Capitulo 3 - parte 3

Ese fue el inicio de todo. Después de eso todo fue diferente entre los dos, comenzamos a pasar todos los días juntos, llegaba todas las mañanas por mí a la escuela y al finalizar las clases siempre estaba ahí, recargado sobre su auto con sus lentes oscuros, sonriéndome. Día tras día lo que sentía por él iba aumentado. Los días poco a poco se hicieron semanas y en menos tiempo del que esperaba ha habían pasado algunos meses; Había algo en el que me atraía como un imán, algo que no podía explicar, era como si llevara toda mi vida buscándolo sin saber que lo buscaba, el hueco que constantemente sentía en el pecho ahora ya no estaba.

Su mirada me hacía sentir que era la única persona en todo el mundo, sus abrazos me llenaban de confort y seguridad, sentía que podía vivir en ellos el resto de mis días, sus besos me hacían olvidar hasta mi nombre o el más grande de mis temores.

¿Cuántas personas en esta vida podrían decir que sentían estas cosas? ¿Cuántas personas sentían de manera tan intensa el amor? En algunas ocasiones pensaba que todo era un sueño, era demasiado bueno para ser verdad, demasiado perfecto. Mi cuerpo temblaba al pensar que podría perderlo, rogaba para que eso no ocurriera jamás, entre más pasaba el tiempo más intolerable se hacia la idea de estar lejos de él.

- ¿Por qué estás conmigo?

- No entiendo tu pregunta ¿Por qué no debería de estarlo?

- Supongo que hay chicas que podrían ser más interesantes que yo, en tu escuela hay muchas chicas lindas

- ¿De verdad?

- Si

- En realidad no me fijo mucho en ellas

- No te creo, además ellas si se fijan en ti, lo note ese día que me llevaste a conocer tu escuela – ni bien había terminado de decir la oración y él ya había estacionado su auto a orilla de calle. Solo me limite a observar lo que hacía, giro sobre su asiento y me tomo de la mano con ambas manos –

- Diré esto y quiero que me escuches con atención: no hay nadie en todo el mundo que me interese y mucho menos a alguien que quiera más que a ti. Tú eres todo lo que tengo y estaré a tu lado todo el tiempo que me quieras en él.

- Nick... en momentos como este creo que las palabras no son suficientes.

- ¿Necesitas que te convenza aún más?

- No, me refiero a que de nuevo me dejas sin palabras, no sé cómo le haces, pero siempre dices lo correcto, haces que mi corazón brinque de emoción y se detenga al mismo tiempo.

Sus ojos brillaban llenos de emoción, podía sentir como los míos también, solté sus manos y me acerque a él para abrazarlo, peque mi rostro a su cuello, adoraba su aroma, inhale y llene mis pulmones de su perfume, el me abrazo y acaricio mmi cabello con sus dedos, podía sentir su aliento cerca de mí. No sé cuánto tiempo estuvimos así, cuando me aleje de él me sentía borracha de su esencia.

- Tengo una sorpresa para ti, esta noche quiero que salgamos a cenar

- ¿La sorpresa es la cena? – dije en tono divertido –

- La sorpresa te la daré en la cena

- Está bien, ¿iremos a algún lugar en especial?

- Así es

- ¿Y cómo se supone que tengo que ir? ¿Qué tan informal es?

- No, no llevaras jeans y camiseta

- "Houston tenemos un problema" – él se limitó a reír -

- No te preocupes, ya está todo resuelto

- Umm... eso parece

- Estoy seguro que te va a gustar

- No lo dudo

Al llegar a casa me despedí de él y me apresure a entrar en casa, mi tía y mi abuela estaban sentadas en la sala.

- Cuanta prisa hay el día de hoy

- Hola abuela – me acerque y le di un beso en la frente y me senté en el posa brazos del sillón

- Pareces muy feliz últimamente hija

- Lo estoy abuela

- ¿Es a causa de ese chico rubio? ¿Cómo se llama?

- Dominick, pero le gusta que le digan Nick

- No es un nombre muy común, me agrada, suena bien

- ¿y cuál es la prisa el día de hoy? – pregunto mi tía

- Nick me invito a cenar

- Eso debe tener algo que ver con el paquete que llego hoy para ti

- ¿Paquete? ¿Qué paquete?

- Lo deje sobre tu cama y debo decir que me disculpo por echar un vistazo pero es que me dio mucha curiosidad.

- ¿Qué es tía?

- Creo que es mejor que lo veas tu misma, solo diré que Nick tiene buen gusto

Apenas termino de decir esas palabras mi tía me eche a correr rumbo a mi habitación, abrí la puerta y lo primero que vi fueron dos cajas una grande y otra pequeña, como de zapatos. Mi curiosidad sobre la caja grande fue mayor me pare frente a ella y la destape, mis ojos de abrieron como platos, frente a mi había un hermoso vestido con encaje, flores y cristales, que iba de color piel a negro, tenía transparencias en la parte superior, la manga era pequeña y caía sobre mis hombros, de la parte de enfrente era corto y ligeramente más largo hacia atrás; en la caja pequeña que había a un costado habían un par de zapatos, color piel con cristales, el tacón era pequeño lo cual era genial ya que casi nunca usaba zapatos altos.