Al acabar de guardar y acomodar todo lo que trajeron consigo, fueron a la cabaña de las chicas, lo que habían acordado, donde encontraron a Rose leyendo y a Marisse en la cocina junto Aneu.
-¿Qué es lo que estás leyendo?-
John se había acercado sigilosamente, lo que causo que Rose se sorprendiera un poco por su aparición. Por unos pocos segundos, ella miro sus ojos azules, le encantaba verlos, combinaban con sus cabellos que eran negros como la noche. Al sentir su mirada se sonrojo un poco y desvió la mirada al libro.
-Es de Arthur Golden- tímidamente le entregó el libro a John, evitando topar con su mirada.
-¿Memorias de una Geisha? Es un buen libro- miró la portada del libro y la contra portada- este lo leí hace 3 años y me gustó, ¿En qué parte vas?-
-Apenas empecé, voy en la parte del kimono que Hatsumomo le había dado una de las sirvientas y Chiyo lo pinta-
-Entonces, no te diré el final- sonrió John alejándose de ella, tomando camino a la cocina.
Rose, en esos momentos se sintió feliz. Nunca pensó que John leyera o estuviera interesado en los libros y por haber estado cerca de su lado, después de esto siguió con su lectura interrumpida.
- ¿Qué es lo que huele tan delicioso? - comenzó a fisgonear Jack mientras miraba lo que habían hecho de comer.
-Una receta que mi abuela y algo que preparo Aneu- aclaró Marisse mientras sazonaba la comida.
-De seguro que eso esta envenenado- señaló lo que había hecho Aneu.
- ¿Qué dijiste? - volteó Aneu a ver al fisgón.
-Nada- salió de la cocina, antes de que lo golpearan.
Marisse solo se reía de la escena que había presenciado, mientras Aneu apagaba la estufa y empezaba a lavar los trastes.
-Oye, ¿Te puedo preguntar algo?- preguntó Marisse
-Claro, pregunta-
- ¿Te gusta Jack? -
- ¿Qué estás diciendo? ¿Yo? ¿Gustarme de esa cosa? - señaló hacia la puerta por donde había salido el aludido.
-Hay una frase que escuche por ahí, que decía "Si un hombre te molesta, es porque le gustas", así que puede que tú le gustes-
-No digas tonterías, a mí NUNCA me podría gustar un idiota como él-miro hacia otro lado para que evitara que viera el ligero sonrojo que se apoderó de ella- ¿En verdad le gustaré? – pensó mientras terminaba su labor.
Marisse solo rio por lo bajo al ver la reacción de su amiga y siguió cocinando.
Por otro lado, los demás se sentaron en el comedor a platicar de cosas banales como el futbol, la escuela, los maestros, cursos e inclusive hablaron de las chicas.
-Ya dinos Elian ¿Ya le dijiste a Marisse? -
- ¿Decirle qué? -
-No te hagas, sabes a lo que me refiero-
-Jack déjalo, no son tus asuntos-
-Anda, dinos- ignoro lo que le habían dicho y siguió insistiendo-
-Bueno yo… - ya algo incomodo con el tema-Yo… - Elian no era mucho de hablar, pero algunas cosas que eran muy importantes, si las comentaba en busca de algún consejo. Mientras que otras cosas, prefería no contarlas.
- ¿Tu ya le dijiste a Aneu que te gusta? – soltó repentinamente John al ver que Elian estaba en aprietos, este agradeció con la mirada
- ¿Qué? ¿Ella gustarme a mí? – se sintió acalorado de un momento a otro, no sabia como le habían cambiado la jugada.
-Anda, ya suelta la sopa. Se nota que te gusta a leguas-
-Eso no es cierto-
-Ya cuéntanos, todos queremos escuchar- presionó Mathew al ver su cara roja.
-Ya cállense, los puede escuchar- bajo la voz, muerto de vergüenza con la cara sonrojada.
- ¿Entonces si tu gusta? –
- ¿Por qué tienes la cara roja? –
-Basta, está bien les diré, pero deben de prometer que no dirán nada-
-Por fin-
-Ya era hora-
Elian durante esos momentos estaba en silencio y se divertía con la situación en la que Jack se encontraba, pero también le intrigaba saber si era cierto lo que le estaban preguntando.
-La verdad… es que… - si alguien viera le viera, pensaría que tendría fiebre.