___El Reino de Sion ante la crisis__
La noticia de la desaparición del Corazón de Diamante se propagó como un incendio por todo el reino de Sion. Nadie pudo detener los rumores ni el miedo. Las hadas, ninfas y demás criaturas mágicas sentían en el aire la fragilidad del Domo, esa cúpula invisible que siempre les había protegido de los Vondur y otros horrores que acechaban más allá de sus fronteras.
En el palacio, la Reina Lía se mantenía de pie en la sala del trono, su semblante sereno pero sus manos temblorosas delataban la tensión. Sabía que no podía dejarse vencer por el pánico, ni mostrar debilidad ante sus súbditos. El peso de la corona era más real que nunca.
A solas en la cámara de los rituales, la Reina se arrodilló ante el antiguo altar de cristal. Cerró los ojos y extendió las manos, canalizando la poca energía mágica que aún quedaba en el Domo. Sus palabras eran un susurro, pero su voluntad era de acero:
—Por la sangre de mis ancestros, por la vida de mi pueblo, que el Domo resista un día más…
Un resplandor pálido envolvió el castillo, pero la Reina sintió el precio: cada hechizo la debilitaba, y el Domo solo se reforzaba por unas horas antes de volver a temblar. La magia del Corazón era insustituible, y sin él, todo era solo un parche temporal.
Mientras tanto, en las aldeas y los valles, el miedo se transformaba en histeria. Las madres abrazaban a sus hijos y crías, los ancianos recordaban historias de la última invasión de los Vondur, y los jóvenes guerreros afilaban sus armas, listos para luchar aunque supieran que era en vano.
Los rumores crecían: algunos decían que la princesa era una traidora, otros culpaban a la Reyna por no informar antes, Pero todos coincidían en que, si el Domo caía, no habría esperanza.
El Consejo de las Cinco Tribus
En el salón de guerra, los cinco representantes de las tribus de la magia de la visión, la fuerza, del olfato, del sonido y velocidad —hadas, ninfas, dríadas, silfos y centauros— discutían acaloradamente.
—Debemos preparar a nuestras fuerzas —declaró el jefe centauro, golpeando la mesa con su puño—. Si los Vondur cruzan, no podemos quedarnos de brazos cruzados.
—¿Y si intentamos negociar con ellos? —sugirió la consejera dríada, aunque su voz temblaba de miedo.
—¡No hay negociación posible, acaso no recuerdas que ellos no tienen razonamiento! —replicó el silfo—. Solo podemos resistir y rezar porque la princesa regrese con el Corazón.
La Reina entró en la sala, imponiendo silencio con su sola presencia.
—Hagan lo que deban para proteger a nuestro pueblo. Pero no pierdan la fe en Alis. Ella es nuestra única esperanza, mientras tanto, representante Iska de la tribu de la visión, has que vigilen día y noche si algún mounstro intenta cruzar.
Su adaptabilidad para ver más de un kilómetro a la redonda en la oscuridad y toda clase de ambientes, era de mucha utilidad ahora, y no solo eran eso si no que eran muy bueno resolviendo los problemas de heridas si se presentando la mayoría estaban en la salud
— Así será su majestad, mis hombres no perderán de vista a ningún mounstro en las fronteras.
Habló con firmeza.
— Gior, representante de la tribu de la fuerza, organiza a los más fuertes para dar batalla si algún mounstro atraviesa el Domo y que lo aniquilen, así evitaremos que se expanda. - este grupo se encargaba no solo en dar potencial a su fuerza si no que fabricaba las armas principales para combate de cuerpo a cuerpo, a parte contaba con la ingeniera de contruir cosas, sabio en estrategias de combates
— A su orden, estaran más que dispuesto a morir si es para proteger.
—Gala tu tribu que se encargue de dar aviso si hay algun mounstro cerca lo que los de visión tarda en dar alerta, y tocas la trompeta silenciosa para avisar que mounstro es.
— Como ordene..
Sonido que eran excelente en identificar con solo el respiro y un paso en saber la identidad de la criatura era, lo único malo es que no vivía en la tierra la mayoría estaba en el agua, si podían estar en la tierra no por mucho eran las sirehadas, eran caprichosas pero ahora no era momento de serlo, también su voz era melodiosa a quienes los escuchaban, ellos estaban encargándose de calmar a los otros clanes
— Zithrio del clan veloz encárgate de organizar para construir junto con el clan fuerza Domos firmes y fuerte para proteger a los próximos bebés, a y también que adelanten un porcentaje de la cocecha
— Inmensamente majestad.
El clan o tribu de la velocidad, que la mayoría de veces estaba involucrados con la comida y cosechas de los alimentos pero su aporte con su movilidad rápida era mas requerido en construcciones inmediatas, eran superintendentes en adelantar procesos de cosechas y modo se de sembrar.
— Por último Shirley del clan de olores necesito que uses y crees más polvo de neblina a toda la frontera y cielo, que este Reyno logre ocultarse bajo la neblina así será menos probable a que nos vean.
— eso haré, su alteza
Este clan aportaba con esencias, perfumes y posiciones alternativa a la magia que se asemejaba a ser múltiple en magia, también en medicamentos para dolores la mayoría sabios conocedores de plantas y venenos, eran tranquilo.
— Lo primero que se hará será en trasladar a todos los que están más cerca del Domo y fronteras será traerlas al centro, osea el castillo, para que ninguno quede expuesto al peligro, den aviso y que esto se haga inmensamente, ¡Háganlo inmediatamente, necesito que se muevan ya!
Ordenó y ella se quedó con algunos más para saber cómo fortalecer más y proteger, y los 5 clanes se movilizaron inmensamente para avisar a sus pueblos que hacer.
Mientras los magos y guerreros se preparaban para lo peor, la Reina ordenó a los ingenieros y artesanos que construyeran un Domo físico sobre el castillo. La estructura debía ser resistente, capaz de soportar el ataque de las bestias, y lo suficientemente grande para albergar a los bebés hadas y a los más vulnerables.