Prólogo

Estaba destrozado, hacía mucho que no se sentía tan desolado, tan perdido y olvidado. El simple hecho de que ella, la chica que primero odió pero terminó amando, lo ignorara cuando antes habían sido tan cercanos... lo rompía en pedazos.

¿Y lo peor? No fue elección de ninguno.

Él se encontraba decidido: debía hacer algo.

—Sé en qué estás pensando. Déjalo ya, hermano. Ella no puede conocer nada de nosotros ahora, sabes que eso la lastimaría —le había dicho quien destrozó su última sonrisa.

«No importaba, seguro podría estar con ella sin herirla», se dijo a sí mismo por última vez, convencido que encontraría la forma de llegar a su corazón otra vez.

Extendió sus alas blancas con una nostálgica mirada.

«Sí, lo haría, aunque eso le costara la vida».