Corazón de Hielo - Dominick

Capitulo 4 - Parte 2

Dejo caer la mano del hombre, ya no hacia ningún ruido, pero se notaba que aun respiraba, muy lento, pero aun lo hacía; se levantó con elegancia y lentamente giro hacia nosotros, su rostro y sus manos estaban manchados de sangre, volteo a ver al hombre y por primera vez en todo este tiempo volteo a verme a mí, por primera vez en la oscuridad de su mirada pude ver algo más que vacío y odio, pude ver tristeza, una tristeza tan grande que me causo un vacío en el pecho, sus ojos poco a poco dejaron ese negro y volvieron a ser de ese bello azul que conocía.

 

  • Aun estas a tiempo de irte en una sola pieza
  • Pagaras por todo lo que has hecho maldito chupasangre
  • Odio ese apodo, es tan… despectivo
  • Le romperé el cuello, ¡Te juro que lo hare!
  • Llegare a tu cuello antes de que te des cuenta

Lanzo un gruñido y me aventó contra el suelo, apenas y pude meter las manos, apenas y me ayudo, mi cabeza logro chocar contra el asfalto haciendo que rebotara, gire el rostro hacia la derecha para ver como el chico salía volando por el aire y caía de espalda al suelo, Nick se acercó rápidamente solo para levantarlo y soltarle un puño en el rostro, luego otro y otro más, lo tomo con ambas manos de las ropas y lo alzo arriba de su cabeza.

  • Escúchame bien, dile a Aixa que se olvide de esto, no quiero hacerle daño, pero si ella quiere seguir enviando a sus perros me llenara de placer matarlos ya sea uno, tres, veinte, no importa, sean los que sean los matare y les enviare sus cabezas

Lo aventó y callo en el suelo, el tipo trastabillo un poco y se levantó, escupió y comenzó a caminar sin dejar de voltear hacia Nick y cuando estuvo lo suficientemente lejos empezó a trotar no sin dificultad; Nick volteo sobre su hombro para verme se giró y empezó a caminar lentamente hacia mí, me arrastre hacia la pared y como pude me sostuve de ella para levantarme y ponerme de pie.

  • Caro… esto no debió haber pasado, no sabes cómo lamento esto
  • ¿Qué es lo que lamentas? ¿No haberme dicho que eres o haber matado a dos hombres frente a mí?
  • Solo… por favor… escúchame
  • No, no quiero escucharte, no quiero que te me acerques

Empecé a caminar hacia atrás, él no se detenía así que me eche a correr, escuchaba sus pasos detrás de mí y su voz llamándome una y otra vez, no quería voltear, no quería verlo, no quería escucharlo; a pocos metros estaba la avenida completamente iluminada, correría hasta encontrar un taxi que me llevara a casa, que me alejara de él lo antes posible, mis ojos tardaron un segundo en ajustarse a la luz, escuche un claxon, gire mi cabeza y pase de la luz a la oscuridad en un segundo.

 

Lejos de mi escuchaba ruidos y murmullos, el olor era extraño y al mismo tiempo familiar, mis ojos se abrieron lentamente, me costó un poco enfocar algo de donde me encontraba, luces tenues, a mi izquierda un monitor de pulso que estaba conectado a mi dedo índice y a mi derecha con aspecto preocupado mi tía Dina, trate de moverme pero de inmediato sentí una punzada en las costillas, la tía Dina volteo a verme, sus ojos brillaron y se abrieron como platos, corrió hacia la puerta y dio aviso de que había despertado.

  • ¡Enfermera! ¡Despertó!
  • Le hablare al doctor ahora mismo – después de pocos segundos y hombre maduro y de abundante barba entro en la habitación, traía una bata blanca y un estetoscopio colgado en el cuello, apenas entro sentí un olor a menta, mi olfato estaba tan agudo que sentí un cosquilleo en mi nariz.
  • Carolina ¿verdad?
  • Si doctor
  • ¿Cómo te sientes? ¿Algún malestar?
  • Quise moverme y sentí una punzada en las costillas
  • Bueno, el golpe que te llevaste fue bastante fuerte, la contusión de la cabeza no es grave, talvez te suela un poco pero con un par de aspirinas pasara y la herida cerrara pronto, había mucha sangre cuando llegaste, pero al final no hay lesiones realmente graves. Fuiste muy afortunada, tu amigo te trajo justo a tiempo.
  • ¿Amigo? – entonces breves flashback vinieron a mi memoria: Nick, esos hombre, sangre –
  • Tranquila, tranquila, todo está bien, estas segura ahora 

Comencé a alterarme, no podía evitarlo, por más que intentaron calmarme no podía, las imágenes venían a mi mente hasta que una sola se quedó en mi cabeza: Nick con los labios cubiertos de sangre, los colmillos largos y afilados y sus oscuros ojos; la enfermera entro y el doctor dio una indicación, pusieron algo en mi suero y pronto empezó a hacer efecto, mi cuerpo empezó a relajarse, mis ojos se sentían pesados, tanto que no podía mantenerlos abiertos, aun cerrados escuchabas las voces pero cada vez se hacían más difusas y menos entendibles hasta que ya no escuche nada.




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