El sol entró por la ventana despertando a Javier, y haciéndole saber que lo sucedido era real; la chica a su lado aún dormía y él aún acurrucado decidió contemplarle un par de minutos y fue entonces cuando pensó que ella debía estar soñando con algo muy pacífico, pues eso era lo que le transmitía en ese instante, (quizá no se trataba del sueño, sino de su presencia que lo hacía sentir seguro ahora); ella se movió, levantó la cabeza y lo miró sonriente y dejó un beso en sus labios, Javier se levantó con los pies fuera de la cama y estiró sus brazos, se pasó a su silla y notó que Cristal aún le observaba de manera tierna y en respuesta sonrió, mientras tomaba su camisa y se miraba al espejo.
–Tienes una cicatriz, ubicada casi terminando tu espalda, quieres hablarme de ella- dijo la chica con una voz curiosa, pero a la vez con sutileza.
A Javier le extrañó la petición, pero respondió.
-Una cirugía, en la cual enderezaron los huesos afectados en la caída- Explicó.
Volteó a mirar a la chica quien parecía pensar.
-La cicatriz es pequeña, pero tiene una gran historia- dijo Cristal mirándole a él.
-Nunca lo había pensado- respondió.
-Me gusta esa pequeña marca de tu historia- continúo ella mientras se acercaba.
- No es gran cosa- respondió él dudoso del comentario
-Quizá si hubieses tenido otro tipo de vida que te causara otras cicatrices, no te hubiese conocido y no estaría aquí, por eso me gusta, porque fue lo mejor que pudo pasar- dijo peinándole el cabello con la mano.
- Entonces, a mí también me gusta- dijo él sonriendo dándose cuenta del ingenioso pensamiento.
Ese día marcó el inicio de (ojalá), mucho tiempo juntos, desayunaron, era domingo así que decidieron ir a visitar a Victoria, pero primero dejaron a Ana jugando en casa de Justin con la pequeña Sara.
Y fueron al hospital mental, solicitaron verla y se lo permitieron. Al entrar a la habitación a Victoria se le vio otro semblante más feliz, de por sí su semblante había mejorado al entrar al hospital, pero se le veía emocionada. La saludaron y después, de un rato de conversación, decidieron contarle la decisión, que habían tomado, de vivir juntos.
Ella sonrió- Estoy feliz por ustedes, pueden dormir en mi habitación, es más grande. Además yo no la necesito, no la usaré. Me estoy acostumbrando a dormir sola-.
La felicidad se dispersó de su ser muy lentamente y sus ojos se pusieron vidriosos. Javier de inmediato la abrazó, la enfermera se percató de ello y les pidió salir, Cristal se unió al abrazo, se despidieron y luego salieron de ahí, el doctor tuvo una charla con ellos donde les informó que:
Ella había mejorado los cuadros depresivos, ya no sucedían todos los días, pero cuando ocurrían tenían tendencias suicidas, había intentado terminar con su vida dos veces en el último mes, eso era un agravante de su enfermedad cancerígena. Pero lo habían controlado poniéndole vigilancia. A Javier le preocupó esto, pero decidió confiar en el hospital…
A la semana siguiente, Javier preparó una cena de celebración, Ana se vistió para la ocasión al igual que Cristal. Durante la cena todos reían y estaban felices, aunque a Javier le embargaba cierta melancolía el no tener a Victoria cerca y disfrutando con ellos.
-Tengo una sorpresa- dijo dirigiéndose a Cristal quien recogía los platos y lo miró desconcertada al oír esto.
Javier sacó del bolsillo interno de su chaqueta un folleto y una planilla, los entregó a Cristal quien seguía sin entender. Esos papeles eran nada más y nada menos, que una planilla de admisión y un folleto de opciones para entrar a la facultad de artes de la universidad. Al verlos los ojos de la chica se engrandecieron.
-Llena esa planilla, la llevaremos a la universidad y serás transferida, convirtiéndote en estudiante de artes- dijo él sonriendo.
- No es posible, el cambio llevaba meses- respondió la chica, negándose rotundamente a creerle.
-Es posible, porque el director de la facultad es amigo de mi padre, por lo menos ese imbécil tenía buenas amistades- dijo resoplando con rabia, a lo que la chica respondió dándole un gran abrazo.
Pasó un año, donde la vida de Javier cambió bastante, pero era una vida bastante tranquila, tenía un trabajo los fines de semana en un estudio fotográfico de una amiga de la universidad, sólo él trabajaba para que Cristal estudiase y se turnaban para cuidar de Ana, él lo hacía entre semana cuando ella llegaba del colegio y Cristal lo hacía los fines de semana, mientras él trabajaba. Javier visitaba constantemente a Victoria quien ahora recibía sólo quimioterapias y ayuda psicológica, estaba a punto de superar la depresión y muestra de ello era que había emitido una demanda de divorcio por abandono que estaba en proceso; Ana también la visitaba esporádicamente, puesto que ya era más consciente de la situación; Javier había llevado un proceso en sí mismo, para eliminar sus inseguridades y miedos, su corazón no necesitaba armadura.