Corazón de Hielo - Dominick

Capitulo 3 - parte 1

Nos quedamos un rato más ahí, platicando, riendo, bromeando, hasta cuando no decíamos nada, cuando solo nos quedábamos viendo se sentía bien, el vernos fijamente y sonreír se estaba volviendo uno de mis instantes favoritos. Por momentos su mano se acercaba a la mía y con la yema de sus dedos rosaba los míos, sentía como una corriente eléctrica recorriendo mi cuerpo cada vez que sentía su piel en contacto con la mía. Después de un tiempo decidí que era hora de irnos. Su auto estaba cerca de la cafetería; el camino fue corto o al menos así lo sentí; bajamos del auto y me dejo en la puerta de la casa, al despedirse de mí, se acercó y me dio un beso en la frente, comenzaba a encantarme ese gesto. El apenas había dado un par de pasos cuando se giró para decirme algo. 
- ¿Tienes algo que hacer mañana? 
- No, en realidad no 
- ¿Te gustaría acompañarme a un lugar? 
- Sí, claro 
- Perfecto, paso por ti mañana a las 10. Descansa, hasta mañana 
- Hasta mañana 
Sonrió, giro, camino hacia el auto y se fue. Salude a mi tía y mi abuela y subí a mi habitación, tome un baño antes de dormir y en cuanto acomode la cabeza en la almohada me quede completamente dormida. 

Cuando abrí los ojos la luz del sol entraba por la ventana, voltee a ver el reloj y eran las 9 de la mañana, di un brinco de la cama y me puse a buscar la ropa que usaría; al final termine decidiendo ponerme unos jeans azul claro y una blusa de manga ¾ color menta con unos flat beige. A las 10 en punto de la mañana sonó el timbre de la casa, mi tía abrió la puerta mientras yo bajaba de las escaleras. Ellos ya parecían llevarse bien y ni siquiera había tenido que presentarlos. Nos despedimos de mi tía y nos subimos a su auto e inicio el camino. La música en el auto era suave, solo se escuchaba el piano acompañado de un violín. De pronto giro el auto y vi que se adentraba en el barrio francés. 
- No pensé que vendríamos hacia acá 
- Esta es solo una parada, imagino que no has desayunado. Comeremos algo antes de ir a donde realmente quiero llevarte. 
- Esa si es una gran idea 
Nos detuvimos frente de un bello edificio alto color perla, el nombre del lugar eran letras doradas. Mesas y sillas de madera, luz tenue dentro del lugar, todo tenía un aspecto romántico, subimos a la primera planta y nos acomodamos en una mesa cerca de las ventanas. La atención era muy buena, y la comida estaba deliciosa. La plática giro entorno a mí, de nuevo, era demasiada su curiosidad, preguntaba por mis años en la secundaria, por mis viejos amigos y amigas, por mis recuerdos familiares, y a pesar de que mencionamos a mis padres no me sentía mal, había vivido cosas maravillosas con ellos y eso era lo importante. De pronto me entro curiosidad sobre la vida de Nick, en realidad no sabía muchas cosas de él. 
- Nick, ya me has escuchado muchísimo y siento que te estoy cansando 
- No, al contrario, todo lo que tiene que ver contigo es fascinante 
- No lo veo de esa manera, pero, yo también quiero conocer más de ti, es mi turno de hacer preguntas – vi que se removió en su asiento y tomo una postura más erguida – 
- Pregunta ¿Qué quieres saber? 
- Sé lo de tus padres, pero me imagino que tienes más familia, tíos, tías, primos, hermanos, hermanas… 
- Lamento decepcionarte, pero no, soy el único de mi familia, mis abuelos también están muertos hace mucho tiempo, no tuve hermanos y mis padres, ambos, eran hijos únicos, talvez es el legado de mi familia el tener solo un hijo. 
- Y tuve un hermano, pero falleció al momento de nacer, mi madre casi muere en ese entonces, yo tenía 7 años. 
- Parece que ha habido muchas tragedias en tu vida 
- Al menos tengo a mi tía y mi abuela, ellas son todo lo que me queda. 
- No estás sola, eso es lo que importa 
- Tú también has estado solo 
- La mayor parte de mi vida, sí. Pero eso no importa, tu ahora me tienes a mi 
- Tú también me tienes a mí – no sé de donde me salió la confianza o el valor para poner mi mano sobre la suya, él sonrió, hizo un movimiento y nuestros dedos se entrelazaron; sentí como electricidad recorriendo mi cuerpo, pensé en quitar mi mano pero se sentía tan bien su tacto. – sabes, desde la primera vez que te vi algo en ti me atrajo, no sé cómo explicarlo, pero no puedo sacarte de mi mente. 
- Nick, yo… 
- No, no digas nada, solo quería que lo supieras, no espero que me correspondas de esa manera, al menos no en este momento, sé que no hace mucho nos conocemos pero quería que lo supieras, en verdad significas mucho para mí. 
Quería abrazarlo y besarlo, pero solo mordí mis labios y el noto el gesto, sonrió y paso la lengua por los suyos. Mi deseo aumento, nuestras manos aún estaban entrelazadas, mis ojos se posaron en los suyos y me perdí en ese azul profundo, había algo hipnótico en ellos, me atraían como imán, antes de que me diera cuenta la yema de sus dedos me perfilaba la mandíbula hasta que llego a mi barbilla y con su pulgar roso mis labios, mi cuerpo reacciono en automático y se tensó, él lo noto y alejo su mano de mi rostro. Aspire aire y solté nuestras manos mientras me recargaba en mi asiento, el sonrió levemente mientras le daba un trago a su café y volteaba a ver por la ventana. 

Y ahí estaba yo, observando cada detalle de su rostro, como la luz iluminaba su perfecta piel, sus enmarcaban sus ojos, su mirada era profunda, era de esas miradas que te dicen todo y nada cuando te ven y cuando no, sus labios tenían un tenue tono rosa y se amoldaban a los míos perfectamente, el recuerdo me hizo estremecer. Por un instante imagine mis manos recorriendo su rostro, grabando en mi memoria cada centímetro de su piel, recorriendo sus pómulos, su nariz, su barbilla, como alguien como él podía estar aquí sentado frente a mí. 

Dio un trago más a su café y volteo a verme, su mirada cambio, ahora parecía curiosa 

- ¿Pasa algo? – negué con la cabeza 
- No, para nada 
- ¿Tengo algo en el rostro? – he hizo un gesto gracioso, tratando de verse a sí mismo, no pude evitar reír 
- No, tampoco 
- En ese caso, creo que es hora de irnos 
- Está bien, ¿ya me dirás a dónde vamos? 
- No, aun no, pronto lo sabrás 
Se levantó de su asiento y rápidamente movió la silla para que yo pudiera caminar hacia la salida. De nuevo en su auto el barrio francés quedaba detrás de nosotros y nos dirigimos hacia la zona poniente de la ciudad. 
En algún momento del camino reconocí el lugar y la dirección hacia donde nos dirigíamos aunque no entendía porque veníamos a eate lugar,  me daba aun mas curiosidad. A los por a minutos empezamos a ver las primeras señas de que estábamos llegando a nuestro destino: algunos árboles enmarcaban el camino y poco a poco visualizamos el edificio color hueso, la entrada era una gen puerta de leer a de estilo antiguo. 
- Es tu escuela verdad? 
- Si ¿ya conocías? 
- Habia pasado algunas veces por este lugar ¿Qué hacemos aquí? 
- Quiero mostrarte algo 
- No quiero ver tus tareas – él sonrío 
- No venimos por eso. Quiero mostrarte un proyecto personal en el que estoy trabajando 
- Eso si suena interesante 




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