.–¿ por qué? – preguntó con sus ojos fijos en la mirada del chico y sus manos puestas delicadamente, acariciando con sus dedos las mejillas.
–Eres absolutamente genial y mereces a alguien igual de genial y precioso como tú, ese alguien no soy yo- dijo Javier aclarando su garganta para no sonar nervioso; sí, a mi amigo una vez más las inseguridades le invadían a tal punto de querer dejarla libre de él como un acto de amor hacia ella.
La sonrisa volvió a la chica –entonces, ¿no te viste en un espejo? – dice ella y ambos se ríen suavemente.
-Tú mereces a alguien sin tantos problemas, y que no tenga tantos miedos e imperfecciones- le explicó.
La sonrisa de Cristal se hizo más grande –Y tú mereces ayuda para esos problemas y para enfrentar tus miedos – dijo y la mirada de ella penetró una vez más en los ojos de Javier derrumbándolo por dentro y dejando silencio, silencio que fue llenado con un beso más largo y suave.
Entonces decidieron ir a casa salieron juntos del lugar, en el camino Javier sentía la necesidad de explicarle todo, todo sobre su silla, sobre su accidente, quizá no era tan importante, pero él sólo buscaba tranquilizar los demonios de sus inseguridades que le estaban torturando con cuestionamientos estúpidos en ese preciso instante.
-Ahora, que somos… Más que amigos, supongo debería contarte la parte más difícil de mi- dijo queriendo proseguir con la historia, para él dolorosa de su vida.
-No es necesario, pero sí quiero preguntar algo ¿Por qué te importa tanto, a tal punto de querer hacer de esto tu tarjeta de presentación?- dijo la chica interrumpiendo sus palabras.
A lo que él no supo responder inmediatamente- No lo sé, supongo que porque es lo primero que ven en mí y gracias a esas apariencias se forman muchas ideas erróneas de lo que puedo hacer, o no. Así que para evitarlo creo que debo explicarles eso, no es su culpa no conocer mi diagnóstico.- dijo en respuesta
La joven quien caminaba con las manos en los bolsillos de su pantalón se detuvo en frente de él, haciéndolo detenerse. Luego se agachó un poco para mirarlo a los ojos y tomó sus manos mientras daba un suspiro y luego dijo:
-Créeme cuando te digo que :No es necesario que lo hagas. Yo ya te he oído hablar y te he visto lo suficiente como para saber que eres capaz de muchas cosas, esta situación que a ti te pesa, a comparación de tu forma de ver la vida, es una pequeña cosa insignificante.- dijo Cristal haciendo una pausa.