Corazón de León [serie Gold Pride 1]

Capítulo 4

 


Tanya ingresó al enorme comedor de la estancia, tuvo que cruzar el hermoso jardín de rosas blancas y un ala de habitaciones para encontrar las puertas que daban al sitio. Estaban en pleno desayuno, así que fue el objeto de atención de la mayoría a medida que buscaba a Gala entre todos los presentes.

Bien, cincuenta leones no eran un grupo considerable, pero el tamaño de todos ellos, sobre todo de los hombres..., compensaba la carencia numérica. Por fin, alcanzó a Gala al final de una de las dos mesas largas del lugar, y también estaba Patrick. No supo bien por qué ver eso le emocionó tanto, tal vez se debía a que sentía cierta debilidad por curar alfas...

Tragando duro, Tanya se detuvo junto a la banca de madera. Los sonidos de cubiertos y conversaciones se reanudaron. Patrick parecía ignorarle, genial..., esto no era fácil.

—¿Qué pasa Tanya? —Preguntó, con una cuchara revolvía el café negro en su taza de porcelana.

—¿Puedo sentarme aquí?

Esos ojos verdes por fin se dirigieron a ella, eran fascinantes y poderosos, una de esas miradas que ejercían poder sin apenas tocarte. Pero duró muy poco, tan solo un segundo y luego, el león regresó a su desayuno.

—No tienes que pedir permiso por cada cosa que haces o estás a punto de hacer.

Bien, eso sonó a un regaño. Tanya se sentó junto a otro gran hombre de larga melena negra con cuentas de metal unidas a algunos mechones. Este sujeto fue más amable en correrse un poco para dejarle más espacio, aún cuando eso supuso empujar a los demás a costa de gruñidos molestos.

—Señorita Rivers —saludó, le extendió una mano—. Mucho gusto.

—Gracias —Tanya sonrió. Pero de reojo capturó una mirada interesante del gran león alfa—. Tú eres...

—Nolan Storm.

—Oh..., eres uno de los cuatrillizos.

Nolan sonrió, un único hoyuelo se hundió en su mejilla, en cierta forma era adorable.

—El menor de todos —afirmó y luego paseó su mirada por tres personas, dos que estaban del otro lado de la mesa y una a su derecha—. Byron es el mayor, le siguen Queen y Alice.

Se llevaban algunos minutos de diferencia, pero aun así era sorprendente que tuvieran una especie de jerarquía tan bien definida, eso era usual en las camadas de cachorros múltiples, los tigres y leones eran más propensos a tener embarazos de ese tipo. Pero cuatro tigres de un solo viaje dejaría exhausto a cualquiera. Tanya observó a los hermanos, Gala le había comentado de ellos por la mañana, los cuatro cumplían un rol bastante importante dentro de la coalición, se desempeñaban en las tareas que normalmente hacía un lugarteniente dentro de cualquier clan, eso sembró las dudas respecto a por qué Patrick no designaba a alguien concreto para que le ayudara con las tareas de dirigencia, y por qué tenía a cuatro tigres ocupando tal rol.

No se parecían en mucho, rasgo típico de los mellizos, Byron era tan alto como Patrick pero mucho más delgado, de melena negra y rizada, ojos oscuros. Queen, sin embargo, tenía cabellos rojizos como jengibre y ojos color caramelo, la otra hermana, Alice, era más pálida, de ojos almendrados, de un tono más de miel y cabello castaño. Sí, los cuatro tigres distaban mucho de ser iguales, pero ya en sus expresiones se marcaba una gran diferencia entre uno y otro.

—Es un gusto conocerlos —Tanya les saludó.

Las dos tigresas le sonrieron, Byron... Él simplemente movió la cabeza.

—¿Café?

—No, gracias. Tomaré un poco de té.

Del otro lado, Gala le extendió una taza, con una sonrisa de agradecimiento Tanya la recibió y se sirvió a gusto. Había panecillos salados rellenos con queso que parecían recién salidos del horno y olían como delicias. Tanya fue a tomar el más grande, aquel que estaba por encima de todos, sin embargo, alguien ya le había echado un ojo, y sus manos se rozaron deliberadamente.

Un gruñido de advertencia le hizo prestarle atención, Tanya sintió calor en las mejillas cuando se encontró con esos ojos verdes, Patrick apartó la mano cediendo el panecillo.

Okay..., esto era extraño. Los leones luchaban por la comida, a no ser que..., no, ya estaba pensando cosas raras. Tanya esbozó media sonrisa, de pronto percibió algo en Gala que no pudo descifrar muy bien. El desayuno transcurrió con ánimos, los cuatrillizos Storm hablaban de unos planes que tenían para cierta parte del territorio, el Alfa permanecía serio en la punta de la mesa, tan solo observando como se desarrollaba todo. El servicio terminó cerca de las once en punto, y ahí Gala reclamó su atención.

—Hoy toca chequeo médico de tres leonas embarazadas.

Tanya sonrió, esto iba a ser emocionante.

—Y luego tenemos reunión general al mediodía.

—¿De qué trata eso?

—Es cuando se reúne Patrick con sus ayudantes, que en este caso son los cuatro tigres que acabas de conocer.

—¿Por qué debemos ir?

Gala se encogió de hombros, y luego se acomodó la liga que sostenía su cabello ondulado de manera que quedara más firme.




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