Cuando llegaron al espacio abierto frente a la casa matriz, Tanya sintió miedo. Gala estaba discutiendo con un oficial de policía, otros dos intentaban explicar algo que ella se negaba a querer entender. Ian estaba junto a la puerta, Nolan del otro lado, Trent fue el último en aparecer antes de que los tres fueran avistados.
Ian le hizo una señal a Patrick desde la distancia, el miedo en sus ojos era profundo. El león le apretó la mano con fuerza, como si temiera que lo dejara. Ella tampoco quería separarse, las palabras de Marshall..., no, eso no podía ser posible.
—Señor Mcgraw —saludó uno de los oficiales, en una mano llevaba un par de esposas de metal—. Lamento esto pero...
—¿Qué es lo que sucede aquí? —Exigió saber, su voz un sonido furioso quebrando el aire.
—Por favor, acompañenos.
—¿Bajo qué cargos?
Gala se interpuso entre el oficial y el hombre que aun sostenía su mano.
—No puede llevarlo —ella exigió.
—¿Qué hacen aquí? —Tanya preguntó, su voz estaba al borde de quebrarse.
—Patrick Mcgraw ha sido catalogado como el principal sospechoso del asesinato de Arwen Blake.
La soltó. Ella sintió su escudo derrumbarse alrededor, cayendo de a pedazos, Patrick se veía abrumado, sus ojos abiertos fijos en el oficial moreno y mayor.
—¡Patrick es inocente! —Gritó Nolan, quiso arremeter contra los oficiales pero Ian lo detuvo.
—Las manos, por favor.
—No...
Un temblor recorrió el cuerpo de Tanya al verlo poner las manos para ser esposado, esto no podía ser real, debía ser una pesadilla, un mal sueño.
—¡Papá!
Más leones salieron de la casa, leonas aparecieron desde el bosque, el lugar fue inundado por el desconcierto y la incredulidad, un miedo potente de ver a un líder encadenado.
—No se lo lleven —Gala intentó alejar al oficial que tomó a Patrick del brazo—. ¡No!
—¡Es inocente! —Nolan gruñó.
—Gala, retrocede —ordenó.
—¡No!
—¡Obedece!
Su grito tenía matices de ambos lados. Gala dio un paso atrás.
—Patrick...
Él pudo oír su aflicción, su miedo, el hombre giró para mirarle por encima de su hombro, Patrick sentía miedo también, pero en el vivo color de sus ojos había incertidumbre. Empujando al oficial con el hombro, fue capaz de derribarlo al suelo, antes de que otro fuera para capturarlo, el león ya estaba frente a ella, sosteniendo su rostro con ambas manos, el metal se sintió frío contra su piel.
Pero el beso fue profundo, áspero, Tanya curvó los dedos en sus hombros, sin importar que estuviera toda la coalición presente, sus labios eran como fuego, Patrick era capaz de hacerle temblar los huesos como ningún otro.
—Esto no se quedará así —murmuró—. Regresaré, lo prometo.
Dos oficiales lo tomaron por los brazos, alejando a su león.
—Coopere por favor, ya demasiados crímenes tiene en su historial como para agregar resistencia a la autoridad.
—¿Qué ha dicho? —Inquirió Gala, más de uno se sorprendió al oír eso.
—¿No lo sabían? —dijo un tercer oficial, parecía ser el que lideraba la operación—. Patrick Mcgraw tiene dos cargos de estafa cibernética en primer grado, uno por robo de información en segundo grado, y un cargo de pirateo de pirateo de redes informáticas.
Tanya no entendía nada, ¿era un delincuente? Luego recordó lo que Eleine le había contado una noche, cuando ella y Caleb estaban investigando sobre unos incidentes violentos con lobos, relacionados con una peligrosa enfermedad.
El pasado dejó de importarle cuando se lo llevaban...
—Patrick, no..., ¡Patrick!
Tanya quiso seguirlos.
—Toma las riendas —dijo, caminaba sin saber a donde iba, su mirada siempre atrás, hacia ellos—. Cuida a mis hijos —Su voz se quebró—. Toma las riendas...
Un tirón brusco obligó al hombre a mirar hacia adelante.
—¡No!
—Tanya... —Trent detuvo sus pasos, el jaguar le atrajo hacia su pecho, un sollozo salió fuerte, su garganta quemaba—. Tranquila, ya pasó. —Pasó su mejilla acariciando su cabello—. Esto..., diablos, todo estará bien, regresaremos a casa.
—¡¿Qué?! ¡De ninguna manera! —Exclamó.
La sola idea de abandonar Gold Pride hizo revivir esa pequeña bestia que tenía adentro, determinación. Las últimas palabras del león se metieron en su sistema como dagas ardiendo, iba a seguir sus ordenes, esto no podía quedar así. Respirando fuerte, limpió las lágrimas con un puño, intentó pensar más allá de las imágenes que caían en su mente, un león enjaulado.
Se dio cuenta entonces, que casi todos los miembros de la coalición se encontraban perplejos, asustados y furiosos por lo que había pasado.
—Nos mintió... —Susurró una leona.
—Era un delincuente —murmuró otra.
—¿Cómo fue capaz? —dudó un león.
—¡Silencio! —Gala exigió, su voz fue tan animal que le arrancó un susto—. ¿Cómo se atreven a juzgar al hombre que los ha mantenido con vida, al que los salvó? De no ser por Patrick todos ustedes seguirían siendo errantes débiles, presas fáciles para los Cazadores humanos.
Acercándose a Tanya, sus ojos negros igual que la noche cayendo sobre ellos, Gala puso una mano sobre su hombro.
—Lo he oído —su voz fue más suave, pero con el trasfondo de un animal peligroso—. La coalición quedó en tus manos.
Asustada como nunca antes por oír eso, Tanya se abrazó a si misma, las pocas fuerzas que había logrado conseguir se desvanecían en el aire nocturno. Los demás se fueron acercando para rodearla, ella esperó rechazo, sin embargo tocaron su cuerpo, formaron un círculo donde cada uno tocaba el hombro del otro, armando una red de apoyo alrededor, esto era lo que significaba todo, Gold Pride era una red sostenida por Patrick, y ahora podía disolverse con su ausencia.
Quedaría devastado si eso pasaba...
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Editado: 16.06.2020