Corazón con armadura

Capítulo 5: "Noche de invierno, un invierno azul"

Aquella tarde mientras estaba con Javier y una película romántica se reproducía en la sala de televisión de la casa, ella no dejaba de pensar en esto y  si debía decírselo.

-Tus pensamientos están más interesantes que la película, al parecer- dijo Javier mirando a los ojos perdidos de la joven quien volvió en sí al oírlo.

-Déjame adivinar, es tu padre- continuó y la chica asintió, luego apoyó la cabeza en el hombro; Javier mientras suspiraba.

-Quiere verte, conocerte- le dijo al fin, aunque le tomó por sorpresa a Javier le agradaba la idea.

-Acepto, también quiero verlo- le respondió despreocupado, juntando su cabeza a la de ella.

-Algo me dice que no lo hagas, porque puedes alejarte; pueden alejarte, puedes no soportar la presión-

Él sólo le oía y analizaba -Pero al menos lo intentaré, además para pelear se necesitan dos personas, dile que iré a una cena con todos ustedes- contestó luego la besó.

La cita se llevaría a cabo en la casa de Cristal ubicada en uno de los barrios más caros de la ciudad, en  la noche de invierno fría y oscura.

Justin el chico del transporte pasó por Javier y le ayudó con su silla, Javier estaba vestido de la manera más presentable que le fue posible, con corbata y traje en tonos azules, lograron encontrar como transportar la silla en el auto y comenzaron su camino. Javier a pesar de toda su disposición estaba nervioso y  algo incómodo.

-Tienes suerte, no sabes cuánto daría  por ser tú- comentó Justin.

-Por ser alguien nervioso y asustado a punto de conocer al padre no tan bueno de su novia-  respondió él y ambos  rieron un poco de ello. 

- Si mi novia fuese Cristal entonces, sí-. Javier comprendió la referencia, pero no respondió nada.

-Le rogué durante un año pero ella no quiso verme de otra forma, cuídala mucho porque es difícil de obtener; es como un tesoro-  Él sólo sonrió en respuesta y  agradeció  dándose cuenta de la responsabilidad que le acaba de dar ese joven a su lado. Al poco tiempo llegaron y mientras el auto  se aproximaba y estacionaba en frente de la gran casa pudo observar que Cristal estaba arreglada con un vestido, azul como el de la corbata que Javier lleva puesta  y el cabello recogido de manera despreocupada pero elegante.

-El azul puede ser un color romántico- pensó para sí mismo, en cuanto el auto se detuvo, Justin se bajó y puso la silla de ruedas en disposición para que Javier se saliera del auto, al hacerlo ella lo saludó con un abrazo, mientras él intentaba tranquilizar los nervios que se expandían por su cuerpo,

-Te ves genial  – le dijo a Cristal.

-Recuerda que estaré contigo en todo momento- respondió ella; él besó su mano y activó el mando eléctrico de su silla, para avanzar hacia la entrada del lugar y ambos agradecieron a Justin quien subió a su auto y se fue;  antes de que Javier pudiera  avanzar más Cristal se adelantó para anunciarlo a los señores Patisson.

-Javier puedes entrar -Le pidió Cristal y él obedeció. Para encontrarse en un lugar muy bonito con escaleras de caracol y un candelabro colgando del techo, estaba sorprendido de todo aquello pero trató de concentrarse en lo verdaderamente importante, así que se puso a un lado de Cristal, -él es Javier Wilde- dijo la joven en tono feliz.

 -Un placer- dijo Javier extendiéndole un saludo a Rodrigo, quien le respondió con cortesía pero sin quitar de su rostro una expresión muy fría y de  desagrado, supongo que no imaginaban que podrián encontrarse con alguien especial como él; dijeron sus nombres y luego Margaret lo invitó a pasar a la mesa a lo que él aceptó y ellos fueron de primero, por su parte él esperó a que Cristal se les uniera.

-¿Cómo te ayudo?- preguntó Cristal a Javier quien se disponía a acercarse a la mesa y buscaba donde ubicarse. 

- Por favor quita una de las sillas para yo ponerme en ese lugar- pidió Javier  en un tono apenado,  y ella lo hizo.

-Tenga cuidado de no rayar la madera con su maquinita –pidió Rodrigo, mientras la comida llegaba Javier intentó mantener una conversación normal, pero los señores fueron muy esquivos así que él se limitó  a mirar y lanzar pequeñas sonrisas a Cristal quien se encontraba a su lado, ya todos estaban comiendo cuando Margaret decidió preguntar:

–¿ Usted puede tener hijos joven?- Con una prisa en la voz que hacía notar que le urgía oír la respuesta, Javier no dejó que la incomodidad se apoderara de su cuerpo.

-Claro- respondió inmediatamente, y tal parece que la respuesta fue sorpresiva para la señora.

-Pero yo lo veo inútil de la cadera hacia abajo- ese comentario aparte de ignorante era bastante grosero, en este punto Cristal quiso intervenir, pero Javier no se lo permitió interrumpiéndola.




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