Profesora: ¿De verdad quieres hacer esto? Podrías haber terminado la escuela en…
Una chica rubia estaba sentada frente a la profesora, una blanca sonrisa, ojos celestes como el cielo, el cabello sujeto con un cintillo en la parte alta del cabello, el uniforme muy bien ordenado y limpio, respondió de una manera muy educada.
Chica: No se preocupe por mí, sé lo que se viene, necesito estudiar aquí si quiero cumplir mis metas.
La profesora la miró atentamente durante unos segundos y suspiró.
Profesora: Kumi, eres una increíble estudiante, sólo espero que te vaya bien en tus clases, y lamento no estar preparados para recibirte inmediatamente, pero para mañana tendremos el implemento necesario.
Kumi sonrió amablemente.
Kumi: No es un problema, ¿Me podría guiar a mi salón?
La profesora se levantó y la miró.
Profesora: ¿Necesitas ayuda?
Kumi volvió a sonreír amablemente.
Kumi: Estoy acostumbrada, mientras no haya escaleras está todo bien.
Profesora: Buscamos una clase para ti en el primer piso para ti solamente.
Kumi movió su silla de ruedas hacia atrás moviéndose hacia la salida, la profesora la siguió, ambas entraron en un largo pasillo con ventanas que daban hacia la entrada de la escuela y comenzaron a avanzar.
Profesora: Sólo una advertencia, el curso en general es bueno, pero está un muchacho, apellido Mado, es un gran problema y preferiría que te mantengas apartada de él, por tu seguridad.
Kumi: Oh, tendré en cuenta su advertencia.
Profesora: Aquí estamos, salón tres “B”, adelante.
Kumi: Muchas gracias.
La profesora abrió la puerta y el salón entero fijó su mirada en ambas, bueno, casi todo el salón, el profesor que daba clases en ese instante miró a Kumi y luego a su colega.
Profesor: Ejem… Clase, atención.
La profesora se paró frente al pizarrón mirando a la clase, Kumi acomodó su silla de ruedas al lado de esta.
Profesora: Estimados estudiantes, ¿Me dan su atención por unos momentos?
Todos miraron directamente hacia la profesora, Kumi pudo notar a un chico que estaba durmiendo sobre su pupitre sin prestar la más mínima atención y por deducción supuso que era el chico del cual la profesora le dijo que tuviera cuidado.
Profesora: Muchachos, quiero que conozcan a Kumi, su nueva compañera de clases, ella viene de una escuela diferente y espero que todos la hagan sentir muy bienvenida aquí, ¿Entienden?
Todos asintieron al unísono, la profesora miró a Kumi.
Profesora: ¿Algo que agregar señorita?
Kumi: No, nada, muchas gracias.
Profesora: Muy bien, cuídese, y recuerde lo que le dije.
Kumi sonrió.
Kumi: Lo tendré en cuenta.
La profesora salió cerrando de un portazo, el profesor de la clase le habló.
Profesor: Lo siento, pero por hoy tendrás que sentarte junto a Mado.
Kumi sonrió amablemente.
Kumi: No es ningún problema, estaré ahí.
Kumi pasó ante la mirada de bienvenida de todos y se acomodó en un pupitre al que le habían quitado la silla, miró hacia su izquierda, un compañero que la saludó amablemente y la ventana, y a su derecha el infame chico que parecía estar durmiendo y detrás de él la puerta de salida, Kumi impulsada por su amabilidad decidió hablarle a pesar de las advertencias hechas hacia ella.
Kumi: Uhm, ¿Hola?
El chico levantó la mirada pesadamente y la miró, Kumi vio sus ojos color miel y el cabello desordenado.
Chico: ¿Eh? ¿Eres nueva?
Kumi sonrió amablemente, el chico la miró con desprecio.
Chico: Soy Nao, y eso es todo lo que necesitas saber, como veo que no te advirtieron, no me vuelvas a hablar si quieres seguir viviendo.
Kumi lo miró sorprendida, pero sus modales la podían.
Kumi: Lo siento si interrumpí tu sueño, lamento haber sido una molestia.
Nao la miró molesto, tomó sus cosas y se levantó saliendo de la clase, nadie dijo nada ni siquiera parecían haberse enterado de la situación, Kumi quedó sin palabras, miró al pizarrón confundida sin saber qué pensar.
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La hora de almorzar había llegado, Kumi revisó su bolso y saco su almuerzo que venía bien empaquetado y lo acomodó en su mesa, sin embargo, no podía evitar mirar el puesto vacío a su derecha.
Voz: ¿Hola?
Kumi volvió a mirar al frente, una chica cabello negro azulado, y ojos azules oscuros la miraba sonriente.
Chica: ¿Kumi cierto? Saludos, soy Shizune.
La chica le tendió la mano, Kumi sonrió amablemente y respondió el saludo.
Kumi: Hola, gusto en conocerte.
La sonrisa de Shizune continuó.
Shizune: ¿Te molesta si te acompaño?
Kumi negó suavemente con la cabeza.
Kumi: No, para nada, adelante.
Shizune: Gracias.
La chica tomó un asiento y se sentó delante de Kumi, esta le hizo un espacio para que se acomodara.
Shizune: ¿Y todo bien?
Kumi: Sí, gracias por preguntar.
Shizune: ¿Estás segura? Digo, sonaré entrometida, pero todos nos dimos cuenta.
Kumi: Fue mi culpa, debí escuchar las advertencias.
Shizune: Ese chico… Siempre ha sido raro.
Kumi: Yo no soy quién para juzgar, menos en mi primer día.
Shizune soltó una carcajada.
Shizune: Tienes razón, tranquila… Me gustan tus modales.
Kumi: Sólo trato con respeto a todos.
Shizune: Entiendo, y… ¿De dónde eres?
Kumi: Soy mitad extranjera, suponiendo que es eso lo que deseabas preguntar.
Shizune volvió a soltar otra carcajada, Kumi sonrió amablemente esta vez.
Shizune: Me atrapaste, ¿Te lo preguntan mucho?
Kumi: Sí, y no es que me moleste ni nada.
Shizune: Entonces, ¿Inglesa o algún país así?
Kumi: Mitad sueca, por parte de mi madre.
Shizune: Sueca ¿Eh? ¿Vives con tus padres?
Kumi: Sólo con mi padre, ellos se… Tenían sus diferencias.
Shizune: Oh… Lo…
Kumi sonrió.
Kumi: Tranquila, no sabías.
Shizune: Bueno, si quieres saber algo puedes preguntarme… O a la presidenta del consejo…
Kumi: Si eres tan amable, ¿Podrías decirme quién es la presidenta?
Shizune: Oh…
Dijo metiéndose un poco de arroz a la boca, se giró por unos segundos buscando y apuntó a una chica de cabello castaño que conversaba con un grupo.
Shizune: Ella… Se llama Yuuko, es amable así que no tendrá problema en responder.
Kumi: Muchas gracias Shizune.
Shizune siguió comiendo.
Shizune: No es problema.
Kumi sonrió.
Kumi: Me centraré en mi almuerzo por unos segundos en mi almuerzo, por si quieres preguntarme algo.
Shizune asintió mientras peleaba con un trozo de carne, Kumi comenzó a comer delicadamente.
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Kumi estaba paseando alrededor de la escuela reconociendo su nuevo entorno, al doblar en una esquina se encontró con una situación extraña, un grupo de compañeros estaban negociando unos cigarros de dudosa procedencia, Kumi quiso evitar el problema e intentó retirarse, pero uno de los chicos notó su presencia, Kumi se apresuró a retirarse, la carrera del grupo de compañeros se escuchó mientras gritaban que se detuviera, la experiencia de Kumi le dio la ventaja al ser rápida, pero al doblar en una esquina fue detenida por dos figuras.
Chico: Vaya, vaya… ¿No es nuestra nueva compañera?
Kumi respondió muy nerviosa.
Kumi: Y-Y-Yo sólo paseaba.
Una figura tomó la silla de ruedas de Kumi y la empujó ligeramente mientras hablaba.
Chico: Sólo queremos hablar.
Kumi se sintió amenazada, quiso gritar, pero sabía que si lo hacía sería peor.
Cuatro figuras la rodearon amenazadoramente.
Chico: ¿Por qué no empezamos por lo que viste?
Kumi: Y-Y-Yo no vi nada…
El chico que la sostenía movió violentamente la silla se ruedas tirándola al suelo.
Kumi: Auch.
Un chico la jaló y la dejó sentada contra una pared.
Chico: Verás, no me gustan los soplones y tú viste algo que no debías… Así que… Debo asegurarme que no hables, ¿Entiendes?
Kumi respiraba completamente aterrada.
Chico: ¿Entiendes?
Todos rieron, el chico se paró mirando a Kumi.
Chico: Bien, cómo obviamente no puedes correr… Creo que nos divertiremos un rato contigo.
Kumi lo miró tratando de apelar a la humanidad, pero este sonrió siniestramente y se desabrochó el cinturón.
Chico: Ahora…
Alcanzó a decir, una mano lo tomó del cabello y lo azotó contra un vidrio dejando algunas marcas en el cristal, el chico cayó y una cara familiar habló.
Nao: ¿Saben quién soy?
Todos lo miraron aterrados, el chico en el piso se levantó mirando la sangre que le salía de la cabeza.
Chico: M-Mado.
Nao: Verán hay pocas cosas que odio… Y dárselas de delincuentes cuando no saben ni hacerlo es terrible, así que… O se van de aquí ahora… O me veré en la obligación de enseñarles como golpear.
Todos los chicos se miraron y salieron huyendo, Nao miró a Kumi y le acercó la silla, se agachó junto a ella y la ayudó a sentarse.
Nao: Ya estás… Todo bien.
Kumi habló muy formalmente.
Kumi: Muchas gracias.
Nao: No es nada, odio a los abusivos y más contigo en tu condición.
Kumi: Yo creí que…
Nao: Deberías ir a la enfermería y que vean si estás bien… Buena suerte.
Y sin darle tiempo a replicar nada más Nao se fue como llegó, Kumi quedó completamente desconcertada con la situación.
Kumi: ¿Qué acaba de pasar?
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Enfermera: Entonces, ¿No te duele nada?
Kumi: No, gracias por la preocupación, estoy bien.
Enfermera: Las riñas entre compañeros son comunes aquí, pero jamás pensé que te tratarían así.
Kumi: Bueno, lo importante es que estoy bien.
Enfermera: Así es, ahora…
La enfermera fue interrumpida por la presencia de la directora quien irrumpió en la habitación.
Directora: ¿Señorita Kumi?
Kumi la miró.
Directora: Acompáñame, tengo algunas preguntas que hacerle.
Kumi asintió, con ayuda de la enfermera volvió a su silla de ruedas y siguió a la directora, al llegar a la oficina vio que estaba el chico al que Nao le había golpeado y Nao sentados esperando.
Kumi: Oh…
Nao ni siquiera intentó mirarla, Kumi y la directora entraron en la oficina, la directora se paró junto a su escritorio imponente.
Directora: Tengo entendido que usted presenció una riña entre los jóvenes que están fuera.
Kumi: Sí…
Directora: Le haré una pregunta, pero quiero que responda con sinceridad ¿Está bien?
Kumi: Sí.
Directora: ¿Usted vio al señorito Mado golpear a su compañero?
Kumi: Sí, pero…
Directora: Es todo lo que necesito, por favor espere fuera.
La directora la guio hacia fuera y al salir hizo que Nao entrara, el chico con la cabeza vendada la miró con desprecio, Kumi se iba a acomodar, pero los gritos de la directora la asustaron y pusieron nerviosa.
Directora: ¡Esta es la tercera vez que golpeas a alguien! ¡Los padres piden tu expulsión! ¡Debería sacarte de mi escuela ahora mismo! Pero… Esta escuela confía en el aprendizaje de cualquiera, incluso de ti… Cómo castigo tendrás que limpiar la piscina exterior esta tarde… Ahora retírate de mi vista antes de que me enoje de verdad…
Kumi vio el pomo de la puerta girar y se acomodó fingiendo que nada sucedía, Nao salió y Kumi lo miró, su cara estaba completamente vacía de expresión, pasó por el frente de Kumi ignorándola y se retiro, la directora salió y miró a ambos.
Directora: Listo, problema resuelto.
Kumi estaba sin palabras, el hecho le parecía estúpido, iba a replicar, pero la directora habló antes.
Directora: Ahora, vuelvan a sus clases, buena suerte.
La directora entró en su oficina, Kumi vio al otro chico marcharse y ella quedó completamente confundida.
Kumi: Pero… ¿Qué ha pasado?
Kumi miró hacia Nao, no se dirigía a la sala, y sólo pensaba que lo sucedido era su culpa, así que a pesar de todas las advertencias lo siguió, escondiéndose en las esquinas y mirando que este no la viera lo siguió hasta el patio y luego a la piscina, este se quitó la sudadera, luego las zapatillas y los zapatos calcetines, entró en un pequeño cobertizo y sacó instrumentos de limpieza, Kumi quería hablarle, pero no sabía como empezar, además, ¿Qué haría si él se ponía violento con ella? Parecía alguien bastante inestable, así pasó varios minutos debatiendo hasta que el timbre de vuelta a clases sonó y se preparó para retirarse hasta que vio a Nao sudar, ahí se le ocurrió una idea, rápidamente fue a una máquina expendedora cercana y sacó una botella con jugo, estaba fresco y bueno, no tenía otra manera de agradecerle lo que hizo, volvió a la piscina, Nao estaba sentado en un borde descansando, Kumi se le acercó silenciosamente al lado y dejó la botella junto a él, nerviosa miró a Nao quién notó su presencia.
Nao: ¿Eh?
Kumi: Ho-Hola…
Nao: Ah, eres tú… ¿Qué quieres?
Kumi: Yo… Quería darte este jugo… Para agradecerte lo que hiciste.
Nao: Ya veo… No lo quiero.
Kumi: ¿Eh? Pero…
Nao: Déjame en paz, ¿No tienes clases a las que asistir?
Kumi: Tú también.
Nao la miró de reojo con obvia molestia.
Nao: Si tomo la botella ¿Me dejarás en paz?
Kumi: Sí…
Nao tomó la botella, la destapó y bebió rápidamente de esta.
Kumi: Yo… Lo siento…
Nao la miró de reojo, dejó de beber y se limpió la boca con el antebrazo.
Nao: ¿Por qué?
Kumi: Bueno, te culparon de todo y tú no lo hiciste… Quise defenderte, pero no pude…
Nao soltó una carcajada, rápidamente saltó a la piscina y continuó con la limpieza.
Nao: Aunque hubieras podido no habría servido de nada… Ya tomé tu botella, ahora vete…
Kumi: Yo… No creo haber hecho nada mal para que me trates así.
Nao: Sé lo que quieres y no pasará… Quieres entablar una conversación y empezar a hacerte amiga mía, ya sabes quién soy, y sientes lástima, “nadie debería estar sólo”, eso te dices a ti misma, mientras piensas en lo inestable que luzco, no quiero gente cómo tú en mi vida, fácil y sencillo, ahora, ve con los que son cómo tú, te esperan.
Kumi se sintió ofendida, sin embargo, suspiró y mantuvo la calma.
Kumi: Así es, te veo cómo una causa perdida y quiero ser la que te salve de tu soledad… Nadie debe estar sólo.
Nao la miró.
Kumi: No soy cómo ellos.
Nao sonrió.
Nao: No eres la primera persona en decirme eso… Y tampoco serás la última, no caminar no te hace mejor que ellos si eso piensas, no es lo físico.
Kumi: Pues en ningún momento pasó eso por mi cabeza.
Nao siguió fregando en silencio.
Kumi: Eres un triste sujeto.
Nao: Yo me veo bien, ahora debo continuar con esto, debo terminar antes de que las clases terminen, no molestes.
Kumi: Entonces ¿Cómo? ¿Cómo te demuestro que soy diferente a ellos?
Nao la miró, esta vez algo más atento.
Nao: Uhm… ¿No me dejarás en paz cierto?
Kumi: No.
Nao: Bien… Uhm… Ya sé, dime mi segundo nombre.
Kumi: ¿Segundo nombre?
Nao: Sí, si tienes la astucia o la perseverancia que me interesa en las personas lo encontrarás, si no… Siempre puedes hacer tu vida cómo los demás.
Kumi lo miró y este volvió a su labor.
Kumi: ¿Y qué hago cuándo lo encuentre?
Nao: Vienes y nos hacemos amigos…
Kumi: ¿Lo prometes…?
Nao la miró.
Nao: Sí, lo que sea…
Kumi asintió y se giró.
Kumi: Que tengas un buen día.
Nao hizo un gesto algo molesto antes de que Kumi se retirara.
Kumi: Siento que será más difícil de lo que suena.
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El día escolar ya había terminado, Kumi alistaba sus cosas para marcharse cuando Shizune se le acercó sonriendo.
Shizune: Hola.
Kumi la miró y respondió con una amable sonrisa.
Kumi: Buena tarde.
Shizune: Oye, te parecerá impertinente, pero el profesor me dijo dónde vives y me pidió que te acompañara, así que… Si no te molesta, ¿Te puedo acompañar?
Kumi sonrió nuevamente.
Kumi: No hay ningún problema, permíteme terminar de ordenar mis cosas y marchamos.
Kumi ordenó su bolso, mientras guardaba el último libro miró hacia el asiento vacío de Nao.
Kumi: Uhm… Shizune…
Shizune: ¿Mande?
Kumi: ¿Sabes el segundo nombre de Nao?
Shizune: ¿Nao?
Kumi: Mado.
Shizune: Oh, ese Nao, no… Espera ¿Quieres intentar hacerte su amiga?
Kumi la miró intrigada.
Kumi: ¿Cómo supones eso?
Shizune: No eres la primera de intercambio, a cada uno que intentó estar cerca de él le pidió lo mismo, pero es sólo una trampa, él no tiene un segundo nombre, al menos ninguno lo encontró en ningún documento oficial, así que no vale la pena intentarlo… Es sólo una advertencia para que te alejes de él.
Kumi: ¿Qué es lo que ha hecho para tener esa reputación?
Shizune: Algunos son rumores, otros ciertos, la verdad es que es alguien violento, pero nadie sabe por qué…
Kumi: Y si quiero intentar ser su amiga ¿Algún consejo?
Shizune: Eres persistente, bien te daré las pistas que los demás encontraron… No está en el libro de clases, la directora no te lo dará y ningún cuaderno o libro que él tenga lo tiene.
Kumi: Oh…
Shizune: Algunos han pensado en seguirlo, pero a ese punto ya están muy cansados y se dan cuenta que no vale la pena intentarlo.
Kumi: Gracias por tus consejos.
Shizune: ¿Estás lista?
Kumi: Sí, vamos…
Shizune: ¿Me dejas empujarte? Quiero hacerlo demasiado.
Kumi soltó una carcajada muy delicada.
Kumi: Está bien, sólo no me tires.
Shizune: Oh, no, no… Jeje…
Kumi sonrió y ambas salieron del salón.
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Shizune: Entonces, te criaste con tu padre porque tu madre los abandonó… ¿Con él aprendiste tus modales?
Kumi: Oh, no… Me encantaría que así fuese, pero mi padre es algo, singular, yo fui internada en una escuela que era un convento igualmente, así que de ahí provienen mis modales.
Shizune: Ya veo.
Las dos se detuvieron en un semáforo, la luz roja estaba brillando.
Kumi: ¿Y tú? ¿Tienes hermanos?
Shizune: Sí, dos, uno trabaja para una empresa importante así que viaja constantemente y el otro estudia en una universidad lejos, así que estoy yo y mis padres.
Kumi: ¿Cómo es tu relación con ellos?
Shizune: Bien, supongo… No nos llevamos mal.
Kumi: Eso está b…
Kumi miró a su lado, una figura familiar esperaba con ellas en el semáforo, Nao miraba atentamente el semáforo y no notó en ningún momento la presencia de Kumi ahí, ni siquiera al cambiar a verde, él cruzó corriendo mientras Shizune seguía hablando.
Shizune: ¿No crees Kumi?
Kumi reaccionó, esta seguía siendo empujada por Shizune.
Kumi: Lo siento, es que… ¿Lo viste?
Shizune: ¿Qué? ¿A quién?
Kumi: A Nao, él… Estuvo con nosotras.
Shizune: No, no lo vi… Tampoco creo que hubiera servido de algo verlo.
Kumi: Yo… Tienes razón.
Shizune: ¿De verdad crees que valga la pena?
Kumi: ¿El qué?
Shizune: Intentar ser su amiga, es sólo una persona y si quiere estar sólo bien por él…
Kumi: Nadie quiere estar sólo.
Shizune: Si me pagaran por cada vez que oigo eso.
Kumi: Shizune, todo lo que he querido siempre lo he logrado, esta no será la vez que me de por vencida.
Shizune: Kumi, ese chico es peligroso, sólo me queda advertirte, quedará en ti si me escuchas o no… Sólo te pido que tengas cuidado.
Kumi: Lo tendré.
Shizune: Bien, si no me equivoco, estamos cerca de tu casa.
Kumi: Sí, así es.
Shizune: Kumi, una última cosa.
Kumi: ¿Sí?
Shizune: Si algún día necesitas ayuda o algo, no dudes en hablar conmigo, quizás no pueda ayudarte, pero encontraré la manera de hacerlo.
Kumi sonrió.
Kumi: Es muy amable de tu parte, gracias.
Shizune sonrió y Kumi le devolvió la sonrisa amablemente.
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