Corazón Delirante

31 de enero, 2018

Siempre he tenido una debilidad por el sonido que hace la guitarra eléctrica. Me hace sentir empoderada y logra que se me pongan los pelos de punta. Además, las letras de las canciones de rock suelen ser fantásticas. Hay una enorme diferencia entre como escriben los músicos ahora y como solían hacerlo.

Las letras solían ser más directas, cosa que hacía mucho más fácil deducir de que se trataba una canción con solo escuchar su nombre, eran fuertes e inteligentes, en cambio ahora, la mayoría carecen de sentido. Le dan mil vueltas a un mismo tema, buscan metáforas para cada palabra que escriben, evitando que sea fácil comprender lo que el cantante esta sintiendo, y a fin de cuentas, eso es lo que más se aprecia en un artista: lo que siente y como lo hace saber.

En la música de esta década todo es neutro, y si no lo es, son gritos sin sentido. Odio el metal, no le encuentro la gracia. No es posible ver lo que se quiere transmitir por escuchar la voz de quién canta, porque gritan tanto que se pierde la melodía. Por supuesto, esto es una generalización. Hay artistas que han hecho valer a nuestra generación con su bella forma de escribir, cantar y expresar un sentimiento con tanta precisión, que nos hace sentir lo mismo que ellos. Eso es lo que antes se veía mucho, y hoy el que lo hace se considera un prodigio.

Me encuentro en una situación en la que apenas puedo sentir dolor. Es como si, aunque sea joven, se me hubieran acabado las lágrimas de una vida entera. Me dirán que estoy exagerando, como siempre lo hacen, pero al fin y al cabo, ¿hay una forma de verbalizar el enojo y la pena sin exagerar lo que esta pasando?

Apenas he salido este mes. No he ido a playa, a la que voy todos los días en esta época del año. Es por culpa de mi ira general. Estoy enojada conmigo misma todo el tiempo, sin saber muy bien por qué. Perdí la alegría que solía caracterizarme muy repentinamente, y ahora espero que se me pase un poco para salir nuevamente.

Hay dos nombres que solían ponerme triste, tan triste, que no podía quedarme en la habitación por más de dos minutos sin romper en llanto. Ahora solo me dan rabia y risa. Son cosas por las que todos tendremos que pasar. Ese extraño ciclo, que pasa por zonas de turbulencia para luego normalizarse atravesando lugares burlescos e ignorantes.

Es de cobardes ignorar, lo sé desde siempre, pero a veces es la única salida que existe ante la obsesión de salirse con la suya. Quería vengarme de ambos, pero como siempre, Alex y May me frenaron de inmediato.

Estábamos los tres tomando un café por mi cumpleaños hace un poco más de una semana. Los demás estaban de viaje y por eso no podían venir. Yo tomaba mi típico café de menta y chocolate, May tomaba un capuchino de vainilla y Alex café solo. Apenas salió el tema, me puse roja de la rabia. Me troné los nudillos y el cuello antes de decir:

—¡Qué par de hipócritas!

—Me perdí, ¿de quiénes hablamos? —dijo Alex.

—De Fox y Perla Farrel. Andan juntos todo el día.

—¿Me recuerdas que te hizo ese imbécil en primer lugar? —preguntó Alex, dejando en la mesa su taza vacía.

Me quedé helada. Nadie, absolutamente nadie, sabe que pasó entre nosotros y cual fue la razón de nuestra ruptura. Ni siquiera May.

—No importa, en serio... Volviendo al tema, llegué a pensar que Perla era mi amiga, pero le ha contado todo lo que sabe de mí a Everett, y no sé que buscan de mí, pero me están echando todo en cara.

Alex estaba por hablar, pero May lo interrumpió.

—No, no digas nada. Esta vez no está dramatizando nada. Es tal como ella lo dice. Lo he presenciado más de una vez, y es ridículo.

—Bueno, y ya qué. Lis, no te rebajes a su nivel. Sigue con tu vida, no te preocupes de ellos. Ya verás como les molesta que no te importe todo lo que han hecho para hacerte pasar un mal rato.

Tenía razón. Siempre supe que tenía razón, pero aún así, no fui capaz de seguir su consejo. 

Son las 11:05 P.M. Siento el brillo de la lamparilla frente a mí encandilar y eliminar el sueño que suele atacarme a estas horas de la noche.

A veces pienso que el sueño es solo una excusa para no tener que afrontar la realidad por un par de horas. Es un hermoso milagro que nos ha salvado la vida a tantos, pero al mismo tiempo nos ha debilitado, porque nos da una vía de escapatoria fácil y accesible. Hace que el día a día sea un poco más fácil de lo que debería ser. 

Tengo que admitir que hay noches en las que siento que todo se deteriora a mi alrededor y no me queda más remedio que quedarme dormida. Al día siguiente despierto mejor y hago como si nada hubiera pasado, pero no lo olvido. Sé perdonar, sea a mi misma o a los demás, pero no fui, no soy y nunca seré capaz de olvidar nada.

Mis papás han salido y no llegarán en un buen rato. Daniel está dormido y no se escucha nada más que la voz Axl Rose en el parlante de mi computador. Sentía como la melodía de una canción de Guns N' Roses perforaba mis pulmones. A veces esta es la mejor forma de volver a respirar. Siempre he pensado que la música es una de las maneras más efectivas de curar un corazón roto. Es la única medicina a la que me he entregado completamente.



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En el texto hay: mentiras, amor, amistad

Editado: 31.12.2019

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