Corazón De Lobo

Capítulo 16 — El Llamado

Pasaron algunos días desde su regreso.
Clara intentó retomar su vida como si nada hubiese pasado: asistir a la universidad, encontrarse con sus amigas, responder mensajes acumulados. Pero todo se sentía… hueco.

Las voces a su alrededor eran como ecos lejanos. Cuando caminaba por las calles, las luces y los sonidos de la ciudad le resultaban abrumadores, como si su cuerpo estuviera allí pero su espíritu siguiera entre los árboles y la bruma.

Por las noches, el sueño no llegaba fácilmente. Cerraba los ojos y veía destellos de lo que había vivido: la batalla envuelta en niebla, la mirada serena de Aukan antes de perder el conocimiento, y el resplandor azul que aún titilaba entre los troncos del bosque.

Una madrugada se despertó sobresaltada.
El colgante que Aukan le había dejado —una piedra gris con vetas iridiscentes— estaba tibio. Lo tomó entre los dedos y sintió un leve pulso, como si algo latiera dentro.

—No puede ser… —susurró.

Lo apoyó sobre la mesa y vio cómo una bruma fina, casi imperceptible, emanaba de él antes de desvanecerse. Afuera, el viento comenzó a soplar con fuerza, y el sonido del bosque —aunque estaba a kilómetros— pareció llegar hasta su ventana.

Durante el desayuno, su madre la observó con atención.
—Tenés una mirada rara últimamente. ¿Pasó algo allá en el campo?
Clara fingió una sonrisa.
—Nada, solo necesitaba un poco de aire.

Pero por dentro sabía que mentía. Algo había cambiado para siempre.

Esa misma tarde, mientras caminaba al borde del río que rodeaba la ciudad, sintió una corriente de aire distinta. Las hojas se movieron al ritmo de un susurro antiguo. Palabras que no entendía se filtraron entre el murmullo del agua.
Y en un instante fugaz, vio su reflejo mezclado con otra imagen: los ojos de Aukan, mirándola a través del agua.

—Clara… —la voz era suave, distante, pero real.

Ella retrocedió con el corazón latiendo con fuerza.
El colgante volvió a brillar.

El viento sopló más fuerte y el cielo se cubrió de nubes. Todo a su alrededor se tiñó de un tono verdoso, como si el bosque estuviera extendiendo sus raíces hasta alcanzarla.

—¿Qué me estás diciendo? —preguntó al aire, apretando el colgante entre las manos.

Una ráfaga le revolvió el cabello y una sola palabra se formó en su mente:

“Vuelve.”




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.