Bailes de sombra

En el reino de Valeria, las sombras danzaban al ritmo de secretos y susurro.La noche del anual, donde las estrellas parecían contener la respiración, no era solo una celebración; era un escenario donde las máscaras ocultabas verdades y las sonrisas eran trampas.

Asha, la princesa de ojos brillantes como el amanecer, se encontraba en un rincón del salón,observando con atención. Mientras las parejas giraban en un vals perfectamente ensayado, ella sentía que cada giro era un reflejo de la vida que le habían impuesto:hermosa en la superficie, pero vacía en el fondo.La música resonaba en el gran salón del castillo, mientras las luces danzaban al compás de risas y murmullos. La princesa Asha, con su vestido de seda azul que reflejaba el brillo de los candelabros, se sentía como una marioneta en un espectáculo. A su alrededor, los nobles intercambiaban sonrisas y palabras vacías, pero bajo la superficie.

Esa noche, el reino celebraba la unión entre dos casas poderosas, pero en su corazón latía un deseo de libertad que parecía imposible. Mientras una pareja danzaba frente a ella, Asha se perdió en sus pensamientos, preguntándose si alguna vez podría escapar de las expectativas que la mantenían prisionera. Asha percibía un aire de tensión que le erizaba la piel.

“Las apariencias son espejos de lo que tememos ver”, murmuró una voz detrás de ella. Era Ezequiel, el villano redimido que todos temían y pocos entendían. Su presencia era como una tormenta en calma, prometiendo caos y revelaciones. “Pero a veces, lo que parece ser nuestro peor enemigo puede convertirse en nuestro mayor aliado.”

Asha giró lentamente hacia él, sus corazones latiendo al unísono en medio del bullicio. “¿Y qué es lo que buscamos realmente?” preguntó con audacia.

“Lo que todos anhelan: libertad”, respondió Ezequiel, su mirada intensa desafiando las convenciones del mundo que los rodeaba.

Mientras el tumulto comenzaba a desatarse por un grito lejano, Asha sintió que su destino se entrelazaba con el de Ezequiel y Adrián, el héroe leal que había jurado protegerla. En una noche donde los corazones enfrentarían desafíos inesperados, Asha comprendió que quizás el verdadero amor no conocía fronteras; y que su viaje estaba a punto de comenzar.