La noche estaba tranquila en la casa de Zayet, iluminada apenas por velas y unas piedras luminosas que flotaban en frascos de cristal. Todos se habían reunido alrededor de la mesa redonda donde reposaba un croquis improvisado del instituto apenas era la madrugada
Zayet habló primero, con esa chispa en los ojos que siempre lo caracterizaba:
—Bien, señores… y damas —hizo una leve reverencia a Alis—, llegó la hora de afinar el plan. Hoy será decisivo.
Jamet cruzó los brazos y bufó.
—Ya lo dijiste diez veces. Suelta de una vez lo que cada uno debe hacer.
—Con calma, gruñón —replicó Zayet sonriendo—. Escuchen: Carolina jamás se quita ese collar, y si intentamos arrebatárselo de frente, estamos perdidos. Necesitamos una distracción.
—¿Y en qué consiste? —preguntó Leo, serio, apoyando las manos sobre la mesa.
Zayet señaló a Hadda, que estaba distraída mordiendo una manzana.
—Tú serás la estrella del show.
Hadda abrió los ojos, casi atragantándose.
—¿¡Qué!? ¿Yo?
—Sí —Zayet sonrió malicioso—. Harás un escándalo en medio del almuerzo. Algo que nadie pueda ignorar.
—¿Y qué clase de escándalo? —replicó ella, arqueando una ceja.
Leo la miró confundido.
—No me digas que…
—Exacto —interrumpió Zayet, divertido—. Le confesarás tu amor a Leo, en público, a todo pulmón de forma teatral y desesperada.
Leo se sonrojó al instante.
—¡Estás loco! Eso es ridículo.
Hadda fingió drama, llevándose una mano al pecho.
—¿Ridículo? Oh, príncipe mío, me rompes el corazón antes de que nuestra historia de amor empiece.
Jamet rodó los ojos.
—Ya basta de tonterías. Mientras ustedes juegan a la comedia, ¿qué hago yo?
Zayet se inclinó hacia él, bajando la voz.
—Tú tendrás la parte crucial: echarás el polvo en la comida de Carolina cuando todos estén distraídos mirando el espectáculo.
Jamet frunció el ceño, pero asintió con un gesto seco.
—Está bien. Solo espero que tu “polvo milagroso” funcione como dices.
—Lo hará —respondió Zayet con seguridad—. Provocará una reacción leve, solo lo suficiente para que corra a la enfermería desesperada. Y ahí entra en juego nuestra princesa.
Todos miraron a Alis, que había permanecido en silencio hasta entonces, mirando la poción en el frasco.
—Yo entraré como excusa, fingiendo estar mal —dijo, respirando hondo—. Y allí… intentaré quitarle el collar.
Un silencio pesado cayó en la sala. El plan era arriesgado, demasiado.
Leo fue el primero en hablar.
—Si algo sale mal, todos quedaremos expuestos.
—Por eso mismo —intervino Texa con seriedad— hoy nadie debe titubear. Cada quien tiene su papel.
Zayet levantó su copa con un gesto teatral.
—Entonces, queda decidido. Hoy será el día.
Jamet no brindó. Solo lanzó una mirada rápida a Alis, tan intensa que ella tuvo que apartar los ojos.
Hadda preguntó sobre lo que debía hacer
— exactamente ¿Cómo expresó lo que dijiste?
Zayet respondió de inmediato
— Bueno, tu podrías llegar con un cartón grande y colocarte justo al frente de la ventana y gritar Leo te amo quiero estar contigo, mientras tu papelografo diga Leandro quiere ser mi novio, es algo que los jóvenes hacen.
— Que espanto
Bufó Hadda ante la idea de que haga algo así para Leo.
— Eso será divertido de ver. — Jamet dijo con una sonrisa imaginando tal acto.
—Puedo continuar. — espero Zayet que se callaran para poder seguir explicando. — Tú Leo, dirás que no, que tienes ya una novia obviamente todos quedarán atento ante eso, serás un poco dramático al decir que no la quieres porque ella te cambió por otro y no darías otra oportunidad mientras que Haddad se pondrá suplicando por tu amor, quiero que haya lágrimas mocos.
Alis sonrió escondida con la mano, por tal cosa que harán esos dos y la imaginación volaba en su cabeza, mientras no notaba que Jamet la veía de reojo contemplando como si fuera su musa.
Cómo era muy temprano en ese momento le daba tiempo para ensayar ese acto que tendrán con las guías de Texa para que pareciera real, ellos como eran de personalidad distinta sobre todo Leo al ser tranquilo y pacifista tendría que actuar un poco duro y tosco mientras por parte de Hadda debía de ser alguien desesperado.
Zayet terminaba de crear esa poción quería agregar un poco de algo que hiciera dar gripe o alergia al polvo así Carolina no podría decir ninguna palabra para invocar hechizos.
Alis y Jamet estaban entretenidos por el ensayo que tenía Leo y Hadda, quería que no hubiera ningún error, luego de unos cuantos ensayos y crear ese papelografo escrito en papel grande estaban listo.