Corazón de León [serie Gold Pride 1]

Capítulo 38

 

“Bien, Patrick está en casa. Ahora debemos ponerlo al corriente, ¿se lo dices tú o se lo digo yo?”

Tanya bloqueó la pantalla de su teléfono, lo guardó debajo de su almohada y luego se preparó para entrar a la enfermería, Talinda estaba siendo atendida por Gala cuando ingresó, la enfermera ajustaba el escáner y el aparato de ultrasonido para la ecografía.

Entre ambas se dividieron los controles diarios, tres veces, desde antes que Patrick desapareciera, debido a la naturaleza del alumbramiento y el riesgo. Hoy tocaba el chequeo de la tarde.

—¿Cómo te encuentras?

Talinda dejó de mirar el techo para girar un poco hacia ella, sus pestañas oscuras ocultaron parcialmente sus ojos marrones.

—Bien, un poco incómoda, pero eso ya es algo normal, ¿no?

Tanya le sonrió para calmarla, y luego recibió la botella de gel que Gala le acercó.

—Así es, pero ya está por terminar, pronto tendrás a tus cachorros en tus brazos.

Una sonrisa amplia removió parte del cansancio en el rostro de la mujer, cerca de ella, su pareja, Byron acarició el cabello negro mientras le tomaba de la mano.

—Bien, veamos como están ahora.

Colocando gel en su vientre, y otro poco en el transductor, Tanya encendió el aparato, luego le pidió a Gala que iniciara la búsqueda de los bebés con el transductor mientras ella manejaba el tablero de control. Pese a ser la décima vez que la enfermera usaba la maquina, todavía no se familiarizaba del todo con el procedimiento.

Cuando por fin lograron una imagen, Trent entró con cuidado y saludó a la pareja.

—Ahí están —Tanya apuntó a un sector de la pantalla, en donde se notaba las cabezas de los bebés—. Todavía no empiezan a girar.

Byron volvió a emocionarse como cada vez que le hicieron la ecografía, mientras Talinda solo sonreía a la imagen de sus pequeños.

—Su ritmo cardíaco está bien —agregó—. No hay cambios desde la última vez.

—Serán saludables —Trent comentó, rodeó la camilla para también poder ver la imagen en la pantalla—. ¿Aún quieres el parto natural? —Preguntó.

El tierno momento se volvió tenso para la pareja, y Tanya tenía ganas de sacar al jaguar a rastras de la enfermería.

—Sí, así lo quiero.

—Lamento tener que ser tan insistente...

—Trent...

—La cesárea es más segura, y he traído treinta y cinco bebés por ese método —Trent ignoró la mirada de Tanya—. Todos sanos y fuertes.

Byron agarró con más fuerza la mano de su pareja, un semblante triste en su mirada, era una súplica para que cambiase de opinión. El tigre veía el alto riesgo del parto natural y estaba luchando para aceptar la decisión de Talinda.

Al verlos, Tanya no pudo evitar imaginar a Patrick en la misma situación, muchos años atrás, esperando con ansiedad y emoción a sus hijos, con la misma preocupación por el estado de su mujer, se preguntó cual opción tomaron, ¿ambos hijos habrían nacido por parto natural o por cesárea? ¿Ella había fallecido por alguno de esos métodos? Lo que sabía era que el parto de Naiara tuvo complicaciones, pero nada más que eso.

Un sentimiento amargo invadió su pecho al imaginar lo devastado que pudo haber estado al perder a la madre de sus hijos.

—Es su decisión y la aceptaremos —dijo Tanya, despejando el pensamiento para regresar a lo importante—. Haremos todo lo posible para que salga bien y los tres estén con nosotros. —Le sonrió a Talinda, la mujer le devolvió el gesto—. ¿Cómo está tu leona?

—Incómoda y ansiosa, pero bajo control.

Casi nueve meses sin poder salir podría generar cierta inestabilidad peligrosa, y aunque el cuerpo secretaba de manera natural hormonas para reducir la necesidad de transformarse durante el embarazo, a medida que se llegaba a termino comenzaban a disminuir.

—Tienen que nacer en las próximas cuarenta y ocho horas —agregó—. Si no rompes fuente, tendremos que inducir y los medicamentos que ordenamos no llegarán sino hasta el jueves.

Por el momento, era más probable que Ruth empezara con labor de parto antes que ella, pero la otra mujer había aceptado la cesárea y Trent tenía el área cubierta cuando llegara el momento.

—Lo lograrán —Gala aseguró con su tono firme y práctico—. Estos chicos son fuertes.

—Claro que si —Byron habló, una voz rasposa—. Son mis hijos.

—Nuestros —corrigió Talinda.

El tigre sonrió y le besó los nudillos.

—Bien, por el momento deberás estar en reposo y relajada —sugirió Trent—. El apoyo de tu pareja es imprescindible.

Ojos dorados se enfocaron en el jaguar. 

—Por supuesto.

—La siguiente revisión será a las nueve —Continuó Tanya—. ¿De acuerdo?

Ambos asintieron. Luego de apagar la maquina y limpiar el gel del vientre de la embarazada, Tanya y Gala ayudaron a Talinda a ponerse de pie, ella compuso una mueca de dolor después, y solo volvió a calmarse cuando Byron puso su cuerpo para que ella lo usara como apoyo, afuera de la enfermería, el tigre la tomó en brazos con mucho cuidado y la llevó por las escaleras hasta la planta principal. 

—Tanya —le llamó Trent—. Tú y yo tenemos que hablar. 

—Iré a ver a Ágatha —informó Gala, ella cerró la puerta y desapareció también por las escaleras. 

Sabiendo exactamente el rumbo que quería su hermano, Tanya lo ignoró y regresó al interior de la enfermería, pero el jaguar fue tras ella. 

—Tanya... 

—Prefiero saltarme el procedimiento, y llegar a la parte donde nos damos el abrazo reconciliador de hermanos. 

Le dio la espalda y fue a la habitación. 

—Esto es serio. 

—Si hablas de las embarazadas, ellas podrán lograrlo, solo necesitamos esos malditos medicamentos por si se complican las cosas. Pero en términos de tiempo, estaremos bien. 

—Hablo de tú y Patrick. 

Tanya se congeló junto a su cama, aún dándole la espalda a Trent. Por supuesto, se trataba de “La Charla” aunque ella no estaba de humor para eso y tampoco la necesitaba, ya era una mujer adulta que podía tomar sus decisiones con total normalidad. 




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