Corazón de León [serie Gold Pride 1]

Introducción

 

 

 

Patrick miró la gran casa vieja con algo de incertidumbre, estaba al borde de convertirse en un montón de desperdicio, pero era lo más barato en el mercado, y la única cosa que estaba al alcance de su presupuesto, además de que para su asesor de bienes raíces no era sencillo adecuarse a los filtros, una propiedad accesible, ubicada en un territorio extenso con disponibilidad de recursos naturales y destinada específicamente para una coalición de cambiantes proxima a mudarse. Sí, esta era su única opción.

—Podrá ver que es amplia —dijo el hombre mientras con un gesto de mano le invitaba a avanzar—. Antes fue un hotel, tiene cuarenta habitaciones, de las cuales treinta y cinco son habitables, el resto necesitan reparaciones.

Patrick avanzó a la par del hombre, por su peso los escalones del gran porche rechinaron, su animal mostró los dientes en su interior, y se puso aún más nervioso cuando ingresó. El olor a tierra y vejez le hizo arrugar la nariz, había un gran espacio cuadrangular completamente vacío, las maderas sobresalían en algunas partes, y los vidrios de los ventanales en el extremo frontal estaban fracturados. Patrick llegó hasta el centro, dio una vuelta mirando al techo.

—Las habitaciones se disponen en cuatro alas —el hombre señaló los pasillos a izquierda y derecha que se abrían apenas se ingresaba por la puerta principal—. Cinco de cada lado en esta ala, en el resto se disponen de a diez.

Inseguro, Patrick se acercó a los ventanales. Afuera había una fuente de agua que no funcionaba y que además estaba cubierta por enredaderas.

—También dispone de un salón común, cocina, diez baños y una oficina para usted. —Los pasos del asesor se oyeron con un eco—. Su coalición puede desarrollarse muy bien aquí.

La mirada de Patrick se perdió más allá, en una figura delgada y baja que hurgaba entre la maleza del que alguna vez fuera un vibrante jardín. Ian era la mente maestra detrás de todo esto, la causa y la razón por la que estaba en este punto, buscando una propiedad donde quedarse junto a sus dos hijos, y sus veinte leones y leonas que decidieron seguirlo. Era nuevo para él tener tantas responsabilidades en sus manos, pero su hijo había expresado una necesidad que no podía ignorar. Su pequeño estaba mostrando la faceta social característica de cualquier cambiante león, Patrick la había superado, no sin esfuerzo, pero Ian solo tenía diecisiete años, todavía era un cachorro aunque se esforzara siempre por mostrarse como el adolescente responsable, él lo había metido en esto y era por eso que Patrick no podía dar marcha atrás.

—Quisiera explorar el lugar antes de decidir —dijo, girando un poco para mirar a los ojos oscuros del asesor.

—Por supuesto, ante cualquier duda, yo estaré aquí.

Volvió la vista al ventanal y empujó las puertas, otro chirrido hizo a su león encresparse. Afuera el cálido sol besó su piel mientras caminaba por un sendero de piedra laja, las uniones habían sido dominadas por yuyos secos y alrededor, en los cuatro cuadrantes, crecía la hierba alta y maleza.

Caminó hasta el centro y se detuvo en esa fuente, Ian estaba apoyado de espaldas a la derecha en la estructura de concreto tallado.

—¿Qué te parece, hijo?

—Tiene mucho espacio disponible, Gall puede por fin tener su enfermería y los cuatrillizos Storm serían de gran ayuda para acondicionar las habitaciones restantes. Diez kilómetros cuadrados de bosques, conexión directa con la carretera, al sur tenemos una pequeña laguna creo que de menos de quinientos metros, un arroyo que viene del norte la alimenta. Es un buen sitio.

Patrick vio el brillo en los ojos negros de Ian mientras hablaba, estaba emocionado por todo esto y él estaba encantado de verlo de esa manera, estaba creciendo y cada vez adoptaba mayores rasgos de ser como él.

—Y tenemos vecinos —agregó—. Hacia Oak Hills vive un clan de leopardos, ya lo investigué, ¿quieres información?

Patrick negó.

—Quiero tu opinión, ¿podríamos vivir aquí?

Ian mostró una pequeña sonrisa.

—No lo sé papá, tú eres el Alfa, tú tomas las decisiones.

—¿Desde cuando un adolescente obedece a su viejo padre?

Una risa baja, el joven miró el suelo.

—Cuando nos instalemos, tendré mi fase rebelde si quieres, pero ahora... Sería bueno tener una familia, un lugar donde pertenecer,  ¿entiendes?

Por supuesto que lo hacía, muchas veces quiso seguir sus instintos que lo hacían diferente a los demás, pero tantas cosas se pusieron en frente que la idea de dirigir un clan o coalición quedó rezagada en un nivel de prioridad ínfimo.

—Bien, entonces..., este será el hogar de Gold Pride.

Ambos compartieron una mirada algo nostálgica sabiendo el significado de ese nombre, Ian elevó su mirada al cielo y Patrick supo que estaba buscando entre la inmensidad azul a su madre. No había día en que no la recordasen, Patrick tenía la imborrable marca en su mente, el vínculo que alguna vez lo unió con su hermosa mujer humana, estaba astillado, continuaba doliendo, y eso era un amargo recordatorio de que no había podido salvarla. De Amaia solo tenía a sus dos hijos, Ian y su pequeña Naiara.

Por ellos era que seguía con vida, pero por dentro, estaba muriendo lentamente...

—De acuerdo, comenzaré con el papeleo, encárgate de avisar al resto.

—Sí, papá.

Bien, ya tenían un sitio adecuado donde vivir, podían abandonar el hotel rentado para vivir de forma digna, como cualquier agrupación de cambiantes. Por fin las cosas estaban saliendo bien.

Era una lástima que la calma no durara para siempre...




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