Corazón de León [serie Gold Pride 1]

Capítulo 15

 


Cerró los ojos, tal vez así el horrible dolor que atravesaba su cerebro como si de un puñal se tratara podría por fin, menguar un poco. Era su último recurso para controlarlo, esa parte de su mente estaba volviéndole loco. Patrick respiró, moviendo la palanca del sillón de escritorio, se permitió bajar el respaldar y así ponerse cómodo.

Pero hubo un rostro nuevo que desplazó al de su amada pareja, rizos negros, una poderosa mirada verde y una actitud tan fuerte como impulsiva... Abrió los ojos de golpe, no esperaba encontrarse a Tanya también en sueños, su corazón dio un vuelco al encontrarse a Nolan leyendo un libro y sentado en uno de los sillones ubicado en medio de los dos libreros grandes.

—¿Qué rayos?

—También me alegra verte amigo.

Nolan cerró el libro y le observó. A Patrick le costó disipar los restos del rostro que le incomodó tanto, y también le asustaba...

—¿Desde hace cuanto estás aquí? —Inquirió.

¿Por qué no lo había oído entrar?

El tigre se puso de pie y fue a guardar el libro en su lugar, con movimientos precisos y calculados, alineó cada uno. Patrick solía dejarlos desordenados. Nolan, tras terminar tan desesperante tarea, giró sobre sus talones y fue directo a ocupar una de las dos sillas giratorias frente al escritorio.

—Llegué hace media hora, pero llevas durmiendo tres. Gala dijo que nadie te molestara o se las verían con Tanya.

—¿Qué?

—Dijo que debías descansar un poco así que ella misma colgó un cartel de No Molestar en la puerta, e hizo correr la voz. —Nolan sonrió mientras se echaba hacia atrás cruzando los dedos y dejándolos descansar sobre su regazo—. Me agrada su actitud, dulce pero controladora, si fuera cambiante bien podría ser una Cazadora.

“Pero es humana” se recordó, el león arañó un poco, tentado de pronto por el mensaje protector en un simple cartel pegado en la puerta. Hacia mucho tiempo que nadie cuidaba de él...

—¿Patrick? —Nolan hizo sonar los dedos frente a él—. Estás distraído hoy, ¿te sientes bien?

Más allá del hecho de que su mente se estaba resquebrajando...

—Sí, sí..., estoy bien.

Nolan ladeó un poco la cabeza.

—¿Seguro?

—Que sí —replicó.

Pero la fuerza de su tono casi nunca daba resultado en Nolan, un tigre no se dominaba con tanta facilidad. Si aún permanecía en la coalición, y siguiendo sus ordenes, era porque Patrick y Nolan habían hecho muy buena conexión.

—¿Qué necesitas? Porque no veo que hayas estado aquí media hora solo para verme dormir.

Nolan esbozó una sonrisa que intuía algo, Patrick no sabía con certeza qué.

—Lamentablemente esa no es una vista muy agradable para mis ojos, aunque se ve que soñabas algo realmente entretenido.

Patrick por poco lo perfora con la mirada ante esa insinuación.

—¡Oye! No me mires así, tener esa clase de sueños es perfectamente normal a cualquier edad.

—Nolan, sabes que yo...

—Sí..., guardas luto y fidelidad, ¿pero ya cuanto ha pasado, seis años?

—Siete.

La edad de Naiara.

—Ian dijo que fueron cinco.

—Ian siempre tuvo mala memoria y recuerdos muy difusos.

Mientras que Patrick había  sentido la muerte de Amaia en carne propia, y todavía lo sentía, el vinculo roto, astillado, arder en lapsos agónicos. Como el que tuvo tres horas atrás en presencia de Tanya.

—Ha pasado tiempo Patrick.

—Ya sé el rumbo que tomará esta conversación, así que te pido que lo dejes. Si necesitas algo más serio que un chisme, dilo, sino puedes retirarte.

—Y ahí va tu humor de siempre...

Nolan rió, por el leve movimiento las cuentas de metal unidas a algunos de sus mechones oscuros, sonaron con un suave tintineo. Patrick no entendía por qué las conservaba, para él eran un estorbo cuando patrullaban por el territorio, no se podía ser sigiloso así. Era como ponerle un cascabel al collar de un gatito doméstico.

—Investigué sobre ese clan..., es real.

La hora de bromas había terminado. Incorporándose en su silla, se inclinó un poco hacia adelante, Nolan tenía toda su atención. Lo cierto era que el relato de Lyra le había sembrado dudas, así que puso a trabajar al tigre para intentar atar los cabos que quedaban sueltos. Sin embargo, saber que había un clan de lobos, posiblemente cerca, le dejaba un mal sabor de boca.

—¿Qué has encontrado?

—Su territorio se encuentra a cincuenta kilómetros al oeste del clan Fire Hearts, y tiene mayor antigüedad.

—¿Son aliados?

Nolan dudó.

—Con el nuevo alfa, no estoy muy seguro de su posición al respecto.

—¿Números?

—Ciento diez.

La alarma corrió por su cuerpo con fuerza, pero Patrick la aplacó. Ese clan estaba lejos, y si se atrevía a pensar en intereses, el territorio Fire Heart era más atractivo que el de Gold Pride. Solo había una cosa de la que debía preocuparse.

—Ella no vino del norte, sino del sur.

Buscó la mirada de Nolan y lo encontró igual de pensativo.

—¿Crees que ella no sea una desertora de ese clan?

Recordó la mancha de tinta desvanecido en el hombro de la mujer, efectivamente era un tatuaje de jerarquía que había intentado borrar. La pregunta era qué imagen pudo haber tenido..., lo más importante era averiguar todo lo posible sobre ella para así sentirse seguro de que no caerá una guerra política sobre la coalición. Bastante tiene con el alcalde del pueblo poniéndole trabas al reclamo de integrarlo como territorio Gold Pride.

—Todo es muy confuso ahora, veré que averigüen sobre ella.

Nolan abrió los ojos.

—Oye, esa no es buena idea.

—Es lo que tenemos. —Patrick pasó una mano por su melena—. ¿Quien es el Alfa de ese clan?

—Asa Scott Lynn.

Nolan sacó su teléfono y le mostró una fotografía.

—Tienes que estar bromeando... ¿Un modelo?

El tigre estrechó su mirada.

—Ey, no juzgues. Un cambiante puede ser cualquier cosa en estos días.




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