-Ya me entumí.
-Hace frío.
- ¿Ya llegamos?
-No.
- ¿Falta mucho?
-Solo unos cuantos kilómetros.
- ¿Estás seguro?
-Sí, mira lo dice el GPS.
-Pues esto no se parece en nada al folleto.
Jack miró el folleto donde parecía un lugar de ensueño. Bosques verdes separados por un camino que se dirigían a unas cuantas cabañas en medio del lugar. A sus alrededores se encontraban magníficas obras de arte hechas por la madre naturaleza. Cascadas, esculturas de piedra, cuevas con estalagmitas y estalactitas, y muchas cosas más, que se encontraban a algunos cuantos pocos kilómetros de las cabañas. Sin embargo, volviendo a la realidad, todo parecía más lúgubre. Había bosques, pero no todos eran árboles verdes con un gran follaje en sus copas. No. Algunos pocos habían perdido sus hojas y daban un aspecto un poco atemorizante al bosque. El camino era algo pesado por los obstáculos que uno se encontraba a lo largo del trayecto.
-Elian, ¿Seguro que no nos perdimos? – Jack siguió viendo a la ventana y después al folleto.
-Seguro, el GPS dice que es la ruta- separo una de sus manos del volante y señaló el aparato-¿Lo ves?-
Jack volvió a su lugar, se quitó la gorra y se sacudió un poco su pelo cobrizo. Estaba a punto de quedarse dormido cuando alcanzo a escuchar una voz proveniente de la parte de atrás.
-Jack, pásame una cobija que muero de frío- pidió Aneu frotándose las manos para hacer un poco de calor.
El aludido volteo para ver quién le había llamado. Aneu. Un nombre extraño para una chica. Su cabello era rizado, muy esponjado que parecía un afro, era lo que destacaba además de la personalidad. Su piel era bronceada. Sus ojos color café. Labios un poco grandes. Un cuerpo bien moldeado, ya que destacaban mucho sus curvas, que traería loco a cualquiera.
-Un por favor no estaría mal- sonriendo tomó la cobija y a unos cuantos centímetros de su mano, la alejó- pensándolo mejor, te la cambio por un beso- y posó sus labios en forma de beso, cerrando los ojos.
Aneu al instante, le arrebato la cobija al igual que empujo la cara de Jack para molestarlo.
-Oye, eso no es justo-
-El que se duerme, pierde-
-Me las vas a pagar-
-Eso has dicho tantas veces, que ya no te creo- rio mientras le sacaba la lengua.
-Pero esta vez, lo voy a cumplir y será cuando menos te...-
- ¡Shh! - calló Elian- Marisse está dormida- volteo rápidamente la mirada a su copiloto que descansaba tranquilamente.
Elian en aquellos segundos que la vio, parecía que un ángel había caído desde la nube más suave. Sus cabellos ondulados con un tono rojizo le llegaban hasta la cintura. Piel blanca, que solo la comparabas con la nieve. En su cara pequeñas pecas esparcidas en su cara, cejas definidas, labios pequeños de un tono rosa, pero lo que más llamaba la atención de ella eran sus ojos. Debajo de sus parpados había un par de iris color gris, que encantaban a más de uno. Su complexión era delgada, no tenía un gran cuerpo, pero encantaba a muchos.
-Marisse está dormida- imitó Jack con una voz burlona- Mathew y John están roncando atrás y no se han despertado- señaló a dos jóvenes que estaban a lado de Aneu y de otra muchacha.
-Ese par de osos no se despiertan ni con una banda de rock a todo volumen-
-En eso tienes razón Elian, ¿no lo crees Rose? – preguntó a la muchacha que estaba a lado.
Aneu vio a la muchacha que estaba cerca de la ventana. Rose, a pesar de tener la misma edad que los demás no aparentaba eso en su físico, si no que se veía mucho mas joven. Cabello negro azulado, un lindo tinte de cabello. Piel ligeramente bronceada. En su rostro se podían ver unos ojos peculiares, pues tenía un ojo café y el otro azul. Su cuerpo no era tan delgado como el de Marisse, pero tampoco tan voluptuoso como el de Aneu, podría decirse que está en medio de las dos. En esos momentos, venia leyendo un libro y escuchando música para evitar aburrirse durante el viaje.
-Tierra llamando a Rose- Aneu pasó su mano en frente de su cara para llamar si atención.
- ¿Eh? - se quitó los audífonos y cerro el libro- ¿Que pasa Ann? -era una forma cariñosa de llamar a su amiga.
-De verdad te pierdes cuando estas leyendo-sonrió mientras la miraba y rieron un poco.
Rose guardo su libro y se dispuso a ver el paisaje que pasaba rápido a través de la ventana que tenía cerca.