Corazón de Cristal.

Humor/Superación.

Kumi: Ha pasado una semana y algo, y todavía nada, cómo dijo Shizune, en el libro escolar sólo está cómo Nao Mado, la directora hizo muchas preguntas y no me permitió saber algo más diciéndome que me alejara de él… Estoy cansada. 
Yuuko: Tranquila, yo también lo intenté en su tiempo, sólo te queda una cosa más por hacer. 
Kumi: ¿Qué cosa presidenta? 
Yuuko: Preguntarle a él, el te dirá que no te dirá nada y puedes darte por vencida, su nombre es Nao Mado, y nada más… No te quiere cerca, es triste, pero creo que él prefiere su soledad. 
Kumi: Si todo termina ahí… Entonces, creo que lo intentaré, no quiero ver caras tristes… Y siempre consigo lo que quiero. 
Yuuko: Queda en ti Kumi, sólo ten cuidado si él se molesta, se pondría algo… Violento. 
Kumi: Entiendo, haré mi mayor esfuerzo. 
El timbre sonó, las clases comenzaron y el profesor comenzó a explicar, Kumi se estaba cuestionando si en verdad valía la pena, todos le tenían miedo y muchas veces reaccionaba de mala manera. 
Kumi: Está bien. 
Kumi suspiró y miró a su lado, Nao estaba echado sobre la silla mirando hacia el pizarrón, pudo notar que él incesantemente movía sus manos, pero no le prestó atención, rápidamente susurró hacia él. 
Kumi: Nao… 
Este detuvo su jugueteo y la miró molesto. 
Nao: ¿Qué quieres? 
Kumi: Yo… Quería saber tu segundo nombre… 
Nao puso cara de no entender. 
Nao: ¿Quién eres? 
Kumi: Soy… La chica que te dejó el jugo en la piscina… Dijiste que si encontraba tu segundo nombre me dejarías ser tu amiga. 
Nao: ¿Eh? ¿Yo dije eso? 
Kumi: Sí y he buscado en todos lados y no he encontrado nada, así que decidí preguntarte… 
Nao: Uhg, ni siquiera en clases puedo estar tranquilo ya, no te diré mi nombre, eres una total desconocida… 
Nao se paró molesto, tomó sus cosas y salió, nadie le prestó atención, excepto Kumi. 
Kumi: Yuuko tenía razón… Él quiere estar sólo… 
Kumi se iba a acomodar cuando el recuerdo de la vez que Nao la ayudó pasó por su cabeza, ese día no parecía un chico diferente, parecía que de verdad le molestaba que hubieran intentado golpearla. 
Kumi: No, todos se rinden aquí, pero no yo… 
Kumi tomó su bolso y con algo de esfuerzo se las arregló con su silla de ruedas para salir, sintió cómo algunas miradas se clavaron en ella al hacerlo, pero no les dio importancia, al salir alcanzó a ver a Nao doblando en una esquina del pasillo, rápidamente lo empezó a seguir hasta su destino, la biblioteca, Nao entró y Kumi esperó unos segundos antes de entrar, cuando lo hizo lo buscó con la mirada, Nao leía un libro titulado “Tragedia de amor y sal”, Kumi entró cuidadosamente hasta que fue detenida por una voz femenina. 
Voz: Hola, ¿Puedo ayudarte? 
Kumi se giró para ver a la bibliotecaria, una mujer de unos treinta y algo años, cabello castaño y ojos marrones, con lentes y un colorido uniforme mirándola. 
Bibliotecaria: Oh, eres nueva, nunca había visto tu cara por aquí. 
Kumi: Sí, llegué hace una semana, hola soy Kumi, Kumi… 
Bibliotecaria: Soy Tomori, pero puedes decirme Tomo… Jeje. 
Kumi: Tomori está bien. 
Tomori: ¿Y qué te trae por aquí Kumi? 
Kumi: Oh, yo… 
Kumi miró a Nao. 
Kumi: Quiero saber si tienen un libro… Es que en mi escuela anterior comencé a leerlo y no pude terminar de leerlo. 
Tomori: Sí, dime cuál y lo buscaré en los registros. 
Kumi: Tragedia de amor y sal. 
Tomori: Déjame buscar… 
Tomori comenzó a buscar en su computadora por unos segundos. 
Tomori: Lo tenemos, pero está prestado en este instante. 
Kumi: Oh, que pena. 
Tomori: Tranquila, lo tiene Akatsuki, si vuelves más tarde estará disponible. 
Kumi: ¿Akatsuki? 
Tomori: Sí, Nao Akatsuki… 
Kumi: ¿Mado querrá decir? 
Tomori: Ah, lo conoces… No, Mado es su segundo nombre, él lo usa cómo su apellido por algo que pasó con su familia, pero su apellido es Akatsuki. 
Kumi: ¿Enserio? No lo habría imaginado. 
Tomori: No, yo tampoco, es un buen chico y muy esforzado, no ha tenido una vida fácil, pero tú sabes de eso ¿Cierto? 
Kumi miró sus piernas y sonrió. 
Kumi: Gracias Tomori, iré a ver más libros ¿Vale? 
Tomori: Sí, sólo no hagas mucho ruido ¿Vale? 
Kumi: Lo tendré en cuenta. 
Tomori: Bye. 
Kumi entró y lentamente se acercó a la mesa en la que Nao leía. 
Kumi: Mado… 
Nao levantó la mirada de su libro y le dio un vistazo, luego bajó la vista disgustado. 
Nao: ¿Qué quieres? Estoy ocupado. 
Kumi: Mado, ese es tu segundo nombre, tu apellido es Akatsuki, pero no sé por qué no lo usas y usas tu segundo nombre cómo tu apellido. 
Nao la miró y bajó el libro. 
Nao: Veo que hablaste con Tomori. 
Kumi: Así es. 
Nao: Bien, lo conseguiste, ¿Ahora qué? 
Kumi: Preguntarte. 
Nao: Hazla. 
Kumi: No soy la primera que hace esto, pero veo que soy la primera en llegar hasta aquí ¿Por qué? 
Nao: Todos dejan de intentarlo cuando les grito. 
Kumi: ¿Qué ganas haciendo esto? 
Nao: Solía dejar que cualquier persona se me acercara, pero eso me llevó a ser infeliz, así que si alguien no era capaz de buscar algo tan simple cómo mi nombre y pasar el ojo analítico de Tomori, no era bueno para mí. 
Kumi: ¿Qué te sucedió para ser así? 
Nao desvió la mirada. 
Nao: Yo… 
El celular de Nao sonó, este contestó rápidamente. 
Nao: ¿Hola? 
Nao asintió varias veces antes de volver a hablar. 
Nao: No queda de otra, quédate ahí, estaré en unos minutos. 
Nao se despidió y cortó, tomó su mochila y se arregló. 
Nao: Te respondo en otro momento, ahora tengo algo importante que hacer, voy a salir. 
Kumi lo miró atenta. 
Kumi: Uh, yo… ¿Voy contigo? 
Nao: Te meterás en problemas. 
Kumi: Ya me salí de clases, estoy en problemas. 
Nao suspiró algo molesto. 
Nao: Bien, pero te empujaré yo, necesito llegar rápido. 
Kumi: Está bien. 
Nao tomó las manillas de la silla de rueda y la empujó rápidamente. 
Tomori: ¡Hasta luego! 
Kumi sólo alcanzó a hacer un ademán con la mano antes de que Nao la sacara. 
Kumi: ¿Dónde vamos? 
Nao no respondió, Kumi notó que estaba centrado en ir rápido y sin hacerla saltar mucho. 
Kumi: Lo siento. 
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El paso de Nao se aligeró, Kumi supuso que estaban cerca.  
Kumi: ¿Nao?  
Nao: ¿Uhm?  
Kumi: ¿Por qué me ayudaste aquél día?  
Nao: ¿Qué día?  
Kumi: Ese día, con los chicos, ellos…  
Nao: Takao no me cae bien, golpearlo se sintió bien, y soy humano, no iba a dejar que te violaran. 
Kumi: ¿Eso iban a hacerme? 
Nao: ¿Qué pensaste que harían? Estaban cerca de una sala que estaba vacía, esa sala la usan para encuentros ilícitos. 
Kumi: En realidad, no sé qué sucedía por mi cabeza, sólo estaba desesperada por ayuda. 
Nao: Da igual… Ya no fue. 
Kumi: ¿Y cómo sabes que esa sala era para eso? 
Nao: Si tratas de suponer que la he utilizado, sólo una pregunta tengo, ¿Crees que alguien saldría conmigo? 
Kumi: Con lo que me costó ser tu amiga, ser tu novia debe ser una tortura. 
Nao: Ja, ja… Bien, llegamos. 
Los dos estaban en una hermosa casa celeste, las ventanas con sus marcos blancos, una reja pintada con flores de decoración, pero lo que más le llamaba la atención a Kumi era el muy bien decorado jardín, los colores y la cantidad de flores eran variados, pero muy bien ordenados, Nao la empujó por la rampa que llevaba a la puerta principal y tocó el timbre. 
Kumi: Es muy bonita. 
Nao: Es mi casa. 
Unos pasos se sintieron seguidos de una voz femenina infantil. 
Voz: ¿Quién? 
Nao: Yo, abre vengo con visitas. 
Voz: ¿Visitas? Nunca traes a nadie, dame un segundo. 
La puerta se abrió y Kumi pudo ver a una chica, cabello negro y ojos miel, de unos doce años con un vestido blanco y descalza. 
Chica: Hola. 
Kumi: Encantada de conocerte. 
La chica la buscó con la cabeza, pero no con la mirada, Kumi lo notó bastante. 
Nao: Déjanos entrar, luego hablan. 
La chica se hizo a un lado apoyándose en la puerta, Nao hizo que Kumi entrara y la empujó dentro, el lugar estaba muy ordenado, lo único que se notaba era la carencia de fotos en el lugar, Nao la llevó a una sala de estar, unos bonitos sofás y algunas plantas adornaban todo, la televisión estaba encendida en un canal de noticias. 
Nao: ¿Te ayudo a sentarte? 
Kumi: No, déjame frente al sofá. 
Nao lo hizo, Kumi hizo un esfuerzo y se lanzó al sofá, rápidamente se acomodó y miró a Nao sonriente. 
Nao: Dejaré tu silla a un lado. 
La chica apareció apoyada en el muro. 
Chica: Marco… 
Nao: Polo. 
Chica: Ah, están aquí, ¿Y me dirás quién es? 
Nao: Una amiga, ahora siéntate y espera a que te prepare el almuerzo. 
La chica asintió, Nao pasó junto a ella y le jaló suavemente la oreja derecha. 
Nao: ¿Qué te he dicho sobre andar descalza? 
Chica: Está bien, está bien… Me pondré sandalias. 
Nao se acercó a ella y esta le dio un pequeño beso en la mejilla. 
Nao: Hablen lo que quieran. 
Nao salió y la chica se acercó tocando todo hasta ponerse en el sofá frente a Kumi sonriendo. 
Chica: ¿Así que eres amiga de mi hermano? Él nunca había llegado con visitas. 
Kumi: Oh, yo… Sí, soy Kumi, encantada de conocerte… 
Chica: Soy Ayame, Ayame Akatsuki. 
Kumi: Encantada Ayame. 
Ayame: ¿Eres nueva? No había oído de ti. 
Kumi: Así es… 
Ayame: ¿Usas silla de ruedas? Tu voz sonaba más baja de lo normal. 
Kumi: Sí, no puedo caminar… 
Ayame: Oh, lo siento, no quise incomodarte. 
Kumi: No es nada… Perdón, pero tú… 
Ayame: ¿Ciega? Sí, lo soy. 
Kumi: Oh… 
Ayame: No me ofende ni nada, creo que cómo yo tú entiendes lo que es ser…. Diferente. 
Kumi: ¿Cuántos años tienes? 
Ayame: Doce, los cumplí la semana pasada. 
Kumi: Oh… Felicidades. 
Ayame: Gracias. 
Kumi: No es nada… 
Ayame: ¿Cómo conociste a mi hermano? 
Kumi: Estamos en las mismas clases y él me ayudó. 
Ayame: Jeje, él suele ayudar gente, aunque trata de mantener su apariencia de “chico malo” 
Kumi: Jeje, sí lo noté… ¿Y sus padres? 
Ayame: Oh, ellos… Están muertos, los perdimos en un accidente. 
Kumi: ¡Lo siento! No debí preguntar. 
Ayame: Fue hace mucho ya, yo tenía cinco… En ese accidente perdí la vista, los doctores dijeron que fue por el golpe que me di por el pavimento, si mi hermano no me hubiera tomado en sus brazos, yo también estaría muerta. 
Kumi: Oh… oh… Creo que juzgué mal a Nao. 
Ayame: Todos lo hacen, debido a que a él no le agrada la gente mucho. 
Kumi: ¿Por qué? 
Ayame: Espera… ¡HERMANO! 
Nao respondió desde la distancia. 
Nao: ¡¿Qué?! 
Ayame: ¡LE DIRÉ TODO ¿TE MOLESTA?! 
Hubo unos segundos de silencio antes de que Nao respondiera. 
Nao: ¡Me da igual! ¡Déjame cocinar! 
Ayame sonrió y volvió a buscar a Kumi con la cabeza. 
Kumi: Aquí. 
Ayame la ubicó y sonrió. 
Ayame: Mis padres tenían dinero, cuando murieron habían dejado dicho que si algo les pasaba, nuestros tíos nos cuidarían, pero ellos tomaron el dinero y nos abandonaron con la anciana dueña de esta casa, ella no tuvo problemas en acogernos, pero Nao tuvo que cuidar de mí y ayudarme a aprender todo lo nuevo, mientras él estudiaba y trabajaba limpiando autos, ya que era pequeño, Nao tuvo que madurar antes y volverse el hombre de la casa, pero nunca superó lo que nos hizo nuestra familia, así que se volvió algo escéptico sobre las amistades y eso. 
Kumi escuchó con atención cada palabra. 
Kumi: Es triste, a mí mi madre me abandonó con mi padre, pero no puedo pensar que alguien pueda ser así. 
Ayame: Ahora sigue igual, estudia, se da el tiempo de ayudarme y el de trabajar, se esfuerza mucho por darme todo y yo estoy agradecida, para nuestra suerte, la mujer que nos acogió nos dio esta casa como herencia y el dinero que tenía, porque ella nunca tuvo familia hasta nosotros. 
Kumi: Lamento mucho todo, creo que si la gente supiera, no tendría tan mala imagen de él. 
Ayame: A él le gusta… 
Ayame susurró. 
Ayame: Además así se hace la víctima. 
Kumi la miró y las dos sonrieron. 
Nao: Si vas a insultarme, tendrás que intentar un poquito más duro que eso. 
Ayame se giro buscándolo. 
Ayame: ¿En qué momento llegaste? 
Nao: Les traeré té, ¿Alguno en específico? 
Ayame: ¡Té verde con miel! 
Nao: Vale, ¿Y tú? 
Kumi: Oh, yo… Lo mismo. 
Nao: Vale. 
Nao se retiró, Kumi y Ayame volvieron a hablar. 
Ayame: Dime, ¿Hay algo que quieras saber? 
Kumi: Eres muy abierta a contar tu historia, a diferencia de él. 
Ayame: Iba a decir que eres la primera chica que trae en años, pero estaría mal, eres la primer persona que trae hace mucho tiempo. 
Kumi: Oh, oh… Oh… ¿Recuerdas quién fue la última? 
Ayame: Recuerdo su nombre, Yuuko, ella era amable, pero de un día a otro dejó de venir, y mi hermano me dijo que sólo no se llevaban bien. 
Kumi: Yuuko… ¿Yuuko? ¿No es esa la presidenta del consejo estudiantil? 
Ayame: No lo sé, mi hermano no habla mucho sobre ella… 
Nao llegó con dos tazas una la dejó frente a Kumi y esta le agradeció, luego se acercó a Ayame. 
Nao: Siéntate bien… 
Ayame obedeció, Nao sacó una pequeña mesa de desayuno de detrás del sofá y la puso por encima de las piernas de Ayame, delicadamente dejó la taza sobre la mesita y luego habló. 
Nao: Ten cuidado, está caliente. 
Ayame: Gracias hermano. 
Nao: Iré a la cocina, ustedes sigan en lo que estaban. 
Nao se iba a retirar cuándo Kumi le habló. 
Kumi: Nao… Gracias por todo. 
Nao sólo hizo un gesto de aprobación y salió de la sala de estar, Ayame buscó la taza con las manos suavemente hasta encontrarla. 
Ayame: Provecho. 
Kumi: ¿Y dónde estudias? 
Ayame: En la primaria a unas cuadras de aquí. 
Kumi: Oh sí, conozco cuál es. 
Ayame: Pero cuando termine, iré a la secundaria de ustedes, cómo tienen conexión directa a una universidad, será bueno. 
Kumi: Esa es la razón por la que decidí cambiarme, ¿Y vas sola? 
Ayame: Sí, mi hermano me acompañó las primeras veces, mientras me acostumbraba al tránsito, pero luego le pedí dejarme ir sola para independizarme, claro que él me seguía igualmente, pero nunca se lo dije. 
Kumi: Se preocupa bastante por ti. 
Ayame: Dice que soy lo que le queda de felicidad, así que sí, sí lo hace… 
Kumi: Wow. 
Ayame: Oye, Y tú… ¿No caminas desde pequeña? 
Kumi: No, yo… Sufrí un accidente, caí por escaleras y me golpeé la columna, extrañamente, sólo perdí la movilidad, pero la sensibilidad y el crecimiento es normal. 
Ayame: Quizás algún día puedas recuperar la movilidad. 
Kumi: Todo es posible. 
Ayame: Una vez tiré mi comida al suelo. 
Kumi: ¿Eh? ¿Qué? ¿Por qué? 
Ayame: Había tirado varias cosas por accidente, entonces mi hermano me dijo “Si tiras tú comida vas a ver”, entonces la tiré… 
Kumi quedó completamente confundida. 
Ayame: ¿Entiendes? “Vas… A… Ver…” 
Ayame dijo pasando su mano derecha frente a su cara, Kumi entendió y tuvo que aguantar la risa. 
Kumi: ¿No te importa reírte de tu condición? 
Ayame: ¿A ti te importa? 
Kumi: En verdad, lo único que me importa es que me miren en menos por tener esta condición… Puedo hacer casi todo igual a los demás. 
Ayame: Entiendo… 
Kumi: Lo siento, me molesté un poco… ¿Cómo llamas a tú hermano? 
Ayame sacó un celular algo raro. 
Ayame: Este celular fue hecho con los números en braille, así que así lo hago. 
Kumi: Debió costar mucho. 
Ayame: No lo sé, él nunca me da precios, dice que de lo único que me debo preocupar es estudiar. 
Nao apareció en la entrada. 
Nao: Bien, el almuerzo está casi listo… ¿Te quedarás? 
Ayame: Para eso te llamé. 
Nao tomó un cojín y se lo lanzó, Ayame recibió el cojín en toda la cabeza. 
Ayame: Tengo la taza aún… 
Nao: No te hablé a ti, entrometida, ¿Kumi? 
Kumi se sorprendió, era la primera vez que él la llamaba por su nombre. 
Kumi: Digo… Me estás invitando… Supongo que si no es molestia… 
Nao: Bien, será mejor que te ayude a ir al comedor. 
Kumi: Sí, yo… Sólo necesito una pequeña ayuda con la silla y… 
Nao ya había puesto la silla frente a ella y la levantó, las mejillas de Kumi enrojecieron cómo tomate hasta cuándo este la dejó suavemente en la silla de ruedas. 
Nao: Bien… Ayudaré a mi hermana ahora y luego iremos al comedor. 
Kumi asintió completamente cohibida, Nao se acercó a Ayame y esta infló sus mejillas molesta. 
Nao: ¿Qué? 
Ayame simplemente lo ignoró. 
Nao: ¿Estás molesta? 
Ayame lo siguió ignorando, Nao le quitó la mesita de encima y luego se sentó junto a ella. 
Nao: ¿Enserio? 
Ayame se cruzó de brazos y giró la cabeza al lado contrario. 
Nao: Si es así… Tendré que ponerme rudo. 
Nao se abalanzó sobre esta y comenzó a hacerle cosquillas, Ayame comenzó a reír. 
Ayame: ¡Vale, vale…! ¡Jajaja! 
Nao continuó atacándola, Ayame reía desesperadamente. 
Nao: ¿Sigues enojada? 
Ayame: ¡No! ¡N… No! Jajaja… POR FAVOR DETENTE… 
Nao se detuvo y Ayame intentó recuperar la compostura, Kumi intentaba no reír de la situación. 
Nao: Sígueme Kumi. 
Kumi asintió y ambos salieron al pasillo. 
Kumi: Se llevan muy bien. 
Nao: Sí… Además, no le conviene molestarse conmigo. 
Ambos entraron en el comedor, la mesa y sillas eran de una madera barnizada muy delicada, Nao ayudó a Kumi a sentarse. 
Kumi: ¿Y por qué no le conviene? 
Nao: Porque le puedo cambiar de lugar los muebles. 
Kumi lo miró sorprendida. 
Ayame: Mis rodillas dolieron durante varios días la vez que lo hiciste. 
Nao dejó salir una carcajada, rápidamente ayudó a Ayame a sentarse. 
Kumi: No puedo creer que lo hicieras. 
Nao: ¿Enserio? 
Kumi: Vale… Sí… 
Nao: Iré a servir, vuelvo de inmediato. 
Nao salió, Ayame suspiró. 
Kumi: ¿Qué sucede? 
Ayame: ¿Mi hermano es guapo? 
Kumi se ruborizó, hasta que recordó que Ayame no podía ver su reacción. 
Kumi: ¿Por qué lo preguntas? 
Ayame: Tengo vagos recuerdos de lo que era, no sé si sigue igual, no sé… Han pasado años… 
Ayame parecía melancólica. 
Kumi: Bueno, sí lo es… Sólo le falta arreglarse un poco… 
Ayame: ¿Enserio? 
Kumi: ¿Quieres que te lo describa? 
Ayame: Dame colores, su contorno lo conozco, no conozco sus colores. 
Kumi: ¿Puedes…? 
Ayame: Sí, mi madre era una artista, dibujante, me enseñó una gran variedad de colores antes de… Del accidente. 
Kumi: Su cabello es negro, profundo y su piel es clara. 
Ayame asintió pensativa. 
Kumi: Sus ojos son color miel, digo… Marrones claro. 
Ayame: Sigue con la misma mirada entonces… 
Kumi: ¿Qué mirada? 
Ayame negó con la cabeza y sonrió. 
Kumi: Bueno… 
Ayame: ¿Y a ti te parece atractivo? 
Kumi suspiró.  
Kumi: Uhm… Es bastante atractivo, pero su personalidad es algo… Difícil de entender.  
Ayame: Jeje, lo sé…  
Kumi: Ahora que lo pienso, cuándo lo vi limpiando la piscina, él tenía dos cicatrices, una en el brazo izquierdo y una en el estómago…  
Ayame: ¿Quieres saber…? 
Ayame estaba inclinada esperando la respuesta de Kumi.  
Kumi: Sí…  
Ayame: La del brazo fue un vidrio, le rompió el brazo mientras me sujetaba en el accidente… La del estómago es una puñalada.  
Kumi: ¿Puñalada?  
Ayame: Mi hermano detuvo un asaltante, este le alcanzó a dar una puñalada antes de que Nao lo enviara al hospital grave. 
Kumi: Oh… Vaya… ¿Cómo es que nunca salió en las noticias? 
Ayame: No lo sé, jamás lo vi… Ja… 
Kumi: Ja… 
Ayame inclinó la cabeza algo dudosa. 
Ayame: ¿Qué te molesta? 
Kumi: ¿Por qué lo dices? 
Ayame: Esa carcajada fue… Forzada… ¿Te molestó el chiste? 
Kumi: Yo… Quizás… 
Ayame: El humor es una manera divertida de tocar temas que generalmente son difíciles de tocar… Sobre todo para mí… 
Kumi: Tú cara muestra preocupación. 
Ayame: ¿Enserio? 
Ayame sonrió nuevamente. 
Ayame: Ya viene… 
Kumi: ¿Eh? 
Nao entró con una bandeja con tres platos de espaguetis con albóndigas y salsa, antes de servir miró a Kumi. 
Nao: ¿No eres alérgica a nada verdad? 
Kumi: No, gracias por preguntar. 
Nao: Bien. 
Nao les entregó los platos a cada una y luego delicadamente les entregó los cubiertos y servilletas, rápidamente fue hacia un mueble y sacó tres vasos y los puso para cada uno. 
Nao: Denme un segundo. 
Nao salió de la sala llevándose la bandeja y volvió con una jarra con jugo, sirvió rápidamente y se sentó, Kumi quedó sorprendida al ver la educación de Nao. 
Nao: Bien, provecho. 
Ayame sonrió, tomó el tenedor y comenzó a comer, Kumi tardó un segundo en reaccionar, aún estaba pasmada con la actitud de Nao, no era para nada cómo en la escuela. 
Nao: ¿Pasa algo? 
Kumi: Ehm… No, nada… 
Nao: Vale, ¿Ayame? ¿Cómo te fue en la escuela? 
Ayame: Excelente, cómo siempre. 
Nao: No hace falta que presumas. 
Ayame: Es jueves así que tocaba deporte, pero había un evento y cancelaron las clases de la tarde. 
Nao: Jueves… ¿Jueves? ¡Jueves! 
Nao se tomó la cabeza recordando algo importante. 
Kumi: ¿Qué sucede? 
Nao: Debo ir a trabajar… 
Kumi: ¿Trabajas? 
Nao: Sí, debo mantenernos, y la pensión que dan por cuidar de Ayame no alcanza. 
Kumi: Pensión por discapacidad… 
Ayame: ¿Puedo ir contigo hoy? 
Nao: Sí, sí… Pero debemos almorzar rápido. 
Kumi: Eso me incluye, no quiero ser un retraso. 
Nao: Gracias. 
Kumi asintió, el almuerzo fue más silencioso de lo esperado, pero terminaron rápido, al terminar Nao juntó los platos rápidamente y se los llevó, desde la distancia le gritó a Ayame. 
Nao: ¡Cámbiate ropa! No irás con el uniforme. 
Ayame: ¡Vale! Tranquilo. 
Ayame se bajó de la silla, y giró la cabeza hacia Kumi. 
Ayame: Indícame dónde mi hermano te dejó la silla de ruedas y te ayudaré. 
Kumi dudó un poco, pero rápidamente empezó a darle instrucciones, con algo de dificultad, pero rápidamente Ayame le puso la silla de ruedas a Kumi, esta se sentó rápidamente en esta. 
Kumi: Gracias. 
Ayame: ¿Me ayudas a elegir un vestido? 
Kumi: Eh… Bueno… 
Nao: ¡Diez minutos máximo! 
Ayame: ¡Vale! 
Kumi soltó una carcajada, Ayame igualmente. 
Ayame: Es más que suficiente. 
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Nao empujaba a Kumi, Ayame iba sujeta del brazo izquierdo de este. 
Kumi: ¿En qué trabajas? 
Nao: ¿No prefieres verlo mejor? 
Kumi: Sí, tienes razón. 
Nao se detuvo, Ayame estaba oliendo algo. 
Nao: ¿Qué sucede? 
Ayame: Algo huele bien. 
Nao miró a todos lados, a unos metros vendían algodones de azúcar, Nao suspiró. 
Nao: Son algodones de azúcar, ¿Quieres? 
Ayame: ¿Cuánto? 
Nao volvió a suspirar. 
Nao: Unos treinta pasos. 
Nao sacó el bastón de Ayame y se lo entregó junto con un billete. 
Ayame: No se vayan sin mí. 
Nao: No prometo nada. 
Ayame caminó hacia dónde Nao le indicó, Kumi se sorprendió ante la tranquilidad de este al dejarla ir sola. 
Kumi: Nao… 
Nao: ¿Uhm? 
Kumi: ¿Puedo hacerte una pregunta? 
Nao: No sé, ¿Puedes? 
Kumi: Digo… ¿Me respondes una pregunta? 
Nao: ¿Aparte de esa…? 
Kumi: Ahg… 
Nao: Adelante. 
Kumi: Tú hermana me dijo que eras amigo de una chica llamada Yuuko… ¿No es la presidenta verdad? 
Nao: Es ella. 
Kumi: ¿Qué? Pero… Ella me recomendó que no me metiera contigo y ella luce una buena persona y tú… No eres malo… 
Nao: La conocí después del accidente, ella vivía con sus padres en la casa de al lado de nosotros, nos hicimos amigos, pero cuando entramos en la secundaria no nos llevamos bien y todo terminó entre nosotros. 
Kumi: No me la imagino rompiendo una amistad. 
Nao: Fui yo quién rompió la amistad, pero bueno… Si no concordamos, era mejor que cada uno siguiera su camino. 
Kumi: Oh… Yo… Lo siento. 
Nao: No me afecta. 
Kumi: Nao… 
Nao: ¿Uhm? 
Kumi: ¿Por qué a Ayame le gusta reírse de su condición? 
Nao: Creo que es… Bueno, después del accidente para ella fue terrible, jamás podrías pensar en quedar ciego así y menos perder a tu familia, ella lloraba noche y día y para mí fue malo, así que busqué cómo animarla, y empecé a ponerle humor en la radio, televisión, etcétera, para que ella se distrajera, así que ella empezó a cambiar de a poco, sabía que no puede mejorar su visión ya, pero sí podía mejorar su espíritu… Tienes que entender que lo que para nosotros es lindo tener, los recuerdos, para ella son pesadillas de un pasado que nunca volverá. 
Kumi: Wow, creo que eso explica mucho… La debes cuidar mucho, yo no podría dormir así. 
Nao: Ella tampoco, pasó algún tiempo en la que ella dormía conmigo, se abrazaba a mí y lloraba hasta que el cansancio la agotaba… Así que cuándo ella ríe, me siento bien, sabiendo que está intentando estar bien de espíritu. 
Kumi: Yo… 
Nao: No importa, la próxima vez ya lo sabes, déjala ser. 
Kumi lo miró, este miró hacia Ayame quién regresaba. 
Ayame: Volví. 
Nao: Te robaré un poco. 
Ayame: Sujeta mi bastón y a mí primero. 
Nao la ayudó a volver a cómo estaban. 
Ayame: Listo. 
Nao: Vamos. 
Kumi: Sí, así cómo vamos tendremos que correr, jeje… 
Hubo medio segundo de silencio, hasta que Ayame lo rompió. 
Ayame: Pues tendría que ver eso. 
Las dos soltaron una carcajada, Nao comenzó a avanzar, mientras las dos se aguantaban la risa este suspiró. 
Nao: Cuando lo veas, me cuentas y se lo digo a mis amigos. 
Hubo un segundo de silencio antes de que las dos comenzaran a reír a carcajadas, Nao miró a Kumi quién lo miró mientras reía, Nao movió la cabeza en aprobación y esta le dio una sonrisa amable. 
Ayame: Ese es el espíritu. 
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