Corazón de Hielo - Dominick

Capítulo 2 - Parte 1

Esa noche cierta incertidumbre me ocupaba la mente, había aceptado a salir con él y sabía que tenía que sentirme nerviosa o con miedo, pero solo sentía ansias, ansias por verlo de nuevo, no sabía cómo explicarlo, ni yo misma lo entendía, lo único que sabía era que quería volverlo a ver. Y con respecto a Erick solo sabía que no había nada que pudiera hacer para poder sentir algo más que una amistad, lo quería casi como si fuera mi hermano y quería que las cosas siguieran de esa manera. Cansada, más mentalmente que físicamente, deje que mis ojos se cerraran, esperaba poder tener una noche tranquila sin sueños o pesadillas, esperaba poder dormir lo más profundamente que se pudiera...

La arena de en mis pies se sentía fría y húmeda, era un día hermoso, el mar estaba en calma, la brisa salada llegaba hasta la costa, paso a paso mis pies dejaban una marca sobre la arena pero apenas podía verlo a causa de la larga falda del vestido blanco que llevaba, a lo lejos escuche mi nombre como si fuera un eco, una y otra vez lo escuche, cada vez más cerca, hasta que lo oí detrás de mí, gire sobre mi misma y ahí estaba, sus ojos azules me veían y sus labios me sonreían, una ligero traje blanco cubría su cuerpo, di un par de pasos hacia él pero algo cambio en ese instante, las nubes empezaron acumularse sobre nosotros y en lugar de ser blancas rápidamente se ponían moradas, un eco en el cielo retumbaba y sembraba la tierra, las olas del mar se agitaban y aunque todo parecía volverse un caos él parecía tener toda la calma del mundo, pero algo en su mirada cambiaba y se volvía feroz, sus ojos se volvían oscuros y sus labios se separaban para mostrarme unos filosos colmillos que provocaron un escalofrió en todo mi cuerpo, un paso a la vez me empecé a alejar y antes de que me diera cuenta ya estaba corriendo por la playa, voltee un par de veces hasta que de la nada desapareció y me detuve pero algo dentro de mí me decía que corriera y al volver la vista hacia en frente choque contra alguien, mis ojos fueron subiendo hasta que me topé con su rostro, su mirada oscura penetraba la mía y me sentía como hipnotizada. Él sonrió y antes de que pudiera reaccionar se acercó a mi garganta y...

- Hija, ¿Estás bien? Que gritos estabas dando, me asustaste

- Tía, perdona, estoy bien solo fue una pesadilla

- Eso no hace falta que lo digas, creo que hasta los vecinos se dieron cuenta ¿Quieres hablar de eso?

- No tía, estoy bien, no te preocupes

- Menos mal. Por cierto hay alguien que te espera, un chico, llamado Nick – sentí como se me iba el color del rostro – dijo que había quedado en pasar por ti para ir a la escuela, aunque no parece un chico de preparatoria

- Es mayor... – ni siquiera sabía su edad, pero el menos podía decir que se veía mayor que yo – su escuela queda de paso por la mía – volteé a ver mi despertador y apenas y me daba tiempo de cambiarme para ir a tomar el transporte a la escuela – es súper tarde tía

Salí de un brinco de la cama, mi tía solo se quedó un momento viendo como daba vueltas por la habitación y antes de que me terminara de cambiar ya se había ido. Me fui al espejo y con una liga sujete mi cabello en una cola, pero después de verme un instante decidí soltarlo y hacerme un chongo desenfadado, iba más a corde a cómo me sentía en ese momento, al bajar por las escaleras escuche la voz de mi tía y la de él, sentí nervios, me apresure y casi sin verlo me despedí de mi tía y camine hacia afuera de mi casa.

- Hasta luego Señora, un placer conocerle

- Hasta luego, Nick

Con impaciencia espere a que el llegara a donde yo estaba. Se veía calmado. Mi pie daba pequeños golpes contra el pavimento y el solo me veía con aspecto divertido.

- ¿Qué crees que estás haciendo?

- ¿A qué te refieres?

- Presentarte en mi casa, sin que te lo pidiera o por lo menos decirme... olvídalo, se me hace tarde para la escuela

- Eso pensé, por eso vine por ti

- ¿Y cómo piensas llevarme? ¿a cuestas sobre tu espalda?

- Podría hacerlo, pero creo que sería más fácil en esto

Y señalo a un costado suyo, había un hermoso Mustang en color gris ahumado.

- No tengo tiempo para bromas

- ¿Ibas a tomar el autobús a dos cuadras de aquí?

- Sí, ¿por?

- Creo que el autobús se ha ido – voltee y apenas alcance a ver la parte trasera del camión –

- ¡Mierda!

- ¿Nos vamos? – él ya había empezado a caminar hacia el lado del conductor, podía escuchar como metía las llaves y quitaba el seguro del auto. No dije nada, solo jale la manija, me metí en el coche y cerré de un portazo. De reojo logre ver que él sonreía y yo sentí que me ardían las mejillas del coraje. Y de pronto rompí el silencio –

- ¿Qué carajos se supone que haces?

- Te llevo a la escuela – lo decía con tanta calma que solo hizo que me sintiera más enojada –

- ¿Porque viniste por mí? Sabes que no tenías que hacerlo




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.